Cristina es abogada y el pasado día 31 estaba de guardia de 24 horas en el partido judicial de Torrent. Dos días después de la tragedia, esa misma noche comenzaron los robos en el centro comercial Bonaire aprovechando el caso y el hecho de que el centro comercial estaba destrozado. «A la delincuencia habitual se une estas noches el pillaje».

Cristina atendió personalmente a cinco detenidos, y al día siguiente en el reparto le cayeron unos cuantos casos más. En total hubo 23 detenciones tramitadas en el partido judicial de Torrente, ya que como cuenta la letrada, «al estar la Guardia Civil desbordada, contó con el apoyo de la Policía Nacional, y los detenidos por este cuerpo, por cuestiones logísticas, eran trasladados a Valencia y atendidos en Zapadores por letrados del turno de Valencia, por lo que hubo aún más detenidos».

Cristina destaca la profesionalidad y el trato exquisito tanto de la Guardia Civil como del personal de juzgados: «con todos los medios en contra, sin comunicaciones, sin internet, y se sacó todo adelante».

La primera vez que le llamaron esa noche para atender a un detenido, fue hasta el cuartel de la Guardia Civil de Aldaia en su propio coche... y fue casi imposible llegar. A partir de ese momento, la Guardia Civil se ofreció para recogerla en un todo terreno porque la carretera era casi inaccesible. Y así lo hicieron en la próxima detención. Los detenidos que atendió Cristina esa noche eran variopintos. Tres de ellos robaron en el centro comercial. Dos de ellos eran chavales de 18 años que robaron pantalones y calcetines Levi’s aprovechando el caos. «No les hacía falta». El juez los dejó en libertad. El otro chico era árabe y había acudido con otros amigos a la tienda Puma. Robaron una caja de zapatillas cada una. La Guardia Civil solo logró atraparle a él. El juez lo dejó también en libertad. A Cristina le consta por el reparto que esa noche también se reventó una joyería. Cinco detenidos, españoles todos, quedaron en prisión.