Opinión

Quo Vadis Procés

Hay tintes cada día más cómicos en el asunto del "procés"

Pere Aragonès, en el Parlament
Pere Aragonès, en el ParlamentAgencia EFE

Un gran amigo me recordó recientemente una frase, «hay cosas que empiezan en tragedia y acaban en comedia».

No me atrevería a aplicar esto de forma taxativa al proces, porque ni hubo tragedia ni todo es comedia, pero aunque tuvo sus tintes agrios, los cómicos aumentan día a día.

Graciosísimos han resultado esos señores de los que me declaré y declaro fan incondicional que averiguaron que el Quijote se escribió en catalán por Miquel de Servet y que Santa Teresa donde predicó su obra fue en el Monasterio de Pedralbes. Esos estudios no los supera ni Gila en sus mejores años.

Maravillosos son los videos demostrativos que Roma no fue nada hasta que topó con Cataluña y que en el futuro toda Europa nos nombrará a los catalanes como referentes existenciales.

Pintoresco fue el baño de realidad que le soltó un mosso a un tipo tan surrealista que se le ocurre ir con un traje de Agente Forestal a apoyar a los que tiraban piedras a los mossos, y va y dice defender a la república, para encontrarse la mítica respuesta «que república ni que cojones, la república no existe idiota».

Lo sucedido últimamente no tiene desperdicio, va un supuesto poli, se infiltra en movimientos indepes y alternativos, se arrumaca con por lo menos ocho señoras, que en ningún momento manifiestan su oposición, pienso yo que todo lo contrario, y le denuncian por torturas, toma ya!.

Y que me dicen ustedes de ese pobre hombre, al que le transmito mi más absoluta solidaridad por lo sufrido y por sus lesiones, que se va a aplaudir a los presos políticos, le entra un apretón, aquello no está iluminado, no hay lavabos cerca, así que acaba en un hospital al caerse por un terraplén y termina demandado en la ANC, Ómnium, etc.

Claro que nada supera a un Presidente de la Generalitat que tras proclamar la independencia, se va en el maletero de un coche, mientras al día siguiente abren todos los comercios, y el hombre lleva ya años comiendo mejillones con patatas (plato típico belga, nada apetecible).

En fin, momentos gloriosos de los que aquí vivimos y que honradamente me suponen un gran problema en mi condición de Ministro de Tabarnia, para superarlos.