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Argentina

La rebelión de los gobernadores contra Alberto Fernández: no flexibilizan la cuarentena

El desconfinamiento abre también una brecha entre el presidente peronista y las regiones

Argentina extends quarantine until 10 May
Buenos Aires (Argentina), 25/04/2020.- A handout photo made available by the Argentine Presidency shows Argentina's President Alberto Fernandez (C) announcing the extension of the quarantine until 10 May 2020 at a press conference in Buenos Aires, Argentina, 25 April 2020. Argentina extended social isolation by two more weeks in an attempt to curb the spread of coronavirus. EFE/EPA/ESTEBAN COLLAZO HANDOUT EDITORIAL USE ONLY / NO SALES HANDOUT EDITORIAL USE ONLY/NO SALESESTEBAN COLLAZO HANDOUTEFE

Análisis diversos y confusos, “espejo de ese crisol de ideologías” que congrega el siempre complejo peronismo. “Un árbol genealógico infinito” cuyas ramificaciones crecen sin parar hasta nuestros días, imposibles de seguir, transformándose en facciones que luchan por el poder a veces con alianzas imposibles, “afilando los cuchillos en la sombra” y otras sencillamente, como enemigos.

En cualquier caso el coronavirus se ha convertido en una especie “de tercer tiempo”, tablero en el que cada bando envía “globos sonda”, moviendo sus fichas para partir en primera línea una vez la tormenta amaine. “Los débiles” políticamente hablando caerán en el camino, o tendrán que “rendir pleitesía” y unirse a una u otra causa para sobrevivir. Que nadie se equivoque, la salud es lo primero pero “el juego de tronos continúa”.

El presidente Alberto Fernández defendió ayer el permiso otorgado en esta nueva fase de cuarentena para que se realicen paseos cortos de una hora. Si bien fue diplomático y evitó polemizar con las provincias que decidieron no autorizar estas salidas transitorias, el jefe de Estado les envió un mensaje a los gobernadores y planteó que las restricciones “no pueden ser eternas”.

“En los gobernadores veo vocación de cuidar a su gente y por eso me tienen a su lado. Pero lo que digo también es que presten atención porque no podemos mantener a la gente en un encierro eterno porque no resisten", aseguró.

El sábado, el titular del Poder Ejecutivo anunció la tercera prórroga de la cuarentena obligatoria que comenzó ayer. Además, informó que habilitarían paseos recreativos de una hora como máximo en todo el país. –Algo imposible de controlar-. En un principio, se especificó que la medida regiría en toda Argentina e incluiría a los grupos de riesgo. Sin embargo, la oposición de los distritos más grandes, que en un hecho inédito se agruparon para plantear su rechazo, obligó al gobierno nacional a modificar el decreto y dejar las caminatas recreativas a discreción de cada jurisdicción.

La ciudad de Buenos Aires y las provincias de Buenos Aires, Santa Fe y Córdoba decidieron conjuntamente no habilitar las salidas.

Esta decisión puede tomarse como una “rebelión histórica” frente al “reinado” de la Casa Rosada. Pero eso sería un visión simplista propia de un titular capcioso. En primer lugar hay que tener en cuenta que Argentina es un país federal es decir, nada puede prohibirse que no se haya prohibido antes desde el poder central. En otros palabras no pueden “ablandarse” las normas impuestas, pero sí endurecerlas. Los poderes medios se vuelven en ocasiones como esta, más “papista que el papa”, gobernadores e intendentes incluidos –alcaldes-.

Alberto Fernández ha lanzado “la patata caliente” a los gobernadores y lo seguirá haciendo para repartir “peso y culpa”. Es consciente de que el país no resistirá mucho más económicamente, al borde del default -quiebra- y con un 40% de pobreza, así que el presidente irá abriendo las puertas del confinamiento pero dejará la última palabra a los gobernadores.

Una especie de estrategia basada en los viejos términos: “Poli bueno, poli malo”. Mientras, está financiando a los intendentes –incapaces de enfrentar la pandemia con sus recursos- para aunar aliados de cara a las cruciales legislativas de 2021 donde paradójicamente, su rival principal en el Parlamento será su vicepresidenta, Cristina Kirchner.

Se trata de “un maratón” hasta las próximas presidenciales donde Alberto Fernández buscará su reelección y CFK quiere que su hijo Máximo sea presidente.

El coronavirus es un capítulo más que dejará un escenario de “tierra arrasada”. “La peste” mantiene la tregua pero ambos ejércitos siguen armándose. En tiempos de hambre suenan tambores de guerra.