Sociedad

Psicología

¿Tienes ansiedad matemática?

En los últimos años, la psicología y la pedagogía han popularizado el concepto de “ansiedad matemática” para explicar los sentimientos negativos que se apoderan de muchos alumnos

Es imprescindible que los educadores, en todos los niveles de enseñanza, se preocupen por incentivar a los alumnos, no desperdiciar la energía y el talento que poseen, poner énfasis en el poder, la belleza, la realidad de los conceptos que desean transmitir y transformar así, a las Matemáticas en una amiga y aliada y no en una enemiga odiosa y aborrecible.
Es imprescindible que los educadores, en todos los niveles de enseñanza, se preocupen por incentivar a los alumnos, no desperdiciar la energía y el talento que poseen, poner énfasis en el poder, la belleza, la realidad de los conceptos que desean transmitir y transformar así, a las Matemáticas en una amiga y aliada y no en una enemiga odiosa y aborrecible.larazon

Todos tenemos nuestros fantasmas académicos, asignaturas que en su día nos hicieron sufrir y nos persiguen a través de los años, mucho tiempo después de abandonar la enseñanza reglada. Algunos desarrollaron una relación tóxica con los idiomas, otros se atragantaron con la educación física y, aunque nada de esto tiene por qué desencadenar un trauma de por vida, muchos sufrieron a manos de la matemática. Posiblemente, esta última sea la asignatura más incomprendida y la que más animadversión despierta. El conflicto llega hasta tal punto que condiciona la vida académica de algunos, haciendo que elijan “lo que sea mientras no incluya matemáticas”. Claro que, el bastión libre de matemáticas es cada día menos espacioso, porque las ecuaciones y fórmulas ya ha conquistado a las ciencias humanas. Incluso podemos encontrarlas en carreras puramente de letras, donde la estadística emerge para sembrar el terror entre sus alumnos.

Es evidente que algo hay que hacer para resolver este problema que afecta mundialmente a millones de estudiantes, en especial en un mundo cada vez más matematizado y donde la ubicua informática no perdona a quienes no dominan los números. Precisamente por eso, psicología, pedagogía y otras ramas implicadas en el problema se han volcado durante los últimos años para extraer una conclusión útil de todo esto. Así se ha popularizado el concepto de moda en este ámbito: ansiedad matemática. Esta suele definirse como la sensación de terror, vulnerabilidad y/o indefensión desencadenada por una cuestión matemática y que puede llegar a paralizarnos o confundirnos afectando así a nuestro rendimiento. Son muchos quienes, posiblemente, se sientan identificados con esta definición. Pero hemos de ser cautos, porque no todo lo que parece ansiedad matemática lo es realmente y tenemos que distinguir cuándo el problema viene de la ansiedad o cuándo se origina en una mala comprensión.

Discalculia o ansiedad

Todos estamos familiarizados con la dislexia, puede que incluso conozcamos a alguien que la sufra. Sin embargo, poco se habla sobre su hermana matemática, la discalculia. A pesar de lo que el nombre pueda parecer, no hace referencia simplemente a una dificultad para llevar a cabo cálculos, sino para el aprendizaje matemático en general. Actualmente, sabemos que la teoría de las inteligencias múltiples de Gardner no tiene evidencia y que, estadísticamente, la gente que muestra inteligencia relacionada con tareas matemáticas, suele mostrarla también en cuestiones musicales y viceversa, porque precisan de “herramientas cognitivas” (por decirlo así) muy parecidas. Posiblemente estemos ante un factor general de la inteligencia sobre el que, el entrenamiento y nuestras experiencias nos hagan desarrollar más o menos una expresión u otras habilidades, pero no porque seamos genios de algo y verdaderos incapaces de todo lo demás. Eso no es representativo de la amplia mayoría de la población.

En cualquier caso, la discalculia afectaría a las herramientas básicas relacionadas con el pensamiento lógico-matemático, implicadas mayormente en disciplinas como la matemática, claro, pero no siendo exclusivas de ella. Aclarado esto, ¿cómo podemos diferenciar discalculia de ansiedad matemática? La respuesta no es sencilla, en parte porque nos enfrentamos a uno de esos problemas de qué fue antes, si el huevo o la gallina. Hasta donde sabemos, la discalculia podría originar ansiedad matemática y la ansiedad matemática podría agravar la discalculia al impedir desarrollar las habilidades relacionadas con esta disciplina durante la infancia y juventud. Por suerte, podemos trazar algunas líneas para enfrentar el problema de uno u otro modo.

En un caso de ansiedad matemática, el estudiante suele preocuparse a pesar de haber estudiado y comprender el temario. Es más, estos alumnos suelen hacer mucho mejor los ejercicios y trabajos que los exámenes. Su conducta evitativa se suele circunscribir a los exámenes y no tanto a la asignatura en su conjunto. El origen de sus problemas, en resumen, es esa ansiedad que, sin embargo, ellos pueden experimentar como incapacidad, precisamente al estar originada en una pobre percepción de sus capacidades. En el caso de la discalculia podemos ver que los mismos problemas que presentan para realizar exámenes se muestran en la resolución de ejercicios, que evitan la asignatura en su conjunto y que, el verdadero origen, es que no comprenden el contenido (y esto es importante) a pesar de haber estudiado como el resto de sus compañeros.

¿A qué se debe?

Ahora bien, a pesar de que existe una evidencia suficiente como para afirmar que hay correlación entre la ansiedad despertada por las matemáticas y el rendimiento académico en esta materia, todavía no ha sido aceptado oficialmente como un trastorno. Esto se debe a que, a que, aunque existen incluso metaanálisis recientes que analizan un número realmente grande de sujetos para concluir que efectivamente existe una correlación (aunque baja), la ansiedad matemática aún no ha sido registrada en el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM). Tal vez sea cuestión de tiempo, o quizá nunca llegue a considerarse como un trastorno suficientemente distinto de otros. ¿No podría ser acaso psicológicamente idéntica que otros trastornos relacionados con la ansiedad ya registrados? ¿Cambia algo relevante que en este caso esté desencadenado exclusivamente por la matemática?

Esta pregunta sigue abierta, porque lo cierto es que los alumnos que presentan ansiedad matemática suelen tener personalidades ansiosas de por sí. Hablamos de alumnos inseguros, sensibles a la crítica y con un mal concepto de sus habilidades. Pero ¿es esto el origen del problema o la consecuencia de la ansiedad matemática? Esa es la clave que deberemos desvelar para entender la naturaleza del problema. Y, por suerte, parece que vamos por buen camino. Un estudio reciente parece apuntar a que, a diferencia de lo que se creía, no podemos considerar que haya mayor ansiedad matemática entre determinados colectivos identificados por cuestiones socioeconómicas, étnicas ni de género. Por otro lado, parece que (al menos en varones), la ansiedad matemática no condiciona sus elecciones académicas. Esta asimetría podría explicar que, habiendo tantos hombres como mujeres con ansiedad matemática, esta pudiera afectarles de forma diferente y explicar así parte de la falta de mujeres en carreras con alto componente matemático.

Hay mucho que aclarar, pero, en cualquier caso, es indiscutible que la atención centrada sobre la ansiedad matemática está bien dirigida. Existe un problema, un claro fallo del sistema que hace que uno de los logros más importantes y bellos de la humanidad cause terror. Hay una diferencia (tal vez justificada) entre las matemáticas reales y las repetitivas mecánicas con las que se vertebra su enseñanza. La matemática es juego, es creatividad e ingenio y precisamente por ello ha cautivado a algunas de las mentes más brillantes de la historia, que con un papel y un lápiz han podido estimular su cerebro casi hasta el éxtasis. Parece que no es esa la idea que llega a los estudiantes. Nos ha traído hasta aquí, que no es poco, clarificando cada rama del conocimiento científico, desde la física hasta la medicina o la sociología. Está entre las mayores creaciones de nuestra civilización y es una pena que no podamos compartir ese sentimiento de maravilla entre todos.

QUE NO TE LA CUELEN:

  • Las clasificaciones de los trastornos psicológicos son una forma de abordar estructuradamente una realidad que es bastante más difusa que cualquier lista. Son útiles y que todavía no haya sido aceptado el trastorno de ansiedad matemática es un indicador válido de la polémica que todavía existe entre los expertos. Sin embargo, no significa que no exista algo que podamos identificar como tal. Sin lugar a dudas, hay un gran número de personas que asocian sentimientos negativos con las matemáticas y hay que dar cuenta de ello, sea finalmente considerado un trastorno o no.

REFERENCIAS (MLA):