Opinión

Alicante, Moros y Cristianos: "La festera soy yo"

Así que, cuando en pleno siglo XXI, leo que en Alcoy, Alicante, una mujer ha roto un techo de cristal al ostentar este año uno de los grandes cargos festeros, el de Alférez, me indigno, y mucho.

Ana Gisbert, desfilando en Alcoy, Alicante; es la primera mujer en la historia de los Moros y Cristianos que ha ostentado el cargo de Alférez
Ana Gisbert, desfilando en Alcoy, Alicante; es la primera mujer en la historia de los Moros y Cristianos que ha ostentado el cargo de AlférezLa Razón

Mi familia es una familia de mujeres transgresoras, valientes y adelantadas a su tiempo. La primera en rebelarse ante su destino fue mi abuela paterna, Matilde, y a principios del siglo XX. Ella se casó por amor, dando un plantón en toda regla y casi en el altar al señor de nacionalidad francesa que le habían adjudicado sus padres. Y, una vez prometida con mi abuelo Santiago, psiquiatra que pasaba consulta en el segundo derecha de la Casa Carbonell, le explicó que no sabía freír ni un huevo

- No quiero una mujer para que fría huevos

Nada como hablar claro; fueron infinitamente felices, paseando por la Explanada y yendo a bailar al Casino de Alicante. Y luego llegó mi madre -la nuera de Matilde- y en los años setenta, cuando las mujeres pedían permiso a su marido o, en su defecto, a su padre para abrir una cuenta en el banco, y también se plantó. Le dijo a mi señor padre, con dos bebés en casa -mi hermana Isabel y una servidora- que se aburría, dedicándose al gobierno de la casa y a la crianza. Y tomó su rumbo laboral.

Así que, cuando en pleno siglo XXI, leo que en Alcoy, Alicante, una mujer ha roto un techo de cristal al ostentar este año uno de los grandes cargos festeros, el de Alférez, me indigno, y mucho.

¡Qué aún estemos así!. Tiro de hemeroteca y antes que Ana Gisbert, otra mujer, en este caso en los Moros y Cristianos de La Vila Joiosa, Aitana Morales, hizo historia por lo mismo. Por ser Reina, máximo cargo, en 2o13. Qué curioso que la una y la otra dieran, a preguntas de los periodistas, dieran la misma explicación «la festera soy» y no sus parejas o maridos. A ambas, sus padres les habían inculcado el amor a las fiestas de Moros y Cristianos.

Pues eso, que a las mujeres aún nos queda un largo camino por recorrer hacia la igualdad; con huevos fritos o sin ellos.