Conservación
Medida extrema: implantan isótopos radiactivos en el cuerno de rinocerontes
El objetivo es evitar que los cazadores furtivos maten estos animales por sus cuernos, buscados por sus supuestas propiedades medicinales.
La población de rinocerontes de Java y Sumatra no llega a los 100 ejemplares en libertad. Se trata de las dos especies más amenazadas. Si bien las otras especies (el rinoceronte negro, blanco y el de la India) superan los 4000 ejemplares, la amenaza es muy alta: solo en Sudáfrica, en 2023, se han matado 499 rinocerontes en 2023. Una cifra muy parecida a la de 2022 y 2021. Para evitar su amenaza, un equipo de científicos ha tomado una medida extrema: implantar isótopos radiactivos en sus cuernos.
El objetivo es que los cazadores furtivos no los maten solo por sus cuernos, que luego venden en el mercado negro Los cuernos de rinoceronte son muy demandados para su uso en la medicina tradicional, particularmente en Asia, a pesar de que no existe evidencia científica que respalde sus supuestos efectos terapéuticos. Pueden valer más que el oro o la cocaína.
El material “inutilizaría el cuerno... esencialmente venenoso para el consumo humano”, explicó en una entrevista James Larkin, profesor y decano de ciencias de la Universidad de Witwatersrand en Johannesburgo y uno de los artífices de la medida. Los isótopos también serían “lo suficientemente fuertes como para activar detectores instalados en todo el mundo”, añade Larkin, refiriéndose al hardware que se instaló originalmente para prevenir el terrorismo nuclear.
Y, aunque no sea necesario aclararlo, los dos pequeños chips radiactivos en el cuerno no representan ningún riesgo para la salud de los animales ni para el medio ambiente local, lo que los convierte en una solución elegante a un problema muy real.
La medida puede sonar extrema, pero la realidad es que los esfuerzos anteriores, incluido envenenar o pintar los cuernos, habían fracasado hasta ahora. Los conservacionistas incluso han recurrido a descornar intencionalmente a los rinocerontes desde la década de 1980 para mantenerlos a salvo de los cazadores furtivos.
“Recibimos muchas críticas por cortar con una motosierra – explicó en una entrevista Vanessa Duthé, candidata a doctorado de la Universidad de Neuchâtel y especialista en conservación de rinocerontes negros -, pero fue la mejor manera”.
Sin embargo, Larkin se muestra optimista sobre su último intento. Él y sus colegas planean implantar isótopos radiactivos en veinte rinocerontes. “Tal vez esto sea lo que detendrá la caza furtiva. Esta es la mejor idea que tenemos por ahora”.
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