Astronomía

Confirmado por un científico de Harvard: 3I/ATLAS no es normal, y su movimiento no es natural

Las agencias espaciales de todo el mundo observan con perplejidad el objeto interestelar 3I/ATLAS. Su insólita trayectoria, casi paralela a la de los planetas, plantea un enigma que desafía los modelos conocidos sobre estos visitantes cósmicos

3I/ATLAS
La ESA está preparando todo para analizar el paso de 3I/ATLAS por MarteJS/GeminiJS/Gemini

La publicación de los datos recopilados por la NASA sobre el último gran misterio del cosmos se está haciendo esperar. La agencia espacial norteamericana ha atribuido la demora a una combinación de factores internos, entre los que se encuentran el reciente cierre parcial del gobierno en Estados Unidos y los rigurosos plazos que exige el procesamiento de información científica. Este retraso en sus conclusiones mantiene en vilo a la comunidad astronómica mundial.

Sin embargo, la NASA no es la única que tiene la mirada puesta en el cielo. La expectación es máxima entre las principales potencias espaciales del planeta. Desde la Agencia Espacial Europea (ESA) hasta sus homólogas en China y los Emiratos Árabes Unidos, todas han movilizado sus instrumentos para observar un fenómeno que desafía lo que sabíamos hasta ahora sobre nuestro vecindario cósmico.

De hecho, el objeto de tanto interés es 3I/ATLAS, un nuevo visitante interestelar que fue detectado cruzando la órbita de Marte el pasado 3 de octubre. No es el primero que nos llega desde fuera de nuestro sistema, pero su comportamiento ha desconcertado a los expertos, que se enfrentan a un auténtico rompecabezas para explicar su origen y su naturaleza. Esta particularidad ha llevado a que tanto la NASA como la ESA confirmen que el objeto interestelar 3I/ATLAS es "muy raro", lo que ha intensificado los esfuerzos para comprender su naturaleza.

El verdadero misterio reside en su insólita trayectoria. El cuerpo se desplaza con una alineación casi perfecta con el plano en el que orbitan la Tierra y el resto de planetas, conocido como la eclíptica. Su inclinación es de tan solo 4,89 grados, una cifra tan extraordinariamente baja que la probabilidad de que se produzca por puro azar es inferior al 1 %.

Una trayectoria que desafía los modelos cósmicos

En este sentido, esta peculiaridad contrasta con sus predecesores conocidos. El famoso 1I/'Oumuamua presentaba una inclinación de 123 grados, mientras que 2I/Borisov lo hacía con un ángulo de 44 grados. Ambas cifras, según cuenta Avi Loeb, científico de Harvard, encajan mucho mejor con lo que se esperaría de un objeto errante que llega desde las profundidades del espacio sin un rumbo predefinido.

Por si fuera poco, los astrónomos ya han descartado una de las explicaciones más evidentes: que su órbita estuviera alineada casualmente con el plano de la Vía Láctea. El plano de nuestro sistema solar está desalineado unos 60 grados respecto al galáctico, por lo que esta hipótesis no resuelve la incógnita. De momento, el viaje de 3I/ATLAS sigue siendo un misterio sin resolver que alimenta toda clase de especulaciones científicas.