Animales
¿Cuánta memoria tienen los animales?
Un estudio ha tratado de indagar en la memoria a largo plazo de los murciélagos y sus resultados han sorprendido a la comunidad
Sabemos bastante sobre nuestra propia memoria, sobre sus tipos y cómo se almacena. Sabemos incluso cómo inhibir algunos recuerdos muy concretos en animales y que, determinados procesos, nos ayudan a evocar memorias. Sin embargo, sigue habiendo grandes lagunas acerca de la memoria de otras especies animales. Existen unas cuantas investigaciones sobre grandes simios, como chimpancés, orangutanes y gorilas, hay estudios sobre ratones, peces y elefantes, pero se escapa un detalle. Si bien sí que se ha investigado sobre la memoria animal, no se ha hecho especial hincapié en la memoria a largo plazo, que es aquella que nos permite almacenar recuerdos tiempo después de haber vivido un evento.
Los pocos estudios que existen al respecto suelen tener que ver con animales en cautividad y, por lo tanto, no sabemos cuánto puedan estar afectando esas condiciones controladas, tal vez con menos estímulos que en la libertad y, desde luego, con menos estrés por la supervivencia. Saber que un león marino en cautividad puede conservar un recuerdo durante 10 años es interesante, pero nos dice poco sobre la relación entre esa memoria a largo plazo y la supervivencia. Sin ese detalle no podremos comprender las ventajas reales de la memoria a largo plazo y, por lo tanto, el hecho de que haya sido seleccionada naturalmente de unas generaciones a otras hasta dar lugar a organismos con una memoria a largo plazo tan prodigiosa como la nuestra o la de algunos animales migradores. Pues bien, parece que parte de la respuesta está en los murciélagos.
Dos caras de un mismo problema
En nuestro caso, sabemos que hay estructuras cerebrales especialmente implicadas en almacenar eventos que acabamos de vivir o datos recibidos hace un instante. Esa es la memoria a corto plazo, principalmente relacionada con estructuras como los hipocampos. No obstante, esta memoria tiene una ventaja y un inconveniente muy relacionados entre sí. Por un lado, se forma con gran facilidad, rápidamente y tras una sola repetición. El problema es que, precisamente dado que se forman con tanta facilidad, también son relativamente volubles y, tan pronto como han llegado, se vuelven a ir, por lo que duran poco.
Si queremos recordarlas durante más tiempo, podemos exponernos de manera repetida a esa información o tratar de recordar frecuentemente aquello que una vez vivimos. La repetición hará que el recuerdo comience a formarse en otras estructuras más estables, en la superficie del cerebro que, si bien tardarán más en formarse, también quedaran almacenadas durante mucho tiempo. Eso es, de forma muy simplificada, la diferencia entre una memoria y otra. Y, ahora, por fin podemos hablar de los 47 murciélagos entrenados.
Volveremos a encontrarnos
Un grupo de investigadores se estaban preguntando cómo de buena sería la memoria a largo plazo de los animales ahí fuera, en el mundo real, donde los nuevos estímulos bombardean sus sentidos y, tal vez, ahogan los recuerdos inútiles del pasado. Para ello, tomaron a 47 murciélagos comedores de ranas y les entrenaron para que reconocieran un sonido como señal de alimento. Una vez consiguieron condicionarles para que volaran siempre hacia ese sonido, empezaron a reproducir otros diferentes para que aprendieran que solo debían acercarse hacia el primer ruido y no hacia cualquiera. Tras unos 11 o 27 días de entrenamiento, marcaron a los murciélagos con un chip y los liberaron de nuevo con el propósito de, en el futuro, volverlos a capturar para comprobar si recordaban todavía aquel entrenamiento sonoro.
Un año después, los investigadores comenzaron a recuperar murciélagos siguiendo la señal de sus microchips. Les llevó 3 años dar con tan solo 8 de ellos, pero los resultados merecieron la pena. Aquellos murciélagos recuperados seguían respondiendo ante el sonido por el que habían sido premiados. De hecho, los 17 murciélagos de control, jamás expuestos al primer experimento, no respondían ante la llamada, aunque era evidente que, efectivamente, la escuchaban.
Un don y una maldición
Monk, el personaje protagonista de la serie homónima, era un detective con una memoria excepcional y, cuando alguien se refería a sus habilidades, solía decir que era “un don y una maldición”. Podríamos pensar que la memoria a largo plazo es siempre una ventaja, pero lo cierto es que existe un concepto conocido como “olvido adaptativo” y, tras cuatro años en la naturaleza sin escuchar aquel sonido tan específico, parece lógico pensar que pudieran haberlo olvidado. A fin de cuentas, la memoria es un gasto que debemos saber gestionar correctamente, entre otras cosas, para evocar con más rapidez y claridad los recuerdos que más ayuden a nuestra supervivencia.
Es cierto que los murciélagos no tienen demasiado que ver con nosotros si los comparamos con otros mamíferos, pero si queremos comprender por qué comenzaron a ser ventajosas las memorias tan largas como la nuestra, debemos empezar a investigar en profundidad a nuestros parientes, tanto cercanos, como lejanos.
QUE NO TE LA CUELEN:
- Sabemos que, a veces, la mejor memoria a largo plazo es una desventaja. Concretamente, para el caso de algunas moscas que no triunfaban tanto como sus parientes menos memorionas.
REFERENCIAS (MLA):
✕
Accede a tu cuenta para comentar