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Condenado a prisión el director iraní Mohammad Rasoulof, recientemente galardonado en el Festival de Berlín

Uno de los realizadores más destacados de Irán se enfrenta a la soledad de los barrotes por persistir en la creación de un cine crítico y revulsivo contra el sistema

El cineasta iraní Mohammad Rasoulof
El cineasta iraní Mohammad Rasouloflarazon

Hace escasos días el popular cineasta Mohammad Rasoulof se alzaba con un Oso de Oro en la Berlinale por su película “No existe el mal”, en la que narraba cuatro historias aparentemente inconexas sobre la pena de muerte en Irán. Una semana después, un tribunal iraní ha ordenado de forma oficial el cumplimiento de la condena de un año de cárcel haciendo así efectiva su entrada en prisión. Se trata de un castigo penal que, sin embargo, no le pilla por sorpresa al creador de “Un hombre íntegro” (película por la que también fue condenado por “colusión contra la seguridad nacional”) ya que llevaba esperándolo desde agosto de 2019, fecha en la que apeló la sentencia.

Precisamente un claro ejemplo de las consecuencias penales de apostar por un tipo de cine crítico con la red estructural de su país tuvo lugar en la recogida del premio durante el festival. Fue su hija -quien además tiene un papel en la cinta- la que se vio obligada a efectuar la recogida del galardón, en vista de que su padre tenía prohibido salir del país, además de la imposibilidad de filmar durante un periodo de dos años y la ausencia de pasaporte por la retirada inminente que se produjo del mismo. Según declaraciones de su abogado, Nazer Sarafshan Rasoulof, “recibió la orden a través de un mensaje de texto del poder judicial”. Además añadió que “Rasoulof no se entregará a las autoridades y apelará la orden, especialmente dado el brote de coronavirus en Irán”.

No es nuevo este director que estudió en Teherán en el ejercicio de la reivindicación ideológica a través del cine para luchar contra la censura. Rasulof ya fue detenido en 2011 junto al también director Yafar Panahi, siendo ambos condenados a seis años de cárcel. Además, se les impuso una prohibición de hacer películas durante 20 años, si bien en el caso de Rasulof fue reducida. Panahi estrenó tras el fallo “Esto no es una película”, un documental grabado en su casa que reproducía uno de sus días junto a Mojtaba Mirtahmasb, su antiguo ayudante de dirección.