Carlos Baño ha demostrado en Alicante que la mayoría del tejido empresarial de la provincia estaba defraudado con la gestión de quienes durante más de 20 años han dirigido la Cámara de Comercio . Tanto, que su candidatura arrasó frente a la del hasta ahora presidente, Juan Bautista Riera, al conseguir 39 vocales de los 40 en liza. Para ello ha tenido que vencer los obstáculos, demasiados, que desde hace tiempo le han puesto en su camino desde las estructuras de la corporación.

Su apabullante victoria la logró, además, contra quienes se creían dueños y señores del cotarro. Desde la Conselleria hasta los conocidos «poderes fácticos», los prebostes que se creían invulnerables, unos gallos que han quedado desplumados, en el etimológico sentido de la palabra, por la ilusión, la renovación, el realismo y la competencia frente al continuismo y el inmovilismo tradicionales.

El equipo de Carlos Baño acertó al elegir y convencer a los líderes de cada sector para configurar una candidatura rebosante de credibilidad para el cambio en todos los ámbitos. Y sobre todo supo provocar las elecciones, una suerte desconocida en el sistema cameral valenciano, imagino que así lo es en toda España, cuyos presidentes han estado acostumbrados a prorrogar sus mandatos mediante proclamación, sin pasar por las urnas ante la ausencia de otros aspirantes al cargo. La realidad ha demostrado que tenían razón quienes se resistían a ponerse ante los electores. Así es la vida.