Medicina personalizada
Los resultados de un estudio abren una nueva vía de investigación para el desarrollo de tratamientos personalizados en esquizofrenia
El poder disponer de compuestos específicos permite incidir selectivamente en los síntomas que sufre cada paciente, evitando así los efectos secundarios y reduciendo el riesgo de abandono del tratamiento
La esquizofrenia, que afecta a una de cada cien personas, es una enfermedad compleja, tanto porque se desconoce su origen, que puede estar relacionado con factores genéticos y ambientales, como por el hecho de que la sintomatología no es homogénea en todos los pacientes.
"Cada paciente tiene unos síntomas diferentes, que pueden ir desde los delirios y alucinaciones, pasando por los déficits cognitivos con alteraciones del lenguaje y la memoria, hasta los síntomas negativos, como depresión y falta de sociabilidad", explica Patricia Robledo, del Grupo de Investigación en Farmacología Integrada y Neurociencia de Sistemas del Instituto Hospital del Mar de Investigaciones Médicas.
Por consiguiente, "cada paciente tiene unas necesidades diferentes en lo que se refiere al tratamiento" de este desorden mental, sin embargo "las terapias no están dirigidas al manejo de los síntomas concretos".
Al respecto, Robledo comenta "que la terapéutica actúa sobre el receptor de serotonina, bloqueándolo" y ese bloqueo inespecífico del mismo no permite incidir selectivamente en los síntomas que sufren los pacientes, lo que les genera efectos secundarios, sobre todo de carácter metabólico y motor, como aumento de peso y mareos, y eso provoca que muchos abandonen el tratamiento.
La clave, las proteínas G
En consecuencia, como constata la doctora, "no es bueno bloquear el receptor de serotonina inespecíficamente" y al respecto indica que "el mismo no actúa solo, sino que hay otras proteínas esperando a ver que hace éste". "Se trata de las proteínas G, las cuales son muy diversas y tienen un papel vital en lo relativo a la respuesta celular a la esquizofrenia. Dependiendo de si se activa una u otra, se produce un efecto u otro, es decir que modulan las células en la esquizofrenia", comenta Robledo.
Sin embargo, hasta el momento nadie había mirado si éstas tenían un papel específico en los síntomas de la enfermedad hasta que en el marco de un estudio internacional del Instituto de Investigación del Hospital del Mar, en colaboración con investigadores del Grupo de Neuropsicofarmacología de la Universidad del País Vasco y del CIBER de Salud Mental, se estableció como premisa el tratar de hallar nuevos tratamientos personalizados para los pacientes con esquizofrenia a través de la búsqueda de vías más específicas y ello podría estar relacionado con la activación de una u otra proteína G.
Así, en un primer momento, los investigadores seleccionaron un grupo de compuestos disponibles, aunque no para el uso humano, para analizar a escala molecular y a partir de simulaciones atómicas su interacción con el receptor de serotonina y se eligieron cuatro de ellos para comprobar en células que, al unirse al receptor, cada compuesto activaba una proteína G.
Tras estos resultados, los investigadores tomaron muestras de tejido cerebral humano para poner de manifiesto que los compuestos tenían actividad muy diferente en relación con las proteínas. "Algunos las activaban, pero otros las desactivaban", comenta la doctora Robredo, autora principal del trabajo, publicado en la revista Nature Communications.
Llegados a este punto, el siguiente paso era probar los compuestos en los seres vivos y para ello se tomó un modelo de ratón diseñado para simular los síntomas de la esquizofrenia. En este modelo se vio que los compuestos tenían efectos conductuales específicos en función de la proteína G que activaban.
"Mediante un experimento genético para bloquear los genes que producen cada una de estas proteínas, vimos que al tratar con el compuesto, una de las proteínas G estaba implicada en los síntomas relacionados con la psicosis y otro tipo de proteína G, con los déficits cognitivos", explica la doctora para concluir que "hay una disociación entre la proteína implicada en la psicosis y aquella asociada al déficit cognitivo".
Hacia la medicina personalizada
En definitiva, los resultados de esta investigación “nos dan un plan para el diseño clínico de otros fármacos dirigidos a bloquear una determinada proteína G en función de los síntomas del paciente y ya no a todo el receptor de serotonina. De esta manera, el tratamiento sería más selectivo y preciso, produciendo menos efectos secundarios y favoreciendo así la adherencia de los pacientes al mismo”.
Y pese a que aún "queda mucho por recorrer para llegar a disponer de compuestos de esas características", tal y como indica Robledo, “con este trabajo se ha abierto una nueva vía de investigación y éste es el futuro". "Los pacientes claman por un tratamiento más específico y personalizado".
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