Nutrición

Un giro de 180 grados en la ciencia: el polémico estudio que desmonta el gran mito de las grasas del aceite de palma

Puestas a menudo en la diana, las grasas procesadas de palma y otros aceites vegetales podrían no ser el enemigo del corazón que se creía, tal y como sugiere una investigación que ahora revisa su impacto

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La OMC pone fin a la disputa entrre la UE y Malasia sobre el aceite de palmaAllphoto - Unsplash

Un estudio financiado por la propia industria del aceite de palma de Malasia pone sobre la mesa una conclusión sorprendente: las grasas procesadas derivadas de este y otros aceites vegetales podrían no ser tan perjudiciales como se ha pensado durante años. La investigación, fruto de la colaboración entre el King’s College de Londres y la Universidad de Maastricht, matiza los efectos sobre la salud cardíaca de estos compuestos, siempre que se consuman en las cantidades habituales de una dieta equilibrada.

De hecho, durante el ensayo clínico de seis semanas, los 47 adultos sanos que participaron no mostraron diferencias notables en sus perfiles de lípidos. Ni el colesterol ni los niveles de triglicéridos se vieron alterados. Tampoco se observaron cambios preocupantes en otros marcadores clave para la salud cardiometabólica, como la inflamación, la resistencia a la insulina o la acumulación de grasa en el hígado.

En este sentido, el análisis se centró en las grasas interesterificadas, ricas en ácido palmítico y esteárico, que la industria alimentaria emplea como una alternativa a las grasas trans, cuyo impacto negativo está sobradamente demostrado. Estos sustitutos se encuentran habitualmente en productos de bollería, margarinas y otros alimentos procesados, según informa el medio SciTechDaily.

Unos resultados prometedores bajo la lupa de la ciencia

Sin embargo, los propios investigadores señalan una limitación de envergadura en su trabajo: las apenas seis semanas de duración del ensayo. Este periodo es a todas luces insuficiente para determinar con certeza las consecuencias a largo plazo que el consumo continuado de estas grasas podría tener en el organismo, dado que muchas de las patologías asociadas a la dieta tardan años, o incluso décadas, en manifestarse.

Por todo ello, aunque los hallazgos abren una nueva vía de debate sobre estos ingredientes, la comunidad científica insiste en la cautela. La conclusión general pone de relieve la necesidad de más investigación a largo plazo antes de poder afirmar de manera concluyente que estas grasas procesadas son inocuas, consolidando así los resultados de este primer y polémico análisis.