Amamantando la vida

Cómo mantener hidratado a un bebé cuando suben las temperaturas

Existe un peligro poco conocido que se llama "intoxicación por agua"

Cómo mantener hidratado a un bebé cuando suben las temperaturas
Cómo mantener hidratado a un bebé cuando suben las temperaturasLa Razón

Cuando el termómetro sube los bebés experimentan el calor de manera similar a los adultos, aunque su cuerpo no se adapta igual. Debido a su menor volumen corporal, son más propensos a perder fluidos más rápido, lo cual provoca que su temperatura se eleve con mayor rapidez, convirtiéndose en un colectivo muy vulnerable al calor, y más propenso a la deshidratación. Con la llegada del verano tenemos que estar más atentos para mantenerlos bien hidratarlos.

Además, hay que evitar la exposición solar prolongada y las altas temperaturas, manteniendo al bebé en un lugar fresco, con sombra y ventilado, eligiendo ropa fresca, de tejidos transpirables como el algodón y, principalmente, de colores claros.

Sin embargo, ¿cómo lograrlo si el bebé es pequeño y está siendo amamantado de forma exclusiva?, ¿es necesario ofrecerle agua entre toma y toma de pecho? ¿El bebé que toma leche materna está suficientemente hidratado?

Sabemos que la lactancia materna es a libre demanda, es decir, sin horarios establecidos. El horario lo marca el lactante dando señales de que necesita mamar. Con el aumento de las temperaturas es común que el bebé aumente su demanda y haga tomas más cortas y frecuentes al pecho. Tomas más encaminadas a calmar su sed que alimentarse. El agua es el componente principal de la leche materna, el 87% de la leche humana es agua, especialmente en la primera parte de la toma. Siendo común que, en días calurosos, el bebé haga tomas más breves y frecuentes. Esto significa que, durante los primeros seis meses de vida, el bebé amamantado está suficientemente hidratado gracias a la leche materna, incluso en climas muy calurosos.

No obstante, algunos padres dudan si realmente no deberían ofrecerle agua . ¿Qué mal puede hacerle algo tan natural y esencial como el agua? Sin embargo, no es así. ¿Por qué?

Una de las razones que tal vez ya conozcáis es que su estómago es muy pequeño. Alrededor de los 30 días de nacido, su estómago tiene el tamaño de un huevo y puede contener entre 60 y 80 mililitros de líquido. Su tamaño se va agrandando poco a poco, y a los seis meses es análogo al de un melocotón, con una capacidad alrededor de 150 mililitros.

Si llenamos su capacidad estomacal con agua, aunque sea en poca cantidad, el cerebro del bebé recibe la orden de que está saciado, por lo que no querrá comer más. El agua ocupará todo el espacio y no permitirá que entren otros nutrientes. La leche materna es esencial para el crecimiento y desarrollo físico e intelectual del bebé, ya que contiene además de agua, nutrientes importantes como proteínas, vitaminas y grasas, que no se encuentran en el agua. Dar agua al bebé puede disminuir o suprimir su demanda de amamantamiento, lo que puede afectar a su ganancia de peso y una reducción de la frecuencia de las tomas también puede influir en la cantidad de leche que la madre produce.

A la vez, existe un peligro poco conocido llamado «intoxicación por agua». Sí, el agua puede ser tóxica si el bebé recibe más agua de la que sus pequeños riñones pueden tolerar y filtrar. El exceso de agua se acumula en la sangre, esto diluye los electrolitos (minerales) y puede causar ciertos problemas en el cerebro y en el cuerpo del bebé.

Además, puede ocasionar diarrea en el bebé. Aunque no sea lo habitual en nuestro entorno, el agua puede estar contaminada, las condiciones de salubridad originales se pueden ver alteradas, aun en el caso de agua embotellada, que no garantiza pureza e higiene y contener más bacterias incluso que el agua del grifo, bien por un mal almacenamiento o por una mala manipulación. Un riesgo improbable en el bebé que es amamantado, ya que no hay manipulación ni recipientes involucrados, el bebé recibe «agua segura» con la leche materna.

Estas son razones más que suficientes para no aconsejar dar agua a un bebé menor de seis meses, dado que, se mantendrá mejor hidratado si se le ofrece el pecho frecuentemente al tiempo que le aportaremos los nutrientes que necesita y lo protegemos de infecciones.

Incluso después de los seis meses, seguirá obteniendo la mayor parte del agua que necesita de la leche materna. A esta edad podemos permitir que tome pequeñas cantidades de agua, pero no esencial si es amamantado siempre que quiera. Mejor esperar hasta que tenga alrededor de un año y coma más alimentos sólidos antes de agregar agua en mayor cantidad a su dieta.

Para evitar que el agua se contamine se deben transportar en envases bien cerrados y en frío. Y como última recomendación, cuando le ofrezcáis agua, mejor no dársela con biberón. Los bebés pueden beber perfectamente de un vaso. Los que no tienen suficiente coordinación existen vasos específicos, para que no se moje, eso sí, cuando sobra agua del vaso, hay que tirarla.

Cintia Borja es enfermera consultora lactancia certificada IBBLC

Puedes enviar tus consultas a consultalactancia@larazon.es