Futuro

¿Cuántos años vivirá el ser humano?

¿Es posible que exista un límite a nuestra esperanza de vida? Otros animales viven mucho más que nosotros, pero… ¿dónde nos situamos los humanos?

Ancianos
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Los médicos llevan siglos librando una batalla perdida contra la muerte. Saben que no pueden vencer, pero se conforman con retrasarla un poco. No importa lo sofisticada que sea una cirugía o lo preciso que sea un diagnóstico. En el mejor de los casos lograremos evitar una llegada repentina de la muerte, pero antes o después terminará llegando. Es como aquella historia del hombre que encuentra a la parca en Baghdad y, al ver que ésta le hace una señal amenazante, decide huir lejos, hasta Samarra. Pero el gesto de la muerte no había sido una amenaza, era sorpresa por verle tan lejos de Samarra, donde se encontrarían aquella misma noche. La muerte siempre gana y conviene que lo tengamos presente.

No obstante, es normal que nos veamos optimistas, la medicina lo ha hecho sorprendentemente bien y, durante los últimos siglos, la esperanza de vida humana ha aumentado notablemente. Tendría sentido pensar que podemos seguirle ganando años a la muerte eternamente. En España, en 2020, la esperanza de vida se situó en 82,2 años, 85 en mujeres y 79,5 en hombres. En 1900 la esperanza de vida era de tan solo 33,8 años en hombres y 35,7 en mujeres. ¿No podría continuar la progresión? Con suerte, en el 2100 podríamos seguir esa tendencia de crecimiento y situarnos en 160 años ¿No? La respuesta, por desgracia, es que no parece probable, y los motivos son dobles.

¡No tan rápido!

En primer lugar, si hacemos una gráfica para ver la tendencia al alza de la esperanza de vida y marcamos esos dos puntos del 2020 y el 1900, podremos unirlos con una línea y ver que la pendiente es bastante pronunciada, llegando a la conclusión de que, si para el 2100 no vivimos 160 años es porque no queremos. El error, en este caso, es que no estamos introduciendo suficientes datos. Veamos qué pasa si introducimos un punto intermedio, más o menos a mitad del siglo pasado. Por aquel entonces nuestra esperanza de vida era de 59,8 y los 64,3 años para hombres y mujeres respectivamente.

Tracemos ahora dos líneas, una uniendo 1900 con 1950 y otra para el tramo de 1950 a 2020. Veremos que, a pesar de que el segundo tramo es más largo, ha crecido menos, su pendiente es menor. Es más, veamos cuál era la esperanza de vida hace 20 años. Ese año la esperanza de vida era de 79,34 años, concretamente 82,73 años para las mujeres y 75,93 años para los hombres . En definitiva, es evidente que cada vez le ganamos años a la muerte con menos rapidez, la curva ya no es una pendiente recta y pronunciada, ahora se dobla como si estuviéramos llegando a la cima de una montaña, y eso ha hecho que algunos expertos sospechen que estamos cerca del límite. Dicho con otras palabras: ¿es posible que la esperanza de vida esté reduciendo su crecimiento porque estamos llegando a un límite biológico? ¿Existe un número máximo de años que puede vivir un ser humano?

La esperanza de vida no te interesa

Pero habíamos dicho que el truco era doble. Por un lado, está esta velocidad de crecimiento, que no podemos pasar desapercibida, pero hay un aspecto casi tan importante como ella: el propio significado de “esperanza de vida”. Cuando decimos que ahora es de 82,2 años no significa que esa sea la edad a la que morirán de viejos la mayoría de los españoles. Significa que la media de edad a la que morirán será esa, sea una muerte por vejez o nada más nacer. Precisamente por eso, a medida que ha mejorado la medicina perinatal, salvando mujeres de parto y niños recién nacidos, ha aumentado mucho la esperanza de vida. Pero, incluso cuando en 1900 la esperanza de vida era de treinta y pocos, no era raro encontrar ancianos de 80 años.

Pensemos en la antigua Grecia y la edad a la que murieron los filósofos más famosos. Eran las muertes extremadamente jóvenes las que reducían mayormente la esperanza de vida. La palabra que nos interesa a nosotros, por lo tanto, es “longevidad”. Sócrates tenía 71 años cuando le obligaron a suicidarse. Aristóteles murió con 62 y Platón llegó a los 81. Evidentemente, el porcentaje de la población que llegaba a esta edad era mucho menor, pero, curiosamente, no tanto por la falta de medicina geriátrica, como obstétrica y pediátrica. Este dato apoya más si cabe la hipótesis de que, tal vez, exista una edad límite para el ser humano, por mucho que mejoremos la atención médica tal y como la conocemos ahora.

130 años

Una buena manera de intuir esta edad límite es buscando casos de supercentenarios y viendo sus edades. Del mismo modo que ya en la antigua Grecia había personas de 80 años (y más), tiene sentido pensar que, si nos estamos acercando al límite, habrá algunos representantes que, por definición, tendrán que ser las personas más longevas de la historia. Por ejemplo, la persona más longeva correctamente documentada es Jeanne Calment, una mujer francesa que llegó a los 122 años y medio. Sin embargo, esto de la edad límite es una hipótesis totalmente especulativa y sabemos que, en realidad, hay animales más longevos. Por ejemplo, la ballena de Groenlandia es el mamífero que más años vive del planeta, rondando los 200. Otros, como la almeja de Islandia y el tiburón de Groenlandia pueden vivir 500, pero si nos quedamos con nuestros semejantes, los primates, somos sorprendentemente longevos.

Los chimpancés, por ejemplo, viven unos 50 años, más o menos como los burros, pero la mayoría de los mamíferos terrestres viven incluso menos. Un león no suele llegar a los 35, un zorro a los 15 y un topo a los 3. De hecho, somos el mamífero terrestre más longevo de todos, aunque nos pueda parecer sorprendente. Y, recordemos que aquí no estamos hablando de la esperanza de vida, muchísimo más influenciada por el desarrollo sanitario, hablamos de cuánto viven sus ejemplares más sanos antes de morir de ancianos. Estar a la cabeza de ese ranking no es trivial y debería hacernos pensar sobre cómo aprovechamos nuestra vida y la humana necesidad que tenemos de llenar cada segundo de ella, en lugar de disfrutarla.

QUE NO TE LA CUELEN:

  • En cualquier caso, cabe la posibilidad de que la longevidad humana sea prolongada de manera artificial, ya no tanto evitando enfermedades, como evitando el envejecimiento de manera más sofisticada.Ahora mismo, en humanos esto es pura ciencia ficción, pero si conociéramos mejor los principales factores que contribuyen a nuestro envejecimiento podríamos, tal vez, ganarle años a la muerte de otro modo, revolucionando la esperanza de vida una vez más, pero en esta ocasión, desde la longevidad.

REFERENCIAS (MLA):