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“Olvido y León”: hermanos de sangre y alma

Marta Larralde y el recientemente fallecido Guillem Jiménez se reencuentran en la segunda parte de “León y Olvido”
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  • Periodista. Amante de muchas cosas. Experta oficial de ninguna. Admiradora tardía de Kiarostami y Rohmer. Hablo alto, llego tarde y escribo en La Razón

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Pese a que Javier Fesser convirtió “Campeones” en un gran ejercicio de inclusión cinematográfica, en un entrañable ofrecimiento buenista y lo que es más importante, en la cinta ganadora de unos Goya nada insignificantes en 2019, –entre ellos a mejor película y a mejor actor revelación con un Jesús Vidal en estado de gracia discursiva durante la recogida del premio–, hubo otro director antes que él que ya puso el foco en la integración audiovisual de personas con síndrome de Down. “Cuando rodé la primera película, “León y Olvido”, acabé emocionalmente exhausto y nunca me imaginé que quince años después propiciaría un nuevo encuentro entre los protagonistas. Había muchos personajes interpretados con gente con síndrome de Down y eso es algo que te proporciona mucho afecto pero al mismo tiempo te absorbe una barbaridad. Me parecía que ya habíamos dado mucho”, explica el director Xavier Bermúdez sobre una película pionera en España que sirvió como antesala de su nuevo trabajo, “Olvido y León”.
En esta ocasión, la actriz Marta Larralde (Olvido) vuelve a interpretar a la hermana del recientemente fallecido Guillem Jiménez, quien da vida a León en este relato fraterno, sensible y en ocasiones entrañable que sitúa la cámara con exactitud en el mismo sitio en el que la dejó apagada su director hace quince años. Con todo, la cinta no tiene pretensión de continuidad con respecto a la primera, sino más bien de elemento complementario e incluso puede asumirse como estructura independiente.
¿Cómo es la vida de Olvido ahora? ¿Sus decisiones siguen estando condicionadas por la discapacidad de su hermano? ¿La insatisfacción vital que arrastra tiene naturaleza de perpetua?, parece interpelarnos el realizador. Bermúdez además, reconoce que la insistencia de ambos por volver a encontrarse propició la realización de esta segunda parte: “Al cabo del tiempo tanto Marta como Guillem me llamaron y me propusieron hacer la segunda parte. Marta se rindió antes, pero Guillem siguió llamándome y de repente les eché de menos, tanto a los actores como a los personajes, se me empezaron a ocurrir cosas y decidimos embarcarnos de nuevo en todo esto”.
Por su parte, Larralde, visiblemente conmocionada, asegura percibir la promoción de esta película que llega hoy a las salas, como un involuntario y más que merecido homenaje a la memoria de Guillem. “Trato de tomarme todo esto de la promoción como un recuerdo continuo. Guillem tuvo una vida muy plena, fue alguien muy afortunado por los padres maravillosos que le criaron y también por las cosas que consiguió hacer en la vida. Rodó varias películas, le gustaba cantar en los karaokes, tuvo algunas novias y disfrutó mucho de los suyos. Muchas veces asumimos que alguien con síndrome de Down tiene limitaciones, pero él luchó tanto e hizo tantas cosas bonitas que terminó demostrándonos lo contrario. Hacer esta segunda parte era uno de sus mayores sueños”, confiesa la actriz. Y lo hizo, por supuesto que lo hizo.

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