Reconocimiento
Pere Gimferrer es investido doctor honoris causa por la Universitat de Barcelona
El escritor, editor y académica recibió este reconocimiento en un acto solemne
La Universitat de Barcelona fue en los años cincuenta y sesenta el punto de encuentro de una serie de jóvenes destinados a dejar huella en el mundo de las letras, como los hermanos Goytisolo, Manuel Vázquez Montalbán, Jaime Gil de Biedma o Pere Gimferrer. Este último se acabó convirtiendo en uno de los grandes nombres de nuestra literatura, tanto en castellano como en catalán, un poeta y ensayista al que debemos mucho como lectores, incluso educando nuestra vista en todo lo relacionado con lo mejor del cine.
El Paraninfo de la Universitat de Barcelona acogió esta mañana el solemne acto en el que Gimferrer fue nombrado doctor honoris causa, una manera de subrayar, con todos sus merecidos honores, la importancia cultural del homenajeado, “en reconocimiento a su valor literario y su contribución en los estudios literarios y de cine”, algo que se aprobó por unanimidad en tan docta casa, una petición de la Facultat de Filologia.
Joaquim Marrugat fue el encargado de hacer de padrino del nuevo doctor honoris causa, hablando del “altísimo valor” de Gimferrer. Marrugat recordó “la magna influencia intelectual” del autor de “Arde el mar” o “Fortuny”, además de definirlo como “una rara avis”, así como alguien de “influencia inmensa en los valores literarios españoles y catalanes posmodernos”. “Es una especie de tótem que leemos, imitamos... Alguien de quien aprender”. En su intervención también apuntó la labor de Gimferrer recuperando autores y tendencias, en una línea que va desde Rubén Darío hasta llegar a J. V. Foix o Joan Brossa pasando también Miró y Tàpies, así como el Hollywood clásico. Una gran influencia que, por ejemplo, se demostró en su aproximación a Octavio Paz y "sus lecturas para su comprensión", hecho que pudo influir, en palabras de Marrugat, para que el escritor mexicano recibiera después el Cervantes y el Nobel. "A partir de su poesía puede recorrerse la historia país, franquismo, la guerra de Bosnia, los GAL o el hundimiento del Prestige", concluyó.
Gimferrer, después de ser investido con el birrete correspondiente, realizó un vibrante discurso en el que no faltaron las referencias a autores como Gabriel Ferrater, Rafael Alberti, Charles Baudelaire o Jorge Guillén. Igualmente recordó que "en este recinto donde estamos ahora, edificio neogótico, y por tanto, a mis ojos londinenses, y victoriano como el parlamento de Wren, detrás de esta fachada, en este claustro del patio de Letras, yo estudié en los años sesenta, escuchando a Riquer, Blecua o Vilanova, con compañeros y compañeras hoy aún activos o ya fallecidos, repartiéndome entre este edificio severo e imponente y el de la entonces emergente modernidad de la facultad de derecho de Pedralbes, y por tanto, las voces de Font i Rius, de Latorre o de Sureda, y al lado también de condiscípulos que hicieron vida conmigo, ahora fallecidos o plenamente en vida". Por todo ello proclamó que "aquí aprendí a hacerme lo que era y lo que soy". En este sentido, valiéndose de poetas admirados, continuó para decir que "y, como en los versos de Riba, “No ho diria en va, perquè / hi ha el cor que és orgullós”, y como en el soneto de Brossa este es “l’obscur ocell del meu costum”, bajo un cielo de acero, o de un azul quebrado o quebradizo (bajo un trencadís) o bajo las lanzas de la lluvia metálica (“ferruginosa inacabable i glaçada”, diría Proust): y podría, y puedo, decir “sóc jo”."
Pere Gimferrer estuvo respaldado por su familia, en un acto en el que también estuvieron presentes el escritor Eduardo Mendoza, los editores Elena Ramírez, Emili Rosales, Jordi Cornudella, Laura Gamundi, el artista Perejaume, el poeta Vicenç Altaió o Ana Gavín, directora de relaciones editoriales del Grupo Planeta. Fue un homenaje académico para un autor indispensable, para un intelectual de referencia al que debemos mucho. ¡Viva Pere Gimferrer!