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Tratar la alergia al polvo… con “polvos” y otros estudios científicos que han sido premiados en la gala de los IgNobel de 2020

Levitar una rana en un campo magnético o demostrar que los avestruces se excitan sexualmente ante la presencia de humanos, estas son algunas de las investigaciones premiadas durante la historia de los Ig Nobel.

Ceremonia de entrega de los IG Nobel 2021ANNALS OF IMPROBABLE RESEARCH10/09/2021
Ceremonia de entrega de los IG Nobel 2021ANNALS OF IMPROBABLE RESEARCH10/09/2021ANNALS OF IMPROBABLE RESEARCHANNALS OF IMPROBABLE RESEARCH

Quien siga imaginando a los científicos como personas extremadamente serias y con un sentido del ridículo a flor de piel es que todavía no conoce los premios IgNobel. Esta parodia de los Nobel”. busca hacer reír tanto como hacer pensar y entre sus premiados hay, tanto investigaciones sencillamente lamentables, como otras que destacan por ser tan atípicas como rigurosas. El propio nombre ya es una declaración de intenciones, jugando con la palabra inglesa para “innoble. De hecho, los españoles parecemos bastante buenos entrando al juego de los IgNobel, pues, mientras que en los 120 años de nóbeles solo han sido agraciados 7 españoles, en tan solo 30 años los IgNobel han premiado ya a 9. Es más, este mismo año, un castellonés se ha colado entre los agraciados por estudiar, junto con su equipo, el ecosistema microbiano de chicles recogidos de varias ciudades del mundo.

Puede que el premio en sí no sea demasiado importante, pero la ceremonia es, sin lugar a duda, mucho más divertida que cualquier otra en el mundo de la ciencia. La entrega de premios se intercala con números musicales y fragmentos cómicos, cuentan con una niña que llora si los ponentes se pasan del tiempo acordado, el diploma se envía por correo electrónico a los ganadores como un documento de seis páginas que han de imprimir y pegar formando un cubo y, pecuniariamente, cada ganador recibe un billete de 10 trillones de los extintos dólares zimbabuense (que no llegan a valer ni siete euros en el mercado). Aclarado esto, es hora de repasar cada uno de los premiados.

Hablando con gatos

En cuanto al premio de Biología… todos hemos soñado hablar con nuestras mascotas y, desde luego, de algún modo intentan comunicarse con nosotros, aunque sea para conceptos básicos. Podríamos imaginar una máquina traductora, pero ¿es realista? En lugar de intentarlo, un grupo de investigadores suecos han decidido enfrentarse a una duda más fundamental: ¿hay cierta homogeneidad entre la forma de comunicarse de diferentes gatos? Tras analizar sus sonidos y compararlos entre sí la conclusión es descorazonadora, sus ronroneos y bufidos no son tan comparables como nos gustaría y la posibilidad de construir un traductor de gato universal parece escaparse entre los dedos.

Detective de chicles

El español Manuel Porcar lleva años investigando junto con su equipo la biodiversidad de vida microbiana que existe en determinados entornos. En este caso, el premio de Ecología lo ha recibido por uno de esos análisis, ni más ni menos que en chicles. En su estudio han comparado las bacterias que existían en chicles de distintas partes del mundo inmediatamente tras ser mascados y cómo, con el paso del tiempo y la colonización de bacterias habitantes de las calles, sus poblaciones microbianas iban cambiando. Este devenir bacteriano podría dar pistas acerca del origen de un chicle, de su mascador, de cuánto tiempo lleva en el suelo y de otra serie de aspectos interesantes para la ciencia forense. Por si fuera poco, el castellonense plantea que, este conocimiento, podría emplearse para diseñar sistemas de biorremediación que degraden los chiches pegados a la vereda.

Películas que huelen a miedo

El premio de Química fue otorgado a un estudio que busca obtener una manera objetiva de clasificar la edad mínima recomendada para una película. Para ello, los investigadores buscaron un marcador biológico que indicara cuánto estaba respondiendo realmente el cuerpo antes las escenas “fuertes” de una película. De todas las correlaciones que intentaron trazar analizando las sustancias orgánicas volatilizadas en el ambiente, la más precisa pareció ser el isopreno, cuya concentración se correlacionaba de forma sorprendentemente precisa con la clasificación de edad de las películas, especialmente para 0, 6 y 12 años.

Corruptos y gordos

El premio IgNobel de Economía ha sido uno de los más polémicos por, tal vez, tocar la fibra de muchos. Un grupo de investigadores han encontrado que los marcadores de corrupción de un gobierno se correlacionan fuertemente con el índice de masa corporal de sus políticos. Concretamente, los colectivos estudiados pertenecen a la política de los países postsoviéticos. El estudio, sin embargo, no ha demostrado ser extrapolable a otros países, por lo que deberemos contener nuestro impulso de emplearlo como argumento en la sobremesa.

Desatascar la nariz a golpe de orgasmo

Un estudio publicado en Ear, Nose & Throat Journal comparó las propiedades descongestivas del orgasmo con las del fármaco de elección para estos casos. El resultado, ganador del IgNobel de Medicina, fue espectacular, pues los efectos vasomotores del orgasmo consiguieron revertir la congestión tanto como los descongestivos durante la primera hora, perdiendo luego el efecto con más premura que los fármacos. Para ello, los investigadores introdujeron tubos por las narices de los 18 participantes para ver el flujo de aire que podían expeler, poniéndolos a prueba antes del coito, durante, una y hasta tres horas después del acto. Paradójicamente, parece una buena solución para los alérgicos al polvo.

Una barba para la paz

Del mismo modo que los leones aprovechan su melena para protegerse de las dentelladas al cuello de sus rivales, un estudio americano sugiere que la barba podría tener una función similar en nuestra especie. En concreto, protegería de los puñetazos a nuestra mandíbula, un hueso relativamente frágil. De hecho, pusieron esta especulación a prueba con un modelo físico que simulaba las consecuencias de un impacto sobre una falsa mandíbula con y sin barba. El resultado apuntaba que la barba reducía la fuerza de la colisión en un 37%. Aunque claro, para ello hace falta una barba realmente poderosa y tupida.

La marabunta matemática

La Física también ha tenido su protagonismo y el premio ha sido entregado a la aparente contradicción de dos estudios, habiéndole otorgado al otro el premio de Cinética. Uno planeaba estudiar por qué no nos chocamos cuando caminamos por calles abarrotadas de personas. El otro pretendía desentrañar por qué a veces sí nos chocamos. Mediante la recogida de una cantidad abismal de datos, las simulaciones han ayudado a entender cuán importante es que nos anticipemos a nuestros movimientos y los de nuestros iguales a la hora de evitar los choques. Esta investigación tiene una finalidad más aplicada de lo que parece, ya que puede ayudarnos a entender cómo programar drones y otros dispositivos robóticos para que trabajen de forma colaborativa sin chocarse entre sí, lo que se conoce como dinámica de enjambres.

Control de plagas en el octubre rojo

En cuanto al premio de Entomología, posiblemente nos encontremos ante uno de los más extraños, no tanto por su originalidad, sino por su aparente falta de interés. Hablamos de la comparación entre distintas técnicas de desinsectación de submarinos, concretamente con la intención de erradicar químicamente cucarachas de la especie Blattella germánica. Para ello han comparado incluso las estrategias para enfrentarse a los huevos de cucaracha, inmunes a algunos insecticidas y a sus distintos estadios de ninfas, antes de alcanzar la madurez.

Nunca vi ni espero ver

Decían en Dumbo que “nunca vi ni espero ver a un elefante volar”, pero si cambiamos el paquidermo por un rinoceronte, tal vez no sea tan raro. Para su transporte suele hacer falta elevarlos sedados en pleno aire, atados con cadenas a un helicóptero. El estudio pretendía aclarar qué forma de suspenderlos en el aire era menos lesiva para el animal y, a pesar de que no parecía haber gran diferencia, la opción de colgarlos boca abajo atados de sus cuatro extremidades parecía algo menos dañina que hacer lo propio con ellos tumbados de costado sobre una plataforma. De hecho, parece que este riesgo depende más de los fármacos anestésicos empleados que de la postura en la cual son transportados.

De este modo, unos cuantos investigadores han pasado a formar parte del panteón de los Ig Nobel. Han sido inmortalizados y puestos en el punto de mira por sus ingeniosas y divertidas formas de buscar respuestas a preguntas poco convencionales. ¿No es ese el espíritu de la ciencia? Algunos no lo ven así. Otra interpretación posible es que los premios Ig Nobel contribuyen a perpetuar la imagen popular de la ciencia como algo alejado de las preocupaciones de la sociedad. Como si tan solo fueran preguntas caprichosas que se hace un puñado de genios con demasiado tiempo libre. Se trata de una crítica legítima, porque es difícil que de ellos trascienda algo más que su excentricidad.

Las investigaciones premiadas con un Ig Nobel pueden sonar ridículas, pero suelen tener su razón de ser. Las aplicaciones de los descubrimientos científicos no siempre son directas. A veces hacen falta décadas o siglos para que un conocimiento pueda ser usado en beneficio de la humanidad. En ciencia todo suma y la mejor forma de asegurar su progreso es apostar por una amplia gama de disciplinas y preguntas, por alocadas que parezcan (siempre y cuando sean plausibles, claro).

QUE NO TE LA CUELEN:

  • Las opiniones del mundo académico sobre los premios Ig Nobel son realmente variadas y no todas son positivas. No obstante, hay algo en lo que la mayoría está de acuerdo, y es que popularmente se les da demasiada importancia a estos premios. Es más, incluso los premios Nobel tienen sus detractores por personificar en un puñado de sujetos los logros científicos que debemos a toda una comunidad de investigadores y becarios que nunca serán reconocidos.

REFERENCIAS (MLA):