El reivindicativo desnudo de la actriz Corinne Masiero en la gala de los Premios César
Ataviada con un disfraz de burro ensangrentado, la actriz era la encargada de presentar el premio a mejor vestuario
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Los premios más importantes de la cinematografía francesa, considerados históricamente como los Óscar galos, estaban llamados a ser el inicio de una nueva era en la industria tras las numerosas polémicas del año pasado, desde las quejas por ensalzar a Roman Polanski como mejor director por “J’accuse” pese a estar denunciado por violación hasta las críticas por falta de transparencia y de paridad en la Academia. En línea con este carácter renovador, durante la celebración que tuvo lugar anoche, la actriz francesa Corinne Masiero protagonizó uno de los momentos más sonados, provocativos, performativos y políticos de la gala. Masiero se desnudó para protestar contra las medidas restrictivas anticovid con relación a los cines y otras instituciones culturales en Francia, que permanecen cerrados desde el pasado octubre.
Paradójicamente, la actriz de 57 años, fue invitada a la ceremonia -organizada con protocolos de distanciamiento social- para entregar el premio al mejor vestuario. Su forma de encabezar esta entrega fue apareciendo en el escenario vistiendo un llamativo disfraz de burro que llevaba encima de un vestido manchado de sangre falsa. Momentos después, Masiero se desnudó por completo revelando un mensaje escrito en su torso que decía: “Sin cultura no hay futuro”. Haciendo además un llamamiento expreso al ministro de Cultura Jean Castex, la actriz llevaba otro mensaje escrito en su espalda: “Devuélvenos el arte, Jean”. Durante su intervención, declaró que “ahora estamos así, todos desnudos” y sugirió que, tras su acción, no será invitada a la ceremonia del próximo año.
No fue la única Masiero que utilizo la dimensión pública del escenario para trasladar su mensaje. Otros actores y directores hicieron solicitudes semejantes durante la ceremonia pero dejándose la ropa puesta. “Mi hijos pueden ir a Zara (la conocida cadena española de ropa) pero no al cine…es incomprensible”, dijo Stephane Demoustier, director de “La chica del brazalete”, al aceptar el premio al mejor guion. Por su parte, el humorista Fary espetó: “sabed que si este año estáis 100 en una sala de 2.000 no tiene nada que ver con la covid. Es que nos hemos quedado solo con los que estamos seguros que nunca tendrán un ‘Balance ton porc’”, en referencia al movimiento de denuncia con el que fue conocido en Francia el #MeToo.
Cabe recordar que Francia, cuna de la primera proyección cinematográfica hace 125 años, se enorgullece de ser el primer país de Europa en cuanto a la asistencia a las salas (213 millones de espectadores en 2019), la cantidad de sus cines (2.045 establecimientos) y la cifra y diversidad de filmes difundidos (700 inéditos al año), pero desde el 14 de marzo del año pasado, justo antes del primer confinamiento, la gran pantalla ha estado casi ocho meses apagada y el sector dice estar “totalmente bloqueado” por las restricciones impuestas por el Ejecutivo. Por eso la ceremonia pudo interpretarse como un acto político para demostrar que siguen vivos a pesar de todo y homenajear la valentía de productores y distribuidores que lanzaron sus cintas en este periodo.
Esta semana, varios manifestantes ocuparon tres de los cuatro teatros nacionales de Francia para exigir el fin del cierre de espacios culturales. En respuesta, la ministra de Cultura, Roselyne Bachelot, fuertemente criticada al inicio de la gala, visitó uno de los teatros para iniciar un diálogo con los manifestantes, prometiendo “continuar la protección del empleo artístico durante el tiempo que sea necesario”. “Entiendo su frustración y exasperación. Quiero transmitir un mensaje de esperanza. Estamos decidiendo las condiciones de reapertura”, avanzó a su llegada a la gala. Más efectiva que efectista, queda claro que la manera de reivindicar el sufrimiento de la cultura de Corinne Masiero ha conseguido, como poco captar la atención de los asistentes y remover alguna que otra conciencia.