Castillos
El imponente castillo de la provincia de Alicante, rodeado de bodegas y con un sorprendente tesoro
Escondido hace 3.000 años, se considera el tesoro prehistórico más importante de Europa
Con la llegada del buen tiempo primaveral, los planes de ocio en familia y amigos son una de las actividades más demandadas por la sociedad. Explorar nuevos territorios, conocer paisajes únicos, y poder liberar la mente del ajetreo diario de la vida en la ciudad se ha convertido en todo un reclamo para quienes buscan alejarse el bullicio y desconectar, aunque sea por unas horas.
Sin duda, uno de los lugares más destacados para ello, y que cada vez atrae a más personas es la escapada a la localidad alicantina de Villena, en la que se encuentra una gran variedad de opciones con las que disfrutar de una escapada inolvidable.
Sin duda, la joya de la corona es el Castillo de la Atalaya, una fortaleza de época almohade, construido en el siglo XII y que con el paso de los años, fue ampliado en el siglo XV por Juan Pacheco, conocido por ser el marqués de Villena. Esta fortificación se puede recorrer de la mano de una visita guiada de una hora, o también pasear por sus rincones de manera libre.
El castillo fue conquistado por Jaime I en el año 1240 y, tras la firma del tratado de Almizra, por lo que a partir de ahí, el Señorío de Villena pasa a los dominios de la familia Manuel, primeros señores feudales.
Ya en el siglo XIV perteneció al Príncipe de Villena, el famoso escritor Don Juan Manuel, autor de El Conde Lucanor. Además, en el castillo residió su segunda esposa, la Infanta Doña Constanza de Aragón, hija de Jaime I, lo que obligó a efectuar las primeras reformas. En el siglo XV, el castillo fue gobernado por la poderosa familia Pacheco, Marqueses de Villena, que incorporaron dos nuevos pisos a la torre y levantaron la segunda muralla. En 1476, los Reyes Católicos arrebataron el castillo a los Pacheco tras un duro asedio, del que quedan numerosos proyectiles en el patio de armas.
En la actualidad, este imponente castillo se levanta sobre una ciudad en la que las posiblidades son infinitas, desde recorrer las bodegas hasta descubrir uno de los tesoros más importantes de la humanidad.
En esta escapada es imprescindible visitar el Museo de Villena, aunque en estos momentos solo se encuentre una réplica, ya que el museo está en proceso de montaje. En él, se encuentra un espectacular conjunto de 66 piezas de diversos metales formado por cuencos, brazaletes, botellas y diversas piezas de adorno de oro, tres botellas de plata, un brazalete de hierro, un remate de hierro con adornos de oro y un botón de ámbar y oro. En total, un hallazgo único, de casi 10 kilos de oro, que fue escondido hace 3.000 años y que se considera el tesoro prehistórico más importante de Europa.
Y como colofón final, uno de los principales atractivos de Villena son sus bodegas. El clima de Villena ofrece unas condiciones únicas para este cultivo, por lo que los blancos y rosados resultan frescos y afrutados, y los tintos cálidos, carnosos y con buena estructuras aromática.
En Villena también se produce el Fondillón, el vino alicantino más famoso de la historia. Espeso y dulce, realizado enteramente con la variedad Monastrell que alcanza unos 18 grados, muy adecuado para acompañar postres. Se hizo famoso en el siglo XV y se convirtió en vino con “Denominación Real”, siendo saboreado por reyes y cardenales y citado por autores como Dumas, Salgari o Dostoievsky.
El Fondillón, además, está declarado por la UE como Vino de Lujo Europeo.
Según la web de Turismo de la localidad, Villena es la población con mayor número de bodegas de toda la provincia. La Ruta del Vino de Alicante brinda la posibilidad de visitar interesantes bodegas, hospedarse en hoteles o alojamientos rurales, probar la mejor gastronomía o comprar los productos y vinos de este tierra única.
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