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Salud

Ni la miel ni la jalea real: esta sustancia creada por las abejas contribuye enormemente a tu salud

Se estima que en España hay unas 923 variedades de estos insectos, principales responsables del proceso de polinización

Dos abejas en una flor PEXELS (Michael Hodgins)

Sin ellas, la gran mayoría de recursos del planeta desaparecerían. Pueden parecer irrelevantes por su tamaño y su incesante zumbido, pero la gran labor de las abejas ha permitido y sigue permitiendo que la humanidad haya perdurado a través de los siglos. Miles de especies en el planeta dependen de la polinización de estos insectos para reproducirse, por lo que su preservación es clave.

A su vez, la 'Apis mellifera' nos ha hecho unos jugosos regalos que no solo endulzan el paladar; también mejoran de forma significativa nuestro bienestar. Tanto la miel como la jalea real, pasando por el propóleo son mezclas que podemos encontrar en cualquier supermercado o farmacia. Precisamente, es en el ámbito de la salud donde se distribuye otra sustancia creada por las abejas y que nos ayuda enormemente.

Tiene su explicación médica

Se trata ni más ni menos que del veneno secretado por las abejas. Conocido científicamente como apitoxina, es inyectado por estos insectos cuando se ven amenazadas. La picadura induce al receptor a que perciba un dolor o daño mayor del que realmente se ha infligido, y produce simultáneamente la muerte de la abeja obrera por desprendimiento de sus intestinos.

Inyección de apitoxina de una abeja melíferaHadi, CC BY-SA 4.0, via Wikimedia Commons

El efecto fundamental del veneno es citotóxico, destruyendo las membranas celulares. Las glándulas sinuosas, a su vez, producen una toxina ácida. La apitoxina se emplea a veces medicinalmente en la llamada apiterapia, un proceso que siempre ha de estar supervisado y llevado a cabo por un médico o un apiterapeuta cualificado. Durante la apiterapia, el veneno de las abejas se usa para aliviar los síntomas del reumatismo y ciertas afecciones articulares. Esto se debe a que la apitoxina posee un compuesto químico con propiedades antiinflamatorias: la apamina.

Otro componente activo responsable de este efecto es la melitina, un péptido que puede inhibir procesos inflamatorios de forma mucho más potente que algunos medicamentos convencionales, aunque con riesgo de efectos adversos si no se usa correctamente. En cualquier caso, si cree que la apitoxina puede ayudarle con un problema, recuerde consultarlo con su médico.