Arqueología

Unas ruinas de China nos cuentan cómo vivíamos hace 40 000 años

Los restos arqueológicos hallados en la región de la Cuenca del Nihewan, en el norte de China, permitirán entender cómo se trasmitieron culturas y tradiciones por el continente asiático.

Arqueólogos excavando la superficie bien conservada del yacimiento de Xiamabei, en el norte de China, mostrando herramientas de piedra, fósiles, ocre y pigmentos rojos.
Arqueólogos excavando la superficie bien conservada del yacimiento de Xiamabei, en el norte de China, mostrando herramientas de piedra, fósiles, ocre y pigmentos rojos.Fa-Gang Wang

¿Es la cultura inherente al ser humano? Sabemos que hay otras especies animales que sufren por la muerte de un ser querido, que procesan el duelo y que tienen comportamientos que podrían considerarse culturales. Pero cuándo aparecen esos cultos, cómo se transmiten y cómo van evolucionando a lo largo del tiempo son preguntas de las que todavía no tenemos respuesta. Explorar las raíces más antiguas de nuestra especie podría darnos una nueva visión de cómo los humanos acabamos creando las complejas relaciones personales y sociales que nos han llevado a ser como somos en la actualidad.

La vida de color de ocre

Para tratar de esclarecer estas cuestiones arqueólogos chinos, alemanes, franceses y españoles han realizado una serie de excavaciones en Xiamabei, en la Cuenca de Nihewan, en el norte de China, donde se han encontrado unos restos datados de hace aproximadamente 40 000 años. El hallazgo arqueológico está formado por las herramientas de piedra hueso habituales utilizadas para cortar carne y tallar madera, pero con una peculiaridad; que la utilidad de algunos utensilios parece ser únicamente la producción de pigmentos a partir de ocre. Los investigadores de la Universidad de Burdeos se valieron de técnicas de microscopía para comprender cómo pudieron tallarse y usarse en conjunto para tal fin.

Estos científicos aseguran que los pigmentos se crearían mediante molienda y abrasión de diferentes minerales que eran transportados desde lugares distantes. Además, han encontrado restos en las herramientas de al menos dos pigmentos diferentes creados a partir de minerales de ocre con diferente composición. El hallazgo aporta información sobre un probable uso cultural del material, bien sea ceremonial o de decoración, pero, lo más importante es que esta práctica representa el primer ejemplo de una producción de grandes cantidades de pigmento de este tipo en Asia.

En el yacimiento se echan en falta otros objetos como tallas u ornamentos de hueso que ayudarían a conocer mejor a quienes fabricaron tanto pigmento y comprender por qué lo crearon. Y es que en Xiamabei hay un misterio todavía más grande por resolver.

Las cosas quedan, las gentes se van

Lo más interesante del hallazgo es que no se han encontrado restos humanos, por lo que no se puede asegurar que los que produjeran aquellos objetos fuesen de Homo sapiens. Hace 40.000 años todavía se podían encontrar otras poblaciones de homínidos como los Denisovanos y los Neandertalescoexistiendo con los que serían los antepasados de nuestra especie. Sabemos por el registro fósil y de ADN que esta convivencia conllevó intercambio de material genético, así que es bastante probable que estas interrelaciones también fuesen de índole cultural. Aunque en este caso, a pesar de no existir restos óseos que nos aseguren que los creadores del yacimiento fuesen nuestros antepasados, otras excavaciones de estratos coetáneos como los de Tianyuandong y los yacimientos ligeramente más jóvenes de Salkhit y la Cueva Superior de Zhoukoudian, sugieren que los visitantes de Xiamabei sí que deberían ser Homo sapiens,aunque no se puede garantizar.

Artefactos que yacen en un parche de sedimento teñido de rojo
Artefactos que yacen en un parche de sedimento teñido de rojoIVPP

Dada la naturaleza única de Xiamabei, los autores del nuevo trabajo sostienen que el registro arqueológico no encaja con la idea de que la cultura evolucionase de una forma continua, o de que los humanos primero se adaptaron al entorno y después se expandieron fuera de África. Por el contrario, los autores sostienen que deberíamos esperar encontrar un mosaico de patrones de innovación. Este mosaico estaría compuesto por innovaciones anteriores que fueron diseminadas entre diferentes grupos, tradiciones locales propias de cada asentamiento y la invención local de nuevas prácticas, todo ello en una fase de transición. Como afirma el profesor Michael Petraglia del Instituto Max Planck de Jena: “Nuestros hallazgos demuestran que los escenarios evolutivos actuales son demasiado simples y que los humanos modernos, y nuestra cultura, surgieron a través de episodios repetidos pero diferentes de intercambios genéticos y sociales a lo largo de grandes áreas geográficas, y no como una única y rápida ola de dispersión a través de Asia.”

Donde fueres, haz lo que vieres

Parece que esta frase se puede aplicar tanto en la actualidad como hace 40 000 años, porque recordemos que los Homo sapiens salieron de África para encontrarse con un entorno mucho más frío y estepario en el que vivían otros homínidos que se habían adaptado durante generaciones. El más que probable intercambio de cultura entre estos grupos favoreció su supervivencia y permitió su diseminación por todo el globo. En este caso, las evidencias nos muestran que, hace miles de años, al menos un grupo de homínidos se dedicó a realizar actividades en torno a una cálida hoguera, moliendo grandes cantidades de polvo de ocre, empuñando herramientas de piedra con forma de cuchilla para realizar diversas tareas, como el procesamiento de pieles y plantas, y, muy probablemente, a compartir el alimento que les permitió sobrevivir, incluida la carne que cazaban.

QUE NO TE LA CUELEN

  • Los cetáceos como las ballenas y los delfines son animales que tienen comportamientos que pueden asemejarse a una cultura. Además, existen estudios que relacionen el tamaño y complejidad de su cerebro con la complejidad de la cultura que desarrollan.

REFERENCIAS (MLA)