
Asteroides
Los astrónomos alertan: golpear un asteroide podría causar que se precipitara contra la Tierra
La misión DART de la NASA demostró que podemos desviar asteroides, pero un impacto erróneo podría ser peor. La clave es evitar los «agujeros de cerradura gravitacionales», y una nueva técnica ya crea mapas para encontrar el blanco seguro

El éxito de la misión DART de la NASA en 2022, que demostró que es posible desviar un asteroide a base de impacto, ha abierto la puerta a un problema mucho más sutil y peligroso. El dilema ya no es si podemos golpear una de estas rocas espaciales, sino dónde hacerlo exactamente. Un error de cálculo podría convertir una maniobra de salvamento en un riesgo a largo plazo para nuestro planeta, condenándonos irónicamente con la misma tecnología diseñada para protegernos. Esta clase de proyectos pioneros se suman a otros hitos de la agencia, como la obtención de las imágenes del Sol más cercanas de la historia, demostrando una capacidad cada vez mayor para operar en el entorno espacial.
De hecho, la clave de este dilema reside en un concepto conocido como «agujero de cerradura gravitacional». Se trata de regiones muy concretas y relativamente pequeñas del espacio donde la influencia gravitatoria de la Tierra es capaz de alterar drásticamente la órbita de un asteroide que pase por ellas. Si una desviación imprecisa envía al objeto a través de una de estas zonas, su nueva trayectoria podría quedar fatalmente encaminada hacia una futura colisión. La comprensión de estas complejas interacciones es fundamental, ya que el estudio de los cráteres de impacto más antiguos en la Tierra nos recuerda las devastadoras consecuencias de un evento de este tipo.
Para evitar este escenario catastrófico, los científicos han desarrollado una técnica que permite trazar sobre la propia superficie del asteroide un mapa de riesgos, identificando las zonas más seguras para el impacto. Este método calcula con una precisión notable qué puntos de la roca, al ser golpeados, minimizan la probabilidad de que el objeto acabe en uno de esos peligrosos agujeros de cerradura, según informa el medio ScienceDaily.
La hoja de ruta para un impacto preciso
Sin embargo, la elaboración de estos mapas de probabilidad no es una tarea sencilla. El análisis requiere un conocimiento exhaustivo del asteroide, y para ello se necesitan datos muy precisos sobre su forma, topografía, patrón de rotación y, por supuesto, su masa total. Aunque las observaciones desde la Tierra pueden ofrecer una primera aproximación, los expertos coinciden en que solo una misión de encuentro que estudie el objeto de cerca puede garantizar la fiabilidad necesaria. La viabilidad de estas misiones de reconocimiento depende directamente de los continuos avances en la navegación por el espacio profundo, que permiten a las sondas alcanzar sus objetivos con una precisión sin precedentes.
En este sentido, el trabajo de la comunidad científica internacional no se detiene. Mientras el impacto de DART sirvió como una primera prueba de concepto, ahora la misión Hera de la Agencia Espacial Europea (ESA) se encargará de realizar un seguimiento detallado de los efectos. Su llegada al sistema binario de asteroides está prevista para diciembre de 2026, y los datos que recoja serán cruciales para perfeccionar estas nuevas herramientas de defensa planetaria.
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