Sociedad

Hallan tres ánforas romanas en un chalet de Santa Pola al hacer limpieza antes de venderlo

Posiblemente se utilizaron en el siglo I para transportar aceite

Los guardias civiles y un operario del Ayuntamiento muestran las ánforas recuperadas
Los guardias civiles y un operario del Ayuntamiento muestran las ánforas recuperadasLa RazónGuardia Civil

Tres ánforas romanas de cerámica del siglo I d.C. han sido encontrados por una mujer que limpiaba una vivienda antes de ponerla a la venta en Santa Pola (Alicante), han informado este martes el ayuntamiento y la Guardia Civil.

Esta mujer avisó a las fuerzas de seguridad el pasado 5 de diciembre y explicó que mientras que limpiaba la vivienda que quería poner a la venta localizó en el sótano tres piezas cerámicas de grandes dimensiones que pensó que podían tener algún valor histórico.

También explicó que desconocía el origen de las ánforas, aunque añadió que probablemente habían sido adquiridas en algún momento por un familiar ya fallecido.

La Guardia Civil y el ayuntamiento de Santa Pola han puesto de manifiesto que la Ley 4/98 del Patrimonio Cultural Valenciano establece que las piezas arqueológicas son bienes de dominio público, propiedad de la Administración, y que todo hallazgo o tenencia debe ser comunicada, por lo que de no hacerlo se trata de una infracción grave, castigada con una multa que oscila entre los 60.001 y los 150.000 euros.

Una vez que la mujer dio aviso, agentes del Seprona de la Guardia Civil de Elche contactaron con los especialistas del Museo del Mar del Ayuntamiento de Santa Pola, donde serán exhibidas y donde se ha realizado la autentificación por parte de expertos de la Universidad de Alicante.

Estos especialistas han determinado que se trata de tres ánforas romanas de cerámica, posiblemente Béticas, de la Época Altoimperial, probablemente procedentes del siglo I.

En su mayoría, las ánforas halladas en esta zona del Mediterráneo eran oleícolas, utilizadas para el transporte de aceite procedente de la zona bética de la península y embarcadas en el Portus Ilicitanus para su traslado a Roma, aunque otras también eran usadas para el transporte de vino y de salsas de pescado (garum), muy apreciadas por los romanos.