Los Globos de Oro, y Hollywood, se rinden a Netflix
El gigante del «streaming» amarra 42 nominaciones, con seis para “Mank” o “The Crown”, en un año el que tres mujeres competirán en Mejor Dirección por primera vez en la historia
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Cuesta admitirlo, sobre todo en un negocio en el que todo ha ido cambiando para que todo siga igual durante 125 años, pero ya estamos en el futuro. Las 42 nominaciones que se embolsó Netflix ayer de cara a los próximos Globos de Oro no hablan tanto de la calidad de sus producciones, tema siempre debatible ya que los aplausos se generan a la vera de las pasiones, como de una pulsión de cambio irreversible en la industria. El dato, incluso crudo, es alegórico: de entre todos los nombres propios que caben en la quiniela de los premios que entrega la Asociación de la Prensa Extranjera en Hollywood (HFPA, por sus siglas en inglés), el gigante del «streaming» ha pagado el sueldo de 1 de cada 3. No diga Hollywood, diga Netflix.
El buque insignia de la plataforma, como no podía ser de otra manera en una carrera propensa a los cantos de sirena de la cinefilia, es «Mank». La beoda carta de amor de David Fincher al guionista que se peleó con todo y contra todos para poder escribir «Ciudadano Kane» es candidata en hasta seis categorías, incluyendo Mejor Película de Drama, Mejor Dirección y Mejor Actor de Drama para Gary Oldman, que tendrá en Anthony Hopkins («El padre») y Riz Ahmed («Sound of Metal») duros competidores.
Fincher, a por todas
Los galones de «Mank» en tanto filme más nominado del año la impulsan como obra maestra en la categoría reina, en la que tendrá que pelear con «El juicio de los 7 de Chicago», también de Netflix y con un Aaron Sorkin en estado de gracia detrás de las cámaras, «El padre», «Una joven prometedora» y «Nomadland». Esta última, la iracunda reflexión sobre el vacío, geográfico y existencial, de Chloé Zhao («The Rider»), merecedora del último León de Oro de Venecia, es la única con opciones reales de aguarle la fiesta al director de «El club de la lucha» antes de su estreno en nuestro país, programado para el próximo 2 de abril.
En el apartado cómico, más ajeno a esa carrera casi grotesca que empieza con la 78ª edición de los Globos de Oro en la noche del 28 de febrero y termina el 25 de abril con los Oscars, el gran beneficiado del contexto es Sacha Baron Cohen. Y a varios niveles, primero por el pandémico, que permitió que su «Borat: la secuela» tuviera un mejor recorrido comercial a través de Amazon Prime Video; pero también por el político: su parodia documental, ese canto de cisne del «trumpismo» que se quiere acercar a un Vértov con nariz de payaso, es la gran favorita y tanto él como María Bakalova, su hija en la ficción, se han «colado» en tres categorías.
Esa toma por la fuerza, alentada o no por las circunstancias, también se puede aplicar al apartado de Mejor Dirección, en el que, hasta tres mujeres (Zhao, Regina King por «Una noche en Miami» y Emerald Fennell por «Una joven prometedora») competirán por la estatuilla. A pesar de su apariencia de modernidad y adaptación a los tiempos, no solo se trata de la primera vez que hay más de una mujer nominada en la categoría personalista por antonomasia, sino que se suman a una exigua lista de cinco en toda la historia y que encabeza Kathryn Bigelow con su doble nominación.
Como si de una broma infinita se tratase, la Asociación de Prensa Extranjera nunca ha renunciado a su origen farandulero a la hora de premiar lo que, a su juicio, es lo mejor del año en el audiovisual. Así, enmarcado en ese carácter excéntrico y casi dicharachero se entienden nominaciones como la del presentador James Corden, por su papel en el musical «The Prom», o la presencia de la italiana «La vida por delante» entre las nominadas a Mejor Película en Lengua Extranjera. No se trata tanto del nivel de los filmes escogidos ni de los papeles reconocidos, sino de verse asociados en la opinión pública con uno de los «late nights» más populares del momento y asegurarse la presencia en la gala de Sophia Loren, respectivamente.
Réquiem por los olvidados
Más allá pues de los que, seguramente con todo merecimiento, sí están, cabe hablar de los que faltan. No hay rastro entre los nominados de Spike Lee y su «Da 5 Bloods» que tanto gustó a la crítica estadounidense en pleno segundo estallido del movimiento #BlackLivesMatter, ni había espacio para Zendaya o Sam Levinson por su «Malcolm y Marie», que además se estrena en España esta semana. Más llamativo es lo de Meryl Streep, que pese a rodar portentosa para Soderbergh su «Déjales hablar» no está entre las elegidas por la HFPA.
Tampoco ha habido suerte en el plano nacional, sin hueco para el corto de Almodóvar («La voz humana») ni para «La trinchera infinita» o «El hoyo» en sus asaltos al territorio estadounidense. Ni la animación, que tantas alegrías ha dado a nuestra cinematografía en fechas recientes, ha podido entrar en un año paupérrimo que deja un Goya ya entregado sin celebrarse siquiera la gala, el que se llevará «La Gallina Turuleca» al ser la única que pasó el corte técnico.
Ausencias y chascarros aparte, las nominaciones de los Globos de Oro hablan del cambio definitivo de paradigma en la industria. Primero en lo económico, y luego en lo crítico y en lo social, esa transformación en favor de las plataformas ha pasado de lo coyuntural a lo estructural. Aun así, con las salas moribundas y la Prensa especializada rindiéndose ante el músculo incontestable de una compañía que se puede permitir tener a Fincher y Sorkin en la misma papeleta, existen quienes no se rinden. Hay vida después de Netflix, Amazon y HBO, y películas de clase media como «Minari», «Palm Springs» o la más realista «Una mujer prometedora» todavía pueden dar la sorpresa y recoger el voto de los insatisfechos.