Espacio
El asteroide de 10 trillones de dólares
¿Llegará la fiebre del oro al espacio? El asteroide Psyche lo contiene en abundancia junto con hierro y níquel
Hace milenios que los humanos extraemos recursos metalíferos del suelo y los convertimos en cachivaches. Parece que intentáramos reordenar la naturaleza, organizándola por elementos, separando impurezas y fundiéndolos en unos pocos objetos. El problema es que, como hemos dicho, no podemos crear metales a partir de otras sustancias y, por lo tanto, nuestra actividad se limita a reordenar. El problema es que, viviendo en un mundo finito como en el que habitamos, los recursos también lo son, y hubo un momento en que los metales disponibles a ras de suelo se volvieron demasiado escasos para encontrarlos con facilidad.
Por suerte, descubrimos que en las cuevas había menas interesantes y, cuando esquilmamos las más accesibles hubo que perforar los suelos, primero un poco, luego más, hasta arrancar del vientre telúrico los metales que necesitaba nuestra industria. Por desgracia, la historia se repite, y cada vez cuesta más llegar hasta esos metales, volviéndolos más caros y escasos en el mercado. Hace falta una solución y, tal vez, podamos encontrarla en el espacio. ¿Y si pudiéramos extraer recursos metalíferos de los asteroides que pululan por el cosmos? Muchos de ellos son mayormente metálicos y se formaron a la vez que los planetas del Sistema Solar, por lo que su composición es similar a nuestra. Pues bien, ahora se habla de un asteroide cuyos metales podrían valer 10 trillones de dólares, pero ¿podemos aprovecharlo? Y lo que es igual de importante… ¿debemos?
Psyche es su nombre
El asteroide en cuestión recibe el nombre de Psyche, el mismo con el que la NASA ha bautizado a la misión que despegará el 10 de octubre de 2023 para explorarlo. El viaje será largo, aunque tampoco se encuentra demasiado lejos en términos relativos. Podemos localizarlo entre la órbita de Marte y la de Júpiter, en el cinturón de asteroides. Sin embargo, si bien llegará hasta Marte en 2026, no alcanzará las cercanías de Psyche hasta 3 años después, en 2029. El objetivo de la sonda es explorarlo, sin la menor intención de realizar explotaciones mineras en su superficie. Mide unos 226 kilómetros de lado a lado, más o menos la distancia que separa a Madrid de Burgos. Ahora imaginemos ese enorme cuerpo formado principalmente por hierro, níquel y oro.
El precio de todo ese metal ahora mismo equivale a 10 trillones de dólares, un 1 seguido de 19 ceros. Para hacernos una idea, en abril de este año, la persona más rica del planeta era Elon Musk, con 219 mil millones de dólares. Aunque claro, todo esto tiene truco, porque los precios varían en función de la disponibilidad y, si pudiéramos introducir tal cantidad de metales en el mercado, posiblemente, perderían valor, haciendo que esos 10 trillones menguaran notablemente. En cierto modo, ya hemos experimentado devaluaciones como estas en el pasado. Por otro lado, como comentábamos, la dificultad de acceder a los recursos también hace que pierdan valor para quienes los tienen que extraer, porque han de invertir grandes sumas en la infraestructura necesaria para llegar a ellos. En este caso hablaríamos de una misión espacial inimaginable hoy en día.
¿Un planeta desnudo?
No obstante, como decíamos, la sonda Psyche que enviará la NASA no pretende nada de esto. Lo que busca es explorar sus peculiaridades por lo mucho que puede aportar a nuestro conocimiento del cosmos. Sin irnos más lejos, podemos tirar del hilo de algo que ya hemos comentado: que su composición es similar a la nuestra, pero que en este caso priman los metales. En los planetas, mientras se están formando y están fundidos, los distintos elementos que los conforman se separan por densidades, cayendo en el centro los más densos y formando así estratos hacia el exterior, cada vez más ligeros. Es similar a lo que sucede cuando mezclamos aceite con vinagre. Por ese motivo, en el núcleo terrestre podemos encontrar grandes cantidades de metales como el hierro y el níquel. Entonces… ¿cómo es posible que el asteroide Psyche tenga una proporción tan alta de metales?
Una posible explicación es que sea el núcleo desnudo de un planeta que, durante su formación, fue embestido por otros cuerpos que expulsaron sus capas más superficiales, dejándole con el núcleo expuesto. Descubrir si esto es efectivamente así podría ayudarnos a comprender los primeros momentos de nuestro Sistema Solar y, en general, cómo funciona la formación planetaria. La idea, para ser más concretos, es estudiar el posible campo magnético del asteroide, su composición superficial y su estructura en general.
¿Debemos?
Posiblemente te estés preguntando si podemos, tecnológicamente, hacer todo esto y lo cierto es que por ahora no, pero parece razonable esperar que, si hay un beneficio tan suculento esperando, las empresas privadas logren encontrar una solución durante las próximas décadas. Pero la cuestión no es esa, sino si acaso debemos hacerlo. Aunque pueda parecer que el espacio es un lugar sin ley, nada más lejos de la realidad. Existen tratados que hemos de acatar y prohíben apropiarse de cualquier cuerpo astronómico. Eso significa que ni una empresa ni un gobierno pueden reclamar la propiedad de un asteroide ni de parte de su superficie. Podría parecer un gran problema para su explotación minera, pero, en realidad, hay un detalle importante porque, si bien no se puede poseer, si se puede hacer uso de una zona y extraer sus recursos.
De hecho, durante el tiempo que una empresa o gobierno se establezcan en un asteroide, un planeta o un satélite, nadie podrá expulsarles o disputar su territorio. No será suyo, pero a efectos prácticos podrán aprovecharlo como si lo fuera. ¿Cómo evitaremos entonces que los países más adelantados en la carrera espacial se hagan con el control de los recursos espaciales y consoliden todavía más su hegemonía? Tal vez, en cuestiones de ética y legislación todavía estamos verdes para embarcarnos en esta fiebre del oro espacial.
QUE NO TE LA CUELEN:
- Otro argumento en contra de la minería espacial es la preservación de la geodiversidad. Aunque este tipo de cuerpos carecen de vida, hay otras cosas que merecen la pena proteger. Aquí, en nuestro planeta, empleamos el término “geodiversidad” para referirnos al equivalente geológico de la biodiversidad de organismos vivos, todas las distintas formaciones rocosas y minerales que pueden formarse. La geodiversidad de un asteroide no es algo que debamos ignorar a la primera. Y, por otro lado, hemos de entender el valor científico que tienen este tipo de cuerpos. Estudiarlos a fondo nos permite comprender mejor nuestra propia historia y, como tantas otras veces, los intereses económicos colisionan un poco con estos proyectos.
REFERENCIAS (MLA):
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