Especial fin de año: la DANA
Un pueblo roto de dolor que empieza de cero
Los vecinos afectados se constituyen ya en asociaciones para pedir responsabilidades políticas: «Nadie puede olvidar lo que vio aquella noche»
La vida tardará en ser parecida a lo que era antes del 29 de octubre. Los 75 municipios de la provincia de Valencia afectados por la DANA encaran 2025 sin haber recuperado la normalidad. El barro sigue en las calles, los coches destrozados continúan formando parte del paisaje urbano, los negocios siguen, en la mayoría, cerrados y el dolor se ha instalado en un pueblo que sabe ha de empezar de cero.
La masa de agua enfurecida arrastrando todo lo que encontraba a su paso ha dejado imágenes insólitas. La indignación transformada en rabia quedó en evidencia en una visita real que pasará a la historia de España por acabar convirtiendo a Don Felipe y Doña Letizia en dos monarcas que se mancharon de barro para dar esperanza a todo un pueblo y que presidieron una misa en memoria de las víctimas sin que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, considerase necesario volver a correr el riesgo de ser abucheado para ponerse al lado de las familias.
Abandono e impotencia. Son las palabras que más repiten los afectados que tratan de seguir adelante. «Paiporta está hueca como un huevo», dice una vecina para explicar que las familias han perdido hasta lo más preciado, su intimidad. El agua se llevó casas enteras en unos casos y en otros, las paredes que las separaban conectando así unas viviendas con otras. La llegada del invierno no ha hecho más que agravar su situación. La humedad obliga a tener las estufas encendidas y muchos empiezan a acostumbrarse a ir con chaqueta dentro de casa.
Si la Navidad se ha abierto hueco en este paisaje es por los más pequeños. Los niños de Paiporta, Sedaví, Alfafar, Catarroja, Chiva, Turís, Aldaia, Picanya... lo merecen. Se han colocado algunos adornos y luces porque, al menos ellos, tienen derecho a seguir creyendo en la magia.
Casi 49.000 alumnos se quedaron sin poder asistir a clase y han tenido que afrontar el curso más complejo de sus vidas. Muchos de ellos han vuelto entre los aplausos de militares y servicios de emergencia, haciendo así todavía más especial un regreso imprescindible para recuperar algo de normalidad. Porque si algo ha demostrado Valencia es que está dispuesta a volver a ponerse en pie. Las calles siguen llenas de carteles de agradecimiento a los voluntarios que llegan de todas partes de España porque queda mucho por hacer. Las ayudas van llegando pero nunca con la suficiente rapidez. Mientras sigue la batalla contra el barro aumenta la contienda política.
Los vecinos buscan justicia y ya se han conformado en asociaciones con la finalidad de que los culpables paguen por los errores que cometieron. «El sentir de los vecinos es denunciar a la administración autonómica y a la estatal», pero las responsabilidades podrían apuntar también a los Ayuntamientos. «Creemos que hay indicios de delito, como la omisión de socorro», explica Christian Lesaec, portavoz de la Asociación de Damnificados DANA/Horta Sud. «Incluso los que no han perdido nada no pueden olvidar los gritos que oyeron esa noche». El camino a la reconstrucción será muy largo y en muchos ámbitos.
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