Desescalada

“Estamos cerrados. No puedo arriesgarme a abrir sin clientes de Madrid, Valencia o Alicante”

Incertidumbre en la desescalada para los empresarios que denuncian que los trabajadores que están en Erte aún no han cobrado

Imagen de archivo del restaurante El Chamizo de Moraira (Alicante) no ha abierto el local, a la espera de que se permita la movilidad entre más territorios
Imagen de archivo del restaurante El Chamizo de Moraira (Alicante) no ha abierto el local, a la espera de que se permita la movilidad entre más territoriosLa RazónLa Razón

Desescalar a varias velocidades también tiene inconvenientes. El 50 por ciento de la Comunitat Valenciana sigue en fase cero, la otra mitad comienza a despertar. El miedo, la alegría, la esperanza y la incertidumbre se miden casi a partes iguales.

Maxime, la propietaria del Restaurante El Chamizo de Moraira (Alicante) no ha abierto hoy su negocio. El principal motivo es la inseguridad que le genera sacar del Erte a sus 15 trabajadores sin tener la certeza de que el negocio puede funcionar. Con la clientela de la zona no le salen las cuentas. “No puedo arriesgarme a abrir si no vienen clientes de Madrid, Valencia o de Alicante”. Los turistas extranjeros, como todos, ya los da por perdidos.

Critica que las normas se publiquen en el BOE con poca antelación, cree que debería haber instrucciones más claras de Sanidad, pero lo que más le duele es que sus empleados no hayan cobrado todavía del Estado.

Imagen del restaurante El Portet de Moraira (Alicante)
Imagen del restaurante El Portet de Moraira (Alicante)La RazónLa Razón

Pensar en que pase el tiempo, en que llegue el verano es lo único que le da esperanza. “Necesitamos que venga gente de fuera”. Mientras prepara a conciencia la vuelta para abrir con la máxima seguridad posible.

En la misma localidad, otros sí han decidido abrir. “Lo veo como una oportunidad después de 40 días, aunque sea un poco en precario. Vamos de cara a la temporada de verano, a ver si poco a poco todo esto puede pasar. Hay que ser optimista. Este año intentaremos cubrir gastos, ya ganaremos dinero el próximo año. Lo importante es tener salud". Ángel Montó, del restaurante El Portet, considera que las medidas impuestas son demasiado conservadoras y cree que deberían haber informado mejor. “Necesitamos más espacio en las terrazas para poder dar más servicio y sacar a la gente de los Erte”.

José Matías, propietario del restaurante Parsifel de Gandía
José Matías, propietario del restaurante Parsifel de GandíaLa RazónLa Razón

En esta localidad alicantina la gente se ha lanzado con ganas a la calle. Hay actividad, las tiendas, a pesar de las dificultades, han vuelto a abrir sus puertas. Los propietarios de Concept Store, un matrimonio belga que regenta un establecimiento de moda y decoración, afrontan con mucha preocupación el frenazo que la pandemia ha supuesto ya en el turismo extranjero. En una situación de normalidad, ya se habría notado su llegada, que empieza a aumentar a partir de Pascua. Lamentan además la poca ayuda recibida por parte del Gobierno español y explican que en Bélgica se están dando 4.000 euros al mes y 168 euros al día a los negocios que no pueden abrir.

“En Jávea la sensación es de normalidad”

Pilar, vecina de Jávea, cuenta cómo este municipio costero ha vuelto casi de la noche a la mañana a la normalidad. “Hay más tráfico, las terrazas- respetando las distancias de seguridad- y los comercios están abiertos”. Apunta además, a que muchos de los que vinieron de otras ciudades antes de que se declarase el estado de alarma, se han quedado. “Se ve vida en la calle” y reconoce que a pesar de lo extraño de la situación, el confinamiento no se ha vivido con miedo.

Códigos QR para la carta y control de temperaturas

En Gandia la apertura de las terrazas se ha recibido con ganas. José Matías, propietario del restaurante El Parsifal ha abierto esta mañana. Solo ha servido bebidas pero ha recibido muchas llamadas para hacer reservas. Situado en primera línea de playa y famoso por su buena cocina, Matías ha invertido mucho en seguridad. La carta se leerá con el móvil con un código QR y el cliente lo pedirá directamente, sin que tenga que llamar al camarero. También ha preparado un medidor de temperatura para cuando abra la zona de interior.

El ambiente es bueno y aunque sabe que la campaña está perdida tiene como objetivo recuperar todo lo que pueda para dar garantizar el trabajo de su plantilla.