
Paleontología
Descubren un predador de 506 millones de años que llevaba 50 años perdido en el cajón de un museo
Mosura fentoni no era el terror de los mares, pero se hacía respetar en el periodo Cámbrico

Burgess Shale lleva décadas despertando nuestro asombro. Una formación geológica de la que hemos desenterrado verdaderos monstruos de un pasado remoto. Desde que el paleontólogo Stephen Jay Gould recogió la historia del yacimiento en su libro “La vida maravillosa”, medio mundo ha soñado con ese mundo de fantasía en miniatura, flotando en las aguas de lo que ahora es Canadá. Sin embargo, los esquistos de Burgess no se han dormido en los laureles y, desde que Gould publicó su libro en 1989, los expertos han encontrado otras tantas especies de apariencia igual de alienígena. Y es que, entre las pizarras del yacimiento hay tantos fósiles que en este tiempo no hemos logrado identificarlos todos. De hecho, un grupo de expertos acaba de descubrir un nuevo predador que vivió hace 506 millones de años y que llevaba 50 años perdido en el cajón de un museo.
Para ser precisos, han identificado 61 especímenes almacenados en el Museo de Manitoba y el Museo Real de Ontario. Fósiles que habían sido extraídos del yacimiento entre 1975 y 2022. Dicho de otro modo: el primero de los ejemplares fue encontrado 14 años antes de que Gould publicara su libro. Por desgracia, los museos están llenos de restos que, si bien han sido encontrados, todavía no se han identificado y, por lo tanto, sus cajones esconden una cantidad enorme de potenciales nuevas especies. En este caso, la especie ha sido bautizada como Mosura fentoni y su extraño aspecto la sitúa indiscutiblemente dentro del extinto orden de los radiodontos (Radiodonta). Un predador en miniatura que, en los mares cámbricos que habitaba, era mucho más peligroso de lo que podríamos imaginar.
Una pesadilla de bolsillo
Los radiodontos son bien conocidos, entre otras cosas, porque pertenece a dicho orden el mayor predador del periodo Cámbrico, el Anomalocaris. El cuerpo de aquella bestia artrópoda medía la friolera de… 60 centímetos. En realidad, conocemos algunos radiodontos más grandes, pero no está tan clara su dieta como la del anomalocaris. Y es que, por aquel entonces, las extrañas formas de vida de Burgess Shale eran incluso más grande. Solo así podremos evitar menospreciar el tamaño de Mosura fentoni, que los investigadores comparan con el de tu dedo pulgar. Así pues, ahora que podemos tratarle en la escala que merece, hablemos de su pesadillesco aspecto.
Si fueras un habitante de Burgess durante la explosión cámbrica y miraras cara a cara a Mosura con tus rudimentarios ojos, te encontrarías con una mirada triple. En la cima de su cabeza, había tres ojos que, si bien no eran especialmente agudos, cumplían su función mucho mejor que el de las presas que acechaba. Bajo ellos, se extendían dos espirales dentadas con las que atrapaba a sus presas; una suerte de garras con las que apretar el alimento contra su pequeña y circular boca. En ese aspecto era como un anomalocaris en miniatura, a diferencia de la tríada de ojos. Sin embargo, ha sido otro el rasgo que ha captado la atención de los expertos. Una característica de su anatomía que podría ser clave para comprender la historia evolutiva de los insectos, arácnidos, cangrejos y el resto de los artrópodos que conocemos.
Un abdomen excepcional
Lo más interesante de Mosura se encuentra en una región del cuerpo similar al abdomen de los artrópodos modernos, compuesta por múltiples segmentos en su extremo posterior. Un rasgo que no habíamos encontrado en ningún radiodonto. “Mosura tiene 16 segmentos estrechamente agrupados con branquias en la parte trasera de su cuerpo. Este es un ejemplo interesante de convergencia evolutiva con grupos modernos como los cangrejos herradura, cochinillas e insectos, que comparten un conjunto de segmentos con órganos respiratorios en la parte trasera del cuerpo”, dice Joe Moysiuk, curador de Paleontología y Geología del Museo de Manitoba, quien dirigió el estudio.
Una convergencia evolutiva especialmente relevante si tenemos en cuenta que los radiodontos fueron “el primer grupo de artrópodos en ramificarse en el árbol evolutivo, por lo que proporcionan una visión clave de los rasgos ancestrales de todo el grupo. La nueva especie enfatiza que estos artrópodos tempranos ya eran sorprendentemente diversos y se estaban adaptando de manera comparable a sus parientes modernos lejanos”, dice el coautor del estudio Jean-Bernard Caron, curador Richard M. Ivey de Paleontología de Invertebrados en el Real Museo de Ontario.
Quién sabe qué otras criaturas se encuentran fosilizadas en Burguess, qué “experimentos” evolutivos probó la vida durante el Cámbrico. Porque Mosura es, sin duda, uno de los muchos que todavía están por descubrir.
QUE NO TE LA CUELEN:
- Aunque La vida maravillosa es un libro de divulgación excepcional, está profundamente desactualizado, y no solo porque le falten las especies descubiertas durante los últimos años, sino porque la interpretación que hacemos de algunos fósiles que nombra Gould ha cambiado radicalmente desde entonces. Su valor es más bien el de una crónica que el de un manual.
REFERENCIAS (MLA):
- Moysiuk, Joe, and Jean-Bernard Caron. “Early Evolvability in Arthropod Tagmosis Exemplified by a New Radiodont from the Burgess Shale.” Royal Society Open Science, vol. 12, no. 5, 14 May 2025, doi:10.1098/rsos.242122.
✕
Accede a tu cuenta para comentar