Genética
Los gatos mutantes podrían ser la solución para los alérgicos
No existen razas de gatos totalmente hipoalergénicas, pero, en teoría, puede diseñarse algo parecido gracias a la edición genética.
Llevamos milenios seleccionando a nuestras mascotas, generación tras generación, haciendo que sobrevivan los rasgos que más nos gustan, ya sean de carácter o, sobre todo, de aspecto. Así que, en cierto modo, siempre hemos tenido mascotas “a la carta”, mutantes editados por nosotros. La diferencia es que, ahora, se acerca una realidad en la que podremos hacer eso mismo con una precisión y velocidad inusitada. La edición genética es la versión exprés e hiper-precisa de la selección artificial que llevamos a cabo cuando elegimos a qué macho y hembra cruzar. Esto abre ante nosotros un mundo de posibilidades, parte de las cuales son más pesadillescas que otra cosa. Sin embargo, también es una gran oportunidad para aquellos que sufren alergias a las mascotas y un nuevo estudio ofrece esperanza.
Los investigadores se han centrado en un problema muy concreto: la alergia a los gatos. En su estudio, plantean que es viable editar genéticamente a los gatos para crear ejemplares realmente hipoalergénicos (o al menos para una buena parte de la población). Pero, ¿cómo? ¿No podría esto dañar a los propios gatos? ¿Es la solución adecuada? Son muchas las preguntas que emergen de esta cabecera, pero la parte positiva es que hay respuestas para (casi) todas.
Tres escalas de un mismo problema
Para comprender lo que propone el equipo, hemos de recordar cómo funcionan las alergias. Podemos explicarlo desde distintas perspectivas. Sintomáticamente todos conocemos en qué consisten, las alergias pueden implicar picores, inflamaciones, dificultad para respirar, problemas intestinales, congestión nasal… Y es que toda esa variedad se explica fácilmente con una definición a menor escala. Resulta que, si pensamos en la biología celular, las alergias, en cierto modo, son nuestras células inmunitarias haciendo mal su trabajo. En condiciones normales, son una de nuestras mayores defensas, porque pueden reconocer qué elementos forman parte de nuestro cuerpo y qué otros son amenazas que deben atacar. Claro que, cuando fallan, todo se complica. Pueden, por ejemplo, reaccionar a la mínima y considerar peligrosos algunos elementos ajenos perfectamente inocuos.
Cuando esto sucede, el sistema inmunitario reacciona ante polen, tal vez, puede que el pelo de los perros o los ácaros. Se desencadena una respuesta de defensa y, para llamar a los refuerzos, se dispara una inflamación. Cuando ocurre en la nariz se obstruyen las narinas, cuando sucede en el intestino aparece el malestar, los ojos se pueden enrojecer y, si lo ha desencadenado un trozo de comida que estabas tragando, puede que se te cierre la garganta. No obstante, para entenderlo del todo nos falta un último salto de escala para llegar al mundo molecular.
Estas sustancias que reconoce nuestro sistema inmunitario son unas moléculas variadísimas y con una infinidad de funciones diferentes que llamamos proteínas. De hecho, dos personas alérgicas a los gatos pueden serlo a diferentes proteínas de las muchas que constituyen su pelaje. Estas proteínas tienen una forma concreta, como si fueran una llave y, para detectarlas, las células inmunitarias producen cerraduras moleculares a las que llamamos anticuerpos. Cuando ambas encajan se desencadena el “drama”. Y aquí viene la clave de todo, porque resulta que la forma de esas proteínas depende directamente de las “instrucciones” que contenga el ADN a partir del que fueron producidas.
Doblar una llave
Lo que plantea este equino no es nada nuevo, quieren alterar la parte concreta del ADN de los gatos que contiene la información para producir estas proteínas. Al hacerlo, su forma dejaría de encajar con nuestros anticuerpos, sería como haber doblado la llave. Si no encajan el anticuerpo y la proteína del gato nuestras células inmunitarias no podrán reconocerlo como una amenaza y, si no pueden reconocerlo como una amenaza, no se producirá la reacción inflamatoria. No hace falta decir que, sin reacción inflamatoria, no hay nariz congestionada, dificultades respiratorias ni shocks anafilácticos.
El problema, en todo caso, está en elegir la proteína adecuada. Los problemas son tres, por un lado, que no todas las razas tienen exactamente las mismas proteínas en su pelo, por otro, que los alérgicos a los gatos lo son a diferentes proteínas y a veces incluso a varias a la vez; finalmente, sucede que no podemos alterar a la ligera parte del ADN de un animal, porque un mismo fragmento puede contener “información” para funciones muy diferentes, no solo para la proteína de su pelo.
Los investigadores han elegido la proteína Fel d 1, que parece haber sido encontrada en todas las razas de gatos y da alergia a un 15% de la población mundial. Según el equipo, alterarla no debería afectar demasiado a los mínimos, porque las otras especies de felinos que han analizado tienen variantes naturales de la Fel d 1, lo cual sugiere que no cumple una función vital tremendamente dependiente de esa forma concreta. Sin embargo, no estamos seguros de que, como decíamos antes, el ADN que vayamos a alterar se encargue de alguna función más que sí pueda comprometer al animal. Es más, que haya variaciones entre distintas especies de félidos no significa que podamos cambiarla cuanto queramos, tal vez la estructura importante esté en una pequeña parte de la proteína que sí permanece estable.
Todavía hay muchas preguntas abiertas como para concluir si debemos o no editar así a nuestras mascotas.
QUE NO TE LA CUELEN:
- Por otro lado, hay quien defiende que deberíamos reducir el número de gatos que mantenemos como mascotas, por un lado, debido a la enorme huella de carbono que producen las mascotas, pero, sobre todo, porque cuando se les permite salir por los alrededores suponen un grandísimo peligro para el resto de fauna, alterando por completo los ecosistemas circundantes y poniendo en riesgo a algunas especies protegidas.
REFERENCIAS (MLA):
- The CRISPR Journal https://home.liebertpub.com/publications/the-crispr-journal/642
✕
Accede a tu cuenta para comentar