Elecciones 28M
Carlos Flores (VOX): «Si nuestros escaños son necesarios, claro que exigiremos estar en el Consell»
Asegura que controlar la economía con topes a los precios «es la senda más rápida al fracaso, a la crisis y al hambre»
Catedrático de Derecho, especializado en la Constitución española, Carlos Flores asegura que ha llegado a la política movido por la inquietud de que el Estado de Derecho en España está en peligro. Durante la pandemia, dice, dio un salto cualitativo que le llevó al lugar que hoy ocupa, candidato a la Presidencia de la Generalitat de la mano de VOX.
-¿Cómo llega Carlos Flores a la política y qué puede aportar?
-Llego a la política de forma gradual. Yo soy profesor universitario. La mayor parte de mi carrera me he dedicado al estudio de cuestiones de índole europea, al proceso de transición, de democratización en Europa oriental porque pensaba que lo que estaba sucediendo en esa parte del mundo era muy importante, pero gradualmente me voy dando cuenta de que el Estado de Derecho en España está en peligro y comienzo a interesarme por controversias jurídicas estrictamente españolas. Durante la pandemia doy un salto cualitativo en mi interés y empiezo a escribir y a preocuparme mucho más por el Estado de Derecho en España y a partir de ahí, digamos que comienzo a ponerme en el foco de lo que a la postre fue Vox.
-Y llega un momento en que tu candidatura le parece a Vox más interesante que la de aquellos que habían estado representando al partido en la Comunitat. ¿Eso le hizo sentirse incómodo en algún momento?
- Estoy tremendamente agradecido a los compañeros que han liderado Vox estos cuatro años, sin ellos no estaríamos aquí y su trabajo ha sido tan fructífero como es el hecho de que Vox tiene diputados en Les Corts cuando antes era una fuerza extraparlamentaria. Por otra parte, también estoy orgulloso de que el partido quisiera confiar en mí, con el intento de dar un salto cualitativo y también al objeto de mejorar la comunicación de Vox con la sociedad civil, como estamos haciendo en otras candidaturas donde hemos incorporado a gente que no había tenido relevancia política pero sí una proyección pública.
-En el mitin de Vox del pasado viernes, Santiago Abascal criticó más al PP que a la propia izquierda. ¿En qué momento se hallan las relaciones entre PP y Vox?
-Es evidente que en estos momentos nuestro principal adversario no solamente es el Partido Socialista sino también sus socios de coalición del Botànic. Y nuestro principal objetivo es contribuir a un cambio de rumbo radical en las políticas que se están siguiendo en la Comunidad Valenciana. Ese cambio de rumbo no se va a producir sin el Partido Popular, cosa que en Vox sabemos, y no se va a producir sin Vox, cosa que no sé si el PP sabe. Nuestra relaciones con el PP son en parte de complementariedad y en parte de competitividad. El PP piensa que nosotros hemos robado un electorado que deberíamos de devolverles, pero eso no se ajusta a la realidad y las encuestas sociológicas lo acreditan. Vox y el PP tienen una porción de electores que pueden oscilar entre un voto y otro, pero Vox incorpora electores que nunca votarían al PP. Por lo tanto la derecha española es más potente con Vox de lo que ha sido sin ella. El PP tendría que acordarse de cuántos gobiernos ha perdido por no tener un socio. Cuántos gobiernos ha perdido por haber conseguido el 49 por ciento y no haber encontrado ese voto que le faltaba para llegar a la mayoría absoluta.
-¿Entonces ustedes son la derecha y el PP la "derechita cobarde" o han cambiado de parecer?
-Podría discutir lo de "derechita" porque al fin y al cabo son un partido grande; pero lo de cobarde, no lo puedo discutir porque es un partido que cuando le preguntan si es partidario de la ilegalización de Bildu, unas veces vota que no y otras veces se abstiene. A ver si ahora que Vox lo ha vuelto conseguimos que vote que sí. Aunque antes habría que aclarar quién va a decidir el voto del PP, si va a hacerlo Feijóo o Díaz Ayuso, porque me parece que ni siquiera están de acuerdo en algo tan básico y fundamental como eso.
Por lo que hace a nuestra definición, yo no tengo ningún inconveniente en que nos etiqueten como un partido de derechas. El término de ultraderecha o extrema derecha me incomoda, evidentemente, pero si me da a elegir, el término radical me gusta más, porque radical viene de raíz y ese es nuestro planteamiento. El PP prefiere dejar las raíces y recortar las ramas. Nuestro objetivo es atacar los problemas en su raíz, en su causa, no en sus consecuencias.
-¿Considera factible que, si el PP gana, pero sin mayoría absoluta, pueda gobernar prestándole Vox apoyos puntuales sin entrar en el Consell?
-En el caso de que nuestros votos y nuestros escaños fueran necesarios para conformar la mayoría necesaria por supuesto que exigiremos entrar en el Consell. Es que no se me ocurre otro escenario. No vamos a pedirle el voto a los valencianos para luego regalar ese voto a otras formaciones políticas. Pero eso es una decisión que tiene que tomar Carlos Mazón, él tiene que decidir si quiere un gobierno inestable sujeto a pactos puntuales y oscilantes, o quiere un gobierno estable que vaya a durar toda una legislatura y que tenga gente experimentada y experta en gestionar. Si Mazón desea jugar a la ruleta rusa y embarcarse en un gobierno en minoría buscando pactos semana sí, semana no, allá él.
-El actual grupo parlamentario ha manifestado que no cree en el Estado de las autonomías pero que participa en los parlamentos regionales para, desde dentro, cambiarlo. ¿Carlos Flores coincide con ese criterio?
-Yo comparto íntegramente los tres principios que la Constitución fija en lo tocante a la estructura territorial del país: el principio de unidad, el principio de autonomía y el principio de solidaridad. El principio de unidad está en estos momentos gravemente lesionado; el tejido de solidaridad está en estos momentos gravemente lesionado, y el principio de autonomía no ha dado los frutos necesarios, está en permanente proceso de revisión. En España nunca se ha cerrado el proceso autonómico. Ni siquiera tenemos en la Constitución reflejado el número o el nombre de las comunidades autónomas. No somos los únicos que discutimos el actual modelo autonómico. El PSOE es un partido federalista y la Constitución no menciona la palabra federal ni en una sola línea. No somos, pues, el único partido que cuestiona el actual modelo autonómico, solo que nosotros lo cuestionamos en una dirección diametralmente opuesta a la de todos los partidos que piensan que la solución a las disfunciones de las autonomías es más competencias, más transferencias, más presupuestos. Nosotros pensamos que es menos: menos chiringuitos, menos duplicidades, más unidad, más coordinación, más solidaridad.
-¿Hasta el punto de cerrar el Parlamento autonómico?
-El único que ha cerrado el Parlamento ha sido el PSOE durante la pandemia, el Parlamento nacional. Por supuesto que no vamos a cerrar el parlamento autonómico.
-¿Temen que en algún momento pueda suceder con Vox lo mismo que a Ciudadanos?
-No. Definitivamente, no. Por dos motivos, uno estructural y otro coyuntural. Primero porque Vox es un partido de principios, no de posiciones o posicionamientos. El centro no es una ideología, no es un principio, el centro es una situación que depende de las otra dos alternativas. Nosotros tenemos principios y los pies sobre tierra y llevamos años teniendo el suelo electoral más firme de todos los partidos. Según la últimas encuestas, un 75 por ciento de los electores que hace cuatro años votaron a Vox piensan volver a hacerlo. Atraemos votos del PP, atraemos muchos votos de Ciudadanos (en una encuesta reciente el líder más valorado por los electores de Ciudadanos soy yo, no sé si Mamen Peris se ha enterado), recibimos votos de Podemos y de la abstención, pero no perdemos votos.
-¿Cómo que reciben votos de Podemos?
- Porque ha habido gente que, honestamente, ha creído hace ocho años que era necesario un golpe sobre la mesa, hartos de la alternancia y porque buscaba emociones fuertes y en estos momentos, todo eso lo representa Vox. Vox es en estos momentos el partido de la protesta, de muchas más cosas, pero va a recibir el voto de quienes tienen más ganas de protestar y quienes están más descontentos y más desencantados por el bipartidismo. Estamos recibiendo el apoyo masivo de gente joven que nunca ha votado.
-¿Cree que la sentencia contra usted le puede penalizar en el voto? ¿Lo ha valorado usted? ¿Lo ha valorado el partido?
-Por supuesto yo lo valoré antes de dar el paso, por supuesto el partido lo valoró también, confirmaron mi candidatura. La izquierda ha hecho todo lo que ha estado en su mano por airearlo, pero creo que la inmensa mayoría de los ciudadanos entienden que cuando una persona puede acreditar como es mi caso más de tres décadas de trayectoria intachable, de servicio al Derecho, a la Justicia y a ala enseñanza universitaria; después de siete años en el Consejo de Transparencia, en la Junta Electoral, más de tres décadas en la Universidad, me puede presentar a una elecciones con la cabeza bien alta.
-¿Cuál es la senda fiscal de Vox?
-Nosotros planteamos una rebaja de la presión fiscal sobre todos los estratos económicos porque plateamos una rebaja del gasto público en todas las esferas del gasto público. Queremos una Administración más adelgazada que haga más por menos, que evite duplicidades institucionales, que sea mucho más austera en el gasto público, y solo así se puede sostener una rebaja sistemática de la presión fiscal sobre todos los contribuyentes, que es diametralmente opuesto a lo que ha hecho el Botànic, que es incrementar la presión fiscal y el gasto público. E incrementan de remate el endeudamiento.
-¿Alguna concreción de los recortes? ¿De dónde va a recortar?
- Sería perfectamente plausible reducir nuestras Consellerias a nueve. ¿Por qué tenemos que tener una Conselleria de Igualdad? La igualdad es una política transversal de todas las consellerias. Yo quiero que Hacienda trate igual a los contribuyentes y que Sanidad trate igual a los paciente y Educación, trate igual a los alumnos. ¿Por qué hemos de tener una Conselleria de Transparencia? La transparencia es un valor que debe permear toda la Administración, yo creo que Justicia funcione con transparencia, o Agricultura. Algunas consellerias se justifican en la necesidad de satisfacer a los socios. Tenemos una Conselleria de Vivienda porque era la manera de tener entretenido Podemos durante una legislatura y que no molestase en otros ámbitos. Pero es una Conselleria de juguete con un presupuesto diminuto y que carece de influencia en el rumbo de la economía de la Comunidad Valenciana. Tenemos una Conselleria de Memoria Democrática para que Rosa Pérez esté entretenida con sus batallas del abuelo. Por lo tanto, si suprimimos las concesiones ideológicas fundamentadas en la necesidad de dar capricho a diversos partidos minoritarios y suprimimos las consellerias que deberían ser trasversales podríamos tener un Consell con nueve consellerias.
-Y respecto al resto de instituciones, ¿cuál es su postura respecto de las diputaciones?
- Las provincias en primer lugar, están en la Constitución, y las diputaciones son vitales para que los municipios puedan ejercer sus competencias. No solo deberían ser mantenidas sino también revitalizadas. Las Diputaciones están llamadas a ejercer un papel más importante en el futuro, eso sí, sin caer en el clientelismo que han caído con algunos notorios dirigentes del PP.
-Y si participan de un futuro gobierno, ¿estarían interesados en algunas consellerías más que en otras?
- En Castilla-León hemos asumido la Consejería de Agricultura, Educación e Industria. Esa es una opción y estamos abiertos a cualquier otra opción. Pero nosotros no aspiramos a tener Agricultura o Educación y desentendernos del resto de las cuestiones, nosotros disponemos de gente capaz para getionar cualquiera de esas áreas y estamos abiertos a un diálogo franco a este respecto. Siempre teniendo en cuenta que cuando uno es vicepresidente, en este caso, de Castilla-León, asume una facultad de coordinación de todas y cada una de las políticas que asume la Junta de Castilla y León, porque eres vicepresidente de todo el Gobierno de Castilla y León.
-¿Qué piensan del tope de los precios de los alimentos, de los alquileres, o del gas, que ya es una realidad?
-Yo llego a la política después de 35 años en la Universidad, de los cuales 30 los he dedicado a la caída del comunismo. Si de algo estoy absolutamente convencido es de que controlar la economía es la senda más rápida al fracaso, a la crisis y al hambre. Las políticas de control de precios nunca han funcionado. Funcionan las políticas de incentivación de la producción, de ayuda al consumo, pero desde luego no funcionan las políticas estatista de control de los precios porque el capital tiene muchas formas de escapar de las mismas y entre ellas, escapar del propio país.
-¿Cuáles son las propuestas de Vox en materia de sanidad?
-Si en algo ha fracasado el Botànic es en su política sanitaria, fundamentalmente porque está orientada por sus prejuicios ideológicos. El Botànic son partidos estadistas favorables a que el Estado lo controle todo. En Educación hemos tenido una larga serie de conflictos por la libertad educativa, y también en sanidad, consumo, vivienda, solo que el intento de controlar la vivienda por parte de Illueca ha quedado en algo episódico, el intento de controlar el sistema sanitario por parte del Botànic ha generado consecuencias catastróficas. Más gasto en sanidad y menos satisfacción entre los usuarios. Nosotros no tenemos ningún inconveniente de entablar una diálogo franco con las empresas que se dedican a proveer salud. Lo hacen, la saben hacer y lo hacen estupendamente bien. La función de la Administración es salvaguardar el derecho a la salud y, por supuesto, el dinero público. Y la de los empresarios del sector sanitario es proporcionar salud al mejor precio posible. El mayor rendimiento al menor precio posible. Yo creo que el entendimiento es perfectamente posible.
-En materia educativa, ¿qué planteamiento hace Vox del tema de la lengua propia?
-Nosotros creemos en lo que dice la Constitución cuando dice que reconoce a los padres el derecho a que los hijos reciban la educación religiosa y moral concorde a sus creencias, creemos en la libertad educativa en todas sus dimensiones también en algo básico como es la lengua vehicular. No tiene sentido que viviendo en una comunidad oficialmente bilingüe, en un territorio en el que la mayor parte de los valencianos utilizan el castellano para su expresión cotidiana o lo tienen como lengua materna, la Administración persiga la enseñanza en castellano; que haya que reivindicar algo que es tan lógico y natural como recibir clase en tu lengua materna. Por supuesto esto se predica también del valenciano. No nos oponemos a que el valenciano siga siendo lengua vehicular, no de manera exclusiva. Y por supuesto eso no afecta a la enseñanza del valenciano. El valenciano debe de enseñarse y debe de aprenderse en nuestra escuelas.
Y con la educación concertada y privada pasa algo similar. Esta educación no puede ser subsidiaria de la educación estatal. No puede reducir el derecho a crear una escuela a aquellos municipios donde no haya una escuela pública. La Constitución reconoce el derecho a la educación y el derecho a elegir el modelo educativo, publico o privado, religioso o laico, y a hacerlo en iguales condiciones.
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