Lactancia

Educar desde bebés en la alimentación saludable

Lo principal es ofrecer al bebé un ambiente agradable a la hora de la comida para que todos disfruten

El bebé puede comer sentado en la mesa con el resto de la familia
El bebé puede comer sentado en la mesa con el resto de la familiaLa Razón

La educación nutricional es sumamente importante para que desde la infancia las familias tomen decisiones acertadas para conseguir adquirir desde la infancia unos hábitos de alimentación adecuados que nos acompañen durante toda nuestra vida, disfrutemos de una existencia sana y, en algunos casos, libre de enfermedades derivadas de la malnutrición, ya que los problemas consecuencia de una nutrición inadecuada en esta etapa de la vida afectan no sólo al desarrollo físico, sino también al sistema inmunitario y al desarrollo intelectual y emocional. Se trata también de un periodo clave en el aprendizaje y adquisición de hábitos alimentarios que perdurará toda la vida.

La familia tiene un papel fundamental en cuanto a proveer los alimentos apropiados para esta etapa, así como proporcionar un contexto y ambiente agradable, pero son los bebés quienes tienen el control de cuánto desean comer o si desean comer o no.

La pregunta del millón que los padres nos hacen es: ¿Qué debo darle de comer?, ¿cómo y cuándo? Actualmente no existen pruebas científicas sobre los beneficios de la introducción de los alimentos en un determinado orden. Si embargo, además de atender a la necesidad de energía extra que presentan los bebés a la edad de inicio de la alimentación complementaría, se sugiere también que la mejor opción es empezar por alimentos ricos en hierro y zinc, como la carne, huevo o pescado.

Por lo tanto, no existen guías ni normas fijas de recomendación, lo principal es ofrecer al bebé un ambiente agradable a la hora de la comida para que todos disfruten, no perder la confianza en la respuesta del bebé hacia los alimentos, es decir, no presionarlo para que coma. Solo él sabe cuanta hambre tiene.

La Organización Mundial de la Salud (OMS), así como otras asociaciones científicas, considera que el inicio de la alimentación complementaria, debe de ser alrededor de los seis meses de vida, momento en el cual, el bebé está preparado para recibir otros alimentos sólidos o líquidos diferentes a la leche (materna o de fórmula), aunque esta siga siendo su principal alimento hasta el año de edad.

El inicio de la alimentación complementaria, supone un tiempo de transición entre la alimentación con leche y la alimentación que toma el resto de la familia, es decir, el bebé tiene seis meses de tiempo para ir acostumbrándose a los nuevos alimentos, en otras palabras, un proceso gradual que requiere de tiempo desde que se inicia la alimentación complementaria a los seis meses hasta los 12 meses de edad que prácticamente tomará los mismos alimentos que el resto de la familia.

En esta etapa tenemos que ser inventivos e ir probando diferentes formas y texturas, a las cuales deberá ir adaptándose, y que le será más fácil aceptar, si lo hace sentándose a la mesa y comiendo los mismos alimentos que el resto de la familia, eso sí adaptados al bebé. El objetivo no es que se coma todo el plato, sino que vaya probando nuevos sabores y texturas. Así, en lugar de preparar una comida adaptada, puede comer sentado en la mesa, los mismos platos que se preparan para el resto de la familia. De este modo, os estáis convirtiendo en un modelo a imitar, ve cómo coméis, cómo usáis los cubiertos, cómo bebéis agua de un vaso… ¡todo un aprendizaje para el bebé! Como os comento, no es lo más recomendable hacer «pucheritos» o comida especial para el bebé, un tipo de preparados cuyo sabor y textura también le son nuevos y a los que, debe acostumbrarse, con el inconveniente que nunca más volverá a comerlos. ¿Por qué no ofrecerle la comida familiar? Esto es posible adaptada al bebé, para que vaya familiarizándose poco a poco con los alimentos. Así no se desaprovecha la ventana de curiosidad que tienen los bebés por experimentar, explorar y probar nuevos alimentos.

Este interés se va cerrando alrededor de los diez meses de edad, y si no lo hemos aprovechado, le va a costar más, posteriormente, aceptar el color, la textura y el sabor de la comida familiar, ya que está acostumbrado a los purés. Toda vez que el inicio de la alimentación complementaria, es un buen momento para introducir en la familia unos hábitos de alimentación saludable.

Otra recomendación importante es no obligar, ni presionar al bebé a comer, ni embutirlo metiéndole «cacharrazos» en la boca, puesto que puede generar un mayor rechazo. Tampoco se debe utilizar la comida como premio o consuelo emocional, y menos aún, distraerle con la televisión, móviles, videojuegos para que coma, ya que, el objetivo principal es que el bebé conecte con la experiencia de comer, que pruebe sabores, olores y texturas.

Utilizando este tipo de pantallas conseguimos que se quede absorto con lo que ve y abra la boca sin percibir si está saciado o no, come sin ser consciente de los sabores y texturas, no estamos con ello formando unos buenos hábitos de alimentación.

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