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Los libros de la semana: de las contemplaciones políticas de Zadie Smith a la violencia guatemalteca de Eduardo Halfon

La mirada personal de la aclamada autora británica se mezcla con la radicalidad del fútbol narrada por Kiko Amat

Zadie Smith es una de las autoras británicas más aclamadas
Zadie Smith es una de las autoras británicas más aclamadasLa RazónLa Razón

Zadie Smith, del Brexit al problema de la vivienda

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Zadie Smith (Londres, 1975) irrumpió en la literatura por la puerta grande con poco más de veinte años y desde entonces sus libros han disfrutado del favor de críticos y lectores. En los últimos meses hemos comprobado su agudeza y empatía en una recopilación de ensayos escritos en el último confinamiento, «Contemplaciones», también en Salamandra, y ahora disfrutamos de nuevo con otra antología, en esta ocasión de sus ensayos más aplaudidos. Caben aquí tanto artículos de Prensa como discursos en los que afloran todos sus intereses, desde la cultura y la libertad artística hasta los temas más acuciantes de la política, como el Brexit y sus consecuencias, el cambio social vivido en Inglaterra en los últimos años, el problema de la vivienda o la lamentable desaparición de librerías que azota no solo al Reino Unido.
Cualquier tema que toque Smith tiene siempre un sello de autenticidad, una mirada personal con la que consigue la empatía de sus lectores, satisfechos de no leer en vano. Sus libros abren nuevas vías para reflexionar sobre temas de la vida personal, familiar, y en cualquier momento podemos encontrarnos reconocidos en asuntos y opiniones, porque es una de esas autoras que parecen decir lo que el lector piensa pero sería incapaz de expresar con la agudeza, la ironía, con este talento excepcional que ella posee en el dominio del lenguaje. Volvemos a disfrutar aquí de su agilidad en los diálogos y su facilidad para ponerse en la piel de los otros y entender sus problemas.
Mirada original
Su bagaje intelectual es el soporte de estos ensayos, como del resto de su obra. Una vastísima cultura que mostró desde su primer libro y que no deja de enriquecerse sin perder nunca esa frescura, que se valora aún más en estos tiempos de globalización donde el acceso a la información es más fácil y muchos ensayistas tratan en vano de dar peso y originalidad a lo ya visto, leído y olvidado. A Zadie Smith parecen interesarle todos los temas, su cercanía a la vida cotidiana la lleva a escribir sin barreras temáticas ni corsés ideológicos; así, sus ensayos están escritos «con total libertad», como reza el título, una libertad inteligente, con una perspectiva original, la de una escritora ecléctica a la que «nada humano le resulta ajeno», como dijo el clásico, y sobre todo, con esa capacidad de empatía mencionada que nos hace celebrar línea tras línea sus giros, guiños y su talento, en fin.

▲ Lo mejor

La fascinante combinación de inteligencia, cultura y cercanía de cada uno de los ensayos

▼ Lo peor

Realmente, no tiene nada que sea mencionable o que haya que subrayar a este respecto

Sagrario Fernández Prieto

El golazo de Kiko Amat a los ultras del fútbol

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La violencia en el fútbol es un fenómeno característico de tribus urbanas y desarraigados modelos sociales. Estos grupos cuentan con su iconografía, una ritual idiosincrasia y un organizado funcionamiento. Kiko Amat se adentra en esta temática con «Revancha», ficción que tiene mucho de perspicaz crónica periodística. Centrada en un grupo ultra del F.C. Barcelona de ascendencia skinhead neonazi, asistimos a la actividad delincuencial de personajes como Amador o el apodado «el Cid», líderes de una banda dedicada al narcotráfico, el robo y la extorsión. Por otro lado, encontramos a César «Jabalí» Beltrán, un vengador a sueldo y justiciero a su manera; el encontronazo entre estos personajes provocará una violenta espiral que incluye un secuestro, traiciones, sangrientas disputas e inacabables desquites.
Con un ritmo torrencial que deja al lector sin aliento transcurre esta historia que es a la vez una descarnada reflexión sobre los más bajos instintos humanos y una esperanzada mirada hacia la emotividad generada por duras situaciones argumentales. Aunque en un diferente estilo, aquí de potente y desgarrada expresividad, frase breve e intención directa, el recuerdo de Juan Marsé gravita en estas páginas en lúcida mezcla de irónica ternura y cruel exabrupto. Una creciente tensión va envolviendo este crudo relato de vidas desnortadas con difíciles pasados e inciertas expectativas. Se trata de una conseguida novela con duros y heridos protagonistas buscando su anhelado sentido vital.

▲ Lo mejor

El acierto con el que se entrecruzan en este libro las diversas subtramas de la acción

▼ Lo peor

No existe nada que sea destacable como tal en esta muy bien construida novela

Jesús Ferrer

No solo mata el que dispara, también quien participa y calla

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Es el mes de julio de 1945 en Alemania y un fotógrafo de guerra inglés se resiste a volver a casa. Ha sido testigo de la liberación de un campo de exterminio y del hundimiento del Tercer Reich. Ahora contempla la desolación del final de la batalla en el paisaje, en las ruinas y en las miradas a menudo enloquecidas de los soldados que han sobrevivido, pero cargarán durante mucho tiempo con el horror de lo vivido. El fotógrafo quiere retratar a personas delante de sus casas.
Sin que se nos dé ningún tipo de explicación, entendemos que ese parece el camino de vuelta menos traumático a la normalidad, imposible pasar de los muertos a los vivos, sin más; y en ese viaje en busca de seres vivos para plasmarlos en las puertas de casas que extrañamente no han sido destruidas, el fotógrafo trata de entender al pueblo alemán y su papel en el genocidio. De forma muy sutil, apenas reproduciendo gestos o comportamientos que solo a veces son negativos, explicando sin decir nada, con imágenes cotidianas, que no todos estuvieron de acuerdo, aunque todos supieran lo que sucedía.
La bondad y la destrucción
Al fotógrafo le acompaña en este viaje, empleado como conductor, un joven y novato recluta que durante el camino aporta un apunte de bondad ingenua y espontánea y, también, una nota de contraste. Durante la lectura de este libro viene a la mente el recuerdo de los versos que escribió César Vallejo: «Al fin de la batalla,/y muerto el combatiente/vino hacia él un hombre/y le dijo: no mueras/te amo tanto…». La condición humana y sus contradicciones, los muertos que parecen olvidados y surgen en sueños recurrentes, la generosidad de algunos y la crueldad de otros. El deseo de fijar en la memoria de otros lo invisible, eso que solo un buen fotógrafo es capaz de ver con el objetivo de su cámara.
Las novelas de Mingarelli son enormemente cinematográficas, dos de ellas, «Cuatro soldados» y «Black Ocean», han sido llevadas al cine, y en este caso creó, de nuevo, una obra maestra construida como una sucesión de imágenes que muestra una geografía física y humana. En un escenario tan fantasmagórico de desolación y muerte en el que habitan al mismo tiempo la locura, el miedo y el hambre, el autor introduce pensamientos y deseos que son como oraciones de conmovedora belleza y consigue transformar tanto dolor en un canto a la vida, a la resistencia, a la esperanza de que la mayor crueldad no sea capaz de acabar con lo que nos hace humanos: la capacidad de sentir piedad y compasión.

▲ Lo mejor

El conocimiento del ser humano que muestra Hubert Mingarelli, lamentablemente ya fallecido

▼ Lo peor

Nada; esta obra es prácticamente redonda desde el punto de vista formal y narrativo

Sagrario Fernández Prieto

Un árbol genealógico marcado por la violencia

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El escritor guatemalteco Eduardo Halfon siempre estuvo detrás de su propia biografía. Mejor dicho: siempre ha encontrado en su propia biografía el material exquisito para hacer con ello literatura. Y la propuesta, en todo caso, no es banal, pues en su árbol genealógico hay muchas raíces que provienen de diversas partes del mundo: de sus antepasados árabes y judíos y de su pasado como latinoamericano.
En «Canción», su nueva novela, se encuentra en Tokio, en un congreso al que ha sido invitado para hablar de su infancia en Guatemala durante los años setenta y hacerlo, además, como escritor libanés. La confusión, en todo caso, no es tal, porque el narrador, que se llama Eduardo Halfon, terminará hablando sobre la vida y el secuestro de un hombre también llamado Eduardo Halfon y que, a la sazón, es el abuelo del narrador. Así, en apenas muy pocas páginas, despliega la historia de su abuelo judío-libanés, un comerciante que en enero de 1967, en plena guerra civil de Guatemala, fue secuestrado en un callejón sin salida. Pero la obra, en todo caso, no se refiere exclusivamente a la historia familiar, pues el autor, a través de la reconstrucción del secuestro de su abuelo, se adentra en la violencia que caracterizó a Guatemala en esos años y en la cual, pese a todo, resulta difícil distinguir quién es la víctima y quién el asesino.

▲ Lo mejor

El ritmo y la prosa constante, que llevan al lector sin esfuerzos por una historia breve pero profunda

▼ Lo peor

Las frases hechas, como por ejemplo «sopesando una respuesta» o darse «de bruces contra el suelo»

Diego Gándara