Astronomía
Primer astropatraña del año: la superluna de gusano
Una vez más, las superlunas conquistan los medios, en contra de lo que la ciencia pueda decir
Posiblemente hayas leído que esta noche podremos ver la misteriosa superluna de gusano. Bueno, en teoría su máximo esplendor tendrá lugar el día 7 a las 13:30 del mediodía, pero, como es evidente, no podremos disfrutarla en nuestro huso horario, así que tendremos que conformarnos con la noche del día 6 la del día 7, antes y después de su punto álgido. Ahora bien. ¿Realmente nos estamos perdiendo tanto? Pues lo cierto es que no, porque la superluna es una patraña que muy poco tiene que ver con la ciencia, pero que sigue abriéndose paso hasta los titulares, mes tras mes, año tras año.
Podríamos empezar diciendo que una superluna de gusano, en teoría, es una luna que se ve especialmente grande y coincide con el inicio de la primavera. Solo con esto ya tendríamos que sospechar, porque este año la “coincidencia” se distancia 13 días, casi medio mes, lo cual es un error importante para las cosechas. No obstante, el principal problema está en el concepto de “súper-”.
Astrología y otros bulos
Una superluna, según nos cuentan, ocurre cuando nuestro satélite está en fase llena y especialmente cerca de nosotros. Poco más nos dicen sobre ello, en todo caso se adereza el llamativo nombre con algo más de poesía, como “superluna de sangre” o “superluna de nieve”. Enfrentados a esta moda se encuentran los astrónomos profesionales y aficionados, aquellos que realmente conocen al astro y le rinden culto cada noche que pueden, tomando los telescopios y desplegándolos bajo su tenue brillo. Ellos tienen un nombre mucho menos místico que darle a este fenómeno: perigeo-sizigia. Pero lo que diferencia ambos conceptos va mucho más allá del propio nombre.
El origen del concepto de superluna se remonta a la astrología, una pseudociencia que pretende leer el futuro y conocer el presente a través de la posición que muestran los astros en el firmamento. Todo parecido con la ciencia es puro espejismo. Se trata de una antigua hermana de la astronomía, la verdadera ciencia capaz de desentrañar las respuestas del cosmos y que ha conseguido llevarnos más allá de nuestra pequeña roca, trayéndonos imágenes de los propios confines de nuestro Sistema Solar. Mientras tanto, la astrología se restringe a horóscopos, tarotistas y adivinos, así que no es ciencia, pero el problema no termina aquí.
El aumento es inapreciable
Hay que reconocer que la Luna sí se ve más grande durante este fenómeno. El hecho de estar llena ya nos hace percibirla en todo su esplendor. Pero, a fin de cuentas, no es tan especial. Cada 29,53 días la Luna completa un ciclo entero, lo cual significa que casi todos los meses tenemos (al menos) una Luna llena pavoneando su blancura desde la negra noche. Dicho de otro modo, una Luna llena es lo que ocurre cuando los tres astros se sitúan en una línea recta (a lo que llamamos sizigia) estando nosotros en el medio. Los rayos del Sol bañan un lado de la Tierra y pasan de largo, rebotando contra la superficie de nuestro satélite y volviendo a la superficie por el lado contrario, en el cual es de noche. La Luna nueva ocurre cuando es nuestro satélite el que se interpone entre el Sol y nosotros, y el resto de las fases lunares son puntos intermedios.
La gran diferencia es que estos ciclos no lo son todo, porque la órbita de la Luna no es circular, sino alargada, elíptica. Como nosotros no estamos en el centro de la elipse, sino en uno de sus focos, hay ocasiones en que la Luna está más cerca (perigeo) y otros en que se encuentra más lejos (apogeo). Entre un perigeo y otro pasan unos 27,32 días, y esa es la clave. De vez en cuando, el apogeo y la Luna llena, el ciclo de 29,53 y 27,32 coinciden, dándonos una Luna aparentemente más grande. Al menos esa es la teoría y no debería importarnos si le llamamos superluna o perigeo-sizigia, si no fuera por otro pequeño detalle. Porque que sea más grande no significa que tú la percibas más grande.
La Luna mide 3474 kilómetros de lado a lado y la diferencia de distancia entre su apogeo y su perigeo es de 40.000 kilómetros. El caso es que, el punto en el que la Luna está más cerca de nosotros está a unos 362.600 kilómetros y eso hace que la diferencia sea apenas perceptible. De hecho, es casi imposible que una Luna llena, con su frecuencia de 29,53, coincida exactamente con el punto en que el satélite está más cerca de nosotros. La verdad es que cuando se habla de superlunas o Lunas en perigeo sizigia estamos hablando de forma aproximada, por lo que esa diferencia de 40.000 kilómetros es incluso menor.
Y aquí viene el dato, la diferencia de tamaño entre la Luna en su perigeo y la media del resto del año es, equivalente a recortar medio centímetro al borde de una pizza familiar, por lo que para notar la diferencia de un día para otro deberías tener un ojo realmente agudo y una memoria colosal y ambos sabemos que no es el caso, así que más vale dejarse de superlunas y otras astropatrañas.
QUE NO TE LA CUELEN:
- ·La superluna no es un concepto científico y la diferencia de tamaño es casi imperceptible por el ojo humano.
- ·La Luna llena no tiene ningún efecto sobre nosotros. No importa cuánto se busque, todos los bulos al respecto han sido sistemáticamente desmontados.
REFERENCIAS (MLA):
- ·Carroll, Bradley W., and Dale A. Ostlie. An Introduction To Modern Astrophysics.
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