Alimentación

Estos son los aditivos alimentarios asociados con el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2

Los resultados se basan en un estudio que analizó a más de 100.000 personas durante 14 años.

La bollería es uno de los ejemplos de alimentos ultraprocesados
La bollería es uno de los alimentos ultraprocesadoslarazon

En Europa, entre el 30 y el 60% de la ingesta energética de la dieta de los adultos proviene de alimentos ultraprocesados. Un número cada vez mayor de estudios epidemiológicos sugieren un vínculo entre mayores niveles de consumo de alimentos ultraprocesados y mayores riesgos de diabetes y otros trastornos metabólicos.

Entre estos aditivos, los emulsionantes se encuentran entre los más utilizados. Se suelen añadir a alimentos elaborados y envasados, como determinadas tartas, galletas y postres industriales, así como a yogures, helados, tabletas de chocolate, panes industriales, margarinas y comidas listas para consumir o para calentar, con el fin de para mejorar su apariencia, sabor y textura y alargar su vida útil. Estos emulsionantes incluyen, por ejemplo, mono y diglicéridos de ácidos grasos, carragenanos, almidones modificados, lecitinas, fosfatos, celulosas, gomas y pectinas.

Como ocurre con todos los aditivos alimentarios, la seguridad de los emulsionantes había sido evaluada previamente por agencias de seguridad y salud alimentaria, basándose en la evidencia científica disponible en el momento de su evaluación. Sin embargo, algunos estudios recientes sugieren que los emulsionantes pueden alterar la microbiota intestinal y aumentar el riesgo de inflamación y alteración metabólica, lo que podría provocar resistencia a la insulina y el desarrollo de diabetes.

Por primera vez a nivel mundial, un equipo de investigadores ha estudiado las relaciones entre la ingesta dietética de emulsionantes y el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2. Los resultados, publicados en The Lancet Diabetes, se basan en el análisis de datos de más de 100.000 adultos con una edad media de 43 años, que fueron seguidos durante al menos 14 años, entre 2009 y 2023.

Los participantes completaron registros dietéticos, recogiendo información detallada de todos los alimentos y bebidas consumidas y sus marcas comerciales (en el caso de productos industriales). Estos registros dietéticos se repitieron cada seis meses durante 14 años y se compararon con bases de datos para identificar la presencia y cantidad de aditivos alimentarios (incluidos emulsionantes) en los productos consumidos. Esto permitió medir la exposición crónica a estos emulsionantes a lo largo del tiempo.

Durante el seguimiento, los participantes informaron sobre el desarrollo de diabetes (1056 casos diagnosticados) y los informes se validaron mediante una estrategia de múltiples fuentes. Se consideraron varios factores de riesgo bien conocidos de diabetes, como la edad, el sexo, el peso, el nivel educativo, los antecedentes familiares, el tabaquismo, el alcohol y los niveles de actividad física, así como la calidad nutricional general de la dieta.

Después del seguimiento, los autores observaron que la exposición crónica a los siguientes emulsionantes se asociaba con un mayor riesgo de diabetes tipo 2: carragenanos, fosfato tripotásico, ésteres de ácido mono y diacetiltartárico, citrato de sodio, gomas guar, xantana y arábiga.

Ahora bien, los autores, liderados por Mathilde Touvier, mencionaron varias limitaciones de su estudio, como el predominio de mujeres en la muestra (un 74%), un nivel de educación más alto que la población general y más conductas que promueven la salud entre los participantes del estudio. Por tanto, es necesario tener precaución al extrapolar las conclusiones a toda la población.

Sin embargo, el estudio se basa en una muestra de gran tamaño y los investigadores han tenido en cuenta una gran cantidad de factores que podrían haber dado lugar a sesgos de confusión. También utilizaron datos únicos y detallados sobre la exposición a aditivos alimentarios, hasta la marca comercial de los productos industriales consumidos. Además, los resultados siguen siendo consistentes a través de varios análisis de sensibilidad, lo que refuerza su confiabilidad.

“Por el momento, estos hallazgos proceden de un único estudio observacional y no pueden utilizarse por sí solos para establecer una relación causal. Es necesario replicarlos en otros estudios epidemiológicos en todo el mundo. Sin embargo, nuestros resultados representan elementos clave para enriquecer el debate sobre la reevaluación de la regulación”, concluyen los autores.

Entre los próximos pasos, el equipo de Touvier observará las variaciones en ciertos marcadores sanguíneos y la microbiota intestinal relacionados con el consumo de estos aditivos, para comprender mejor los mecanismos subyacentes. Los investigadores también analizarán el impacto en la salud de las mezclas de aditivos y sus posibles "efectos cóctel".