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Coronavirus

Boda (íntima) en 2020, Luna de Miel en 2021

Los empresarios, a favor de reservarle al empleado los quince días de vacaciones que le corresponden para que viaje cuando pueda

Los grandes viajes deberán esperar a 2021. Foto: Sara Moliner y Abel Lainez
Los grandes viajes deberán esperar a 2021. Foto: Sara Moliner y Abel LainezLa Razón

La incertidumbre de cuándo y cómo se va a producir la desescalada que nos permita regresar a lo que el Gobierno llama “una nueva normalidad” está acabando con los nervios de los novios y novias que tenían previsto contraer matrimonio este año. Los foros en los que se daban cita las parejas de contrayentes para contar cómo será su boda o pedir consejo sobre moda, viajes o “caterings” son ahora monotemáticos. Señoras, señores, el covid-19 se ha autoinvitado al festejo.

Asumida la debacle y que hay que mover ficha, llega el Plan B, y el C, y el D y alguna otra letra más del abecedario a fin de que nada, ni un virus, estropee “el día más feliz de nuestra vida”. Pocas parejas mantienen intacta la fecha original de su enlace. Cayeron por el camino víctimas de la cuarentena las bodas de marzo, abril y mayo. Las de junio y julio lo harán en las próximas semanas. Así que ahora todo gira en torno a si habrá enlaces en verano (los de otoño se dan hecho) y qué tipo de ceremonias serán.

Y hete aquí que surgen dudas sobre las dudas. Nos casamos este año, vale, ¿pero... nos dejarán ir de viaje? “Es que están diciendo que los hoteles no abren hasta marzo del año que viene y yo me he cogido un berrinche...", clama una de las novias afligidas. “Ay sí, que yo tengo contratado Japón y Maldivas para septiembre y la agencia me dice que no hay problema y en la tele están diciendo que no vamos a salir al extranjero hasta 2021”, apuntilla otra. “Yo es que ya paso de ver las noticias y hace un montón que no entraba a este foro porque me daban unos bajones...”, confiesa una de entre las miles de nerviosas pretendientas. Así que en el horizonte se dibuja difusa una Luna de Miel en Cádiz, Cantabria o en la costa mediterránea, que no está mal, pero que, puestos a elegir para “el viaje de nuestra vida”, “pues como que no”, coinciden la mayoría.

Aquellos contrayentes que pasen por el altar este año deberían disfrutar de sus minivacaciones inmediatamente después de ser declarados oficialmente marido y mujer, mujer y mujer o marido y marido, según el Estatuto de Trabajadores. Foto: Sara Moliner y Abel Lainez
Aquellos contrayentes que pasen por el altar este año deberían disfrutar de sus minivacaciones inmediatamente después de ser declarados oficialmente marido y mujer, mujer y mujer o marido y marido, según el Estatuto de Trabajadores. Foto: Sara Moliner y Abel LainezLa Razón

En este punto de histeria colectiva las balanzas (en blanco y oro) se decantan por celebrar una boda íntima (por lo civil en la mayoría de los casos) este año, “cuando nos dejen”, y aplazar la gran fiesta y la Luna de Miel para 2021. No es mala idea, pero... siempre hay un pero si se busca la perfección en el Día B de boda. Revisemos normativas. Según recoge el Estatuto de Trabajadores en el artículo 37.3, “el trabajador, previo aviso y justificación, podrá ausentarse del trabajo, con derecho a remuneración (...) quince días naturales en caso de matrimonio”. Es decir, que al tratarse de días naturales y no hábiles, empiezan a contar desde la boda, por lo que aquellos contrayentes que pasen por el altar este año deberían disfrutar de sus minivacaciones inmediatamente después de ser declarados oficialmente marido y mujer, mujer y mujer o marido y marido.

Así que el Plan 2020+2021 hace aguas. O no, siempre y cuando la empresa ponga de su parte. Consultamos a Salvador Navarro, presidente de los empresarios valencianos y portador de buenas noticias. “Estoy totalmente convencido de que las empresas no van a poner ningún problema a la hora de 'reservarles’ ese derecho y de que el trabajador podrá disfrutar de esos quince días cuando quiera". Esta, la que ahora vivimos, es una “situación extraordinaria” que merece medidas extraordinarias, recuerda el presidente de la Confederación Empresarial Valenciana (CEV). “No creo que ningún empresario le niegue eso a un empleado, y más teniendo en cuenta que está habiendo reciprocidad; que el trabajador lo está dando todo en estos momentos tan difíciles”.

Y se oye el suspiro de alivio de miles de novios y novias. Un problema menos y un pasito más hacia el altar en la era del coronavirus.