
Incendios
Los “bosques industriales” son más propensos a alimentar megaincendios
Los bosques gestionados por empresas madereras presentan las condiciones propicias para megaincendios: densas masas de árboles espaciados regularmente.

En 2021 se publicó un estudio que analizó datos de 174 organizaciones dedicadas a la plantación de árboles ya sea con objetivos industriales o para compensar por emisiones. Los resultados mostraron detalles muy interesantes. Por ejemplo, el número de organizaciones ha aumentado un 288 % en los últimos 30 años, especialmente las organizaciones con fines de lucro.
“Estas organizaciones informaron haber plantado casi 1400 millones de árboles en 74 países desde 1961 – señala el estudio -. Además, las especies con mayor frecuencia fueron comerciales o utilitarias, y las cinco principales incluyeron cacao, teca, moringa, mango y café. Finalmente, a pesar de los esfuerzos generalizados para plantar más árboles, hubo una marcada falta de monitoreo en sitios web e informes; solo el 18 % de las organizaciones mencionan el monitoreo, y solo el 5 % menciona la medición de la tasa de supervivencia de las plantaciones”.
El título del estudio da en el clavo en este sentido: se plantan árboles con más frecuencia por su utilidad que por biodiversidad o carbono. Lo que significa que, a menudo, la biodiversidad se deja de lado para centrarse en especies comerciales y de rápido crecimiento. Y cuantas más mejor. Un error que se paga caro.
Un nuevo estudio, publicado en Global Change Biology, reveló que la probabilidad de un incendio forestal de alta gravedad era casi una vez y media mayor en terrenos industriales privados que en bosques públicos. Los bosques gestionados por empresas madereras presentaban con mayor probabilidad las condiciones propicias para los megaincendios: densas masas de árboles espaciados regularmente con vegetación continua.
El estudio es el primero en identificar cómo las condiciones climáticas extremas y las prácticas de gestión forestal influyen conjuntamente en la gravedad de los incendios. Utilizando un conjunto único de datos lidar, los autores crearon mapas tridimensionales de bosques públicos y privados.
En períodos de clima extremo, la densidad de troncos (el número de árboles por hectárea) se convirtió en el indicador más importante de un incendio de alta gravedad. Incluso ante la aceleración del cambio climático, la forma en que gestionamos el terreno marcará la diferencia.
“Este es un hallazgo muy esperanzador, ya que significa que podemos ajustar la gestión de estos paisajes para influir en la propagación de los incendios – explica Jacob Levine, líder del estudio, en un comunicado -. Las estrategias que reducen la densidad mediante el raleo de árboles pequeños y maduros harán que los bosques sean más robustos y resilientes a los incendios en el futuro”.
Los esfuerzos por aumentar los recursos madereros y por compensar emisiones, sumado al cambio climático y una política de prohibición de quemas controladas, ha hecho que los bosques modernos cuentan con más combustible para alimentar incendios de alta gravedad, definidos como aquellos que matan más del 95% de los árboles del dosel superior.
“Comprender las estructuras forestales que provocan incendios de alta gravedad nos permite definir estrategias de mitigación para anticiparnos a este problema de incendios masivos y, al mismo tiempo, producir suficiente madera para satisfacer la demanda del mercado - concluye el estudio -. Las empresas madereras se centran en maximizar sus beneficios y proporcionar una fuente sostenible de madera. Se puede pensar en apilar un montón de cerillas en una cuadrícula; eso arderá mucho mejor que si se tienen las cerillas dispersas en grupos más pequeños".
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