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“Operación Camarón”: Natalia de Molina y Julián López al rescate de la taquilla española

En «Operación Camarón», Natalia de Molina se pone a las órdenes de Carlos Therón para explorar la comedia y compartir cartel con Julián López o Carlos Librado, “Nene”

Natalia de Molina y Julián López protagonizan "Operación Camarón"
Natalia de Molina y Julián López protagonizan "Operación Camarón"JULIO VERGNE

Corre sin tregua la segunda hora de un “interesantísimo” Ucrania contra Macedonia del Norte, en el marco de la Euro 2020. Pura vibra “panenkita”. El juego se detiene y el narrador, José Antonio Luque, aprovecha para recordarnos con vehemencia y por enésima vez el estreno de “Operación Camarón”, la comedia con la que el cine español pretende “volver a llenar las salas”. La gracia, repetida una y otra vez en los diversos espacios del grupo audiovisual que ha hecho posible la película, aquí es oída por nada más y nada menos que 886.000 espectadores, pero la cuota de pantalla del evento llega hasta casi la mitad de los televisores patrios. La monstruosa campaña publicitaria nos lleva a hacernos una idea de lo importante del estreno para la taquilla nacional, que desde que se levantaron las restricciones apenas llega al 15% de la recaudación total de cada semana.

Dirigida por Carlos Therón (“Lo dejo cuando quiera”, “Reyes de la noche”) y protagonizada por Julián López y Natalia de Molina, “Operación Camarón” se sirve de los resortes más clásicos de la comedia patria, como son el contraste meridional-septentrional y las diferencias idiosincráticas, para narrar una divertida historia sobre un policía que debe infiltrarse, por aquello del azar, en una banda de música urbana (Los Lolos) que tocará en la boda de uno de los narcotraficantes más importantes del litoral andaluz.

En "Operación Camarón", Julián López tendrá que infiltrar en una banda de música para acceder a la boda de la hija de un narco
En "Operación Camarón", Julián López tendrá que infiltrar en una banda de música para acceder a la boda de la hija de un narcoJULIO VERGNE

Comedia sin paracaídas

Ineludiblemente pandémica, puesto que tuvo que retrasar su estreno casi un año por culpa del virus, la más que correcta comedia de Therón nos devuelve a De Molina en un registro casi inexplorado por la ganadora de dos Goyas: “Cuando recibí el guion me entró mucho miedo. Tenía muchas dudas respecto al personaje de la Luci. Me gustaba mucho la historia y la comedia, pero me daba pavor el que fuera una superproducción. Yo estaba en ese momento rodando “Adiós” y venía de hacer mucho drama, entonces podía ser muy brusco. Cuando luego vi al elenco me entraron todavía más dudas, porque veía que eran cómicos con los que yo siempre me partía de risa y no me veía a su altura, como si yo no fuera capaz de hacer reír”, explicaba la actriz en entrevista con LA RAZÓN en el pasado Festival de Málaga, antes de continuar: “Creo que viene de mis miedos personales, porque también es cierto que nunca me he sentido segura a la primera con ningún personaje que haya hecho. Los actores somos súper inseguros y no es algo en lo que me considere especial. Me daba vértigo, pero la experiencia me ha demostrado que lo que tengo que hacer a partir de ahora es tirarme. Aunque no haya paracaídas, porque es como una aprende”, remata.

Sobre esa vulnerabilidad, a la que estamos poco acostumbrados en un mundo en el que la vanidad está a la orden del día, Natalia de Molina también se abre sobre la publicación de su Instagram que se viralizó y en la que se acordaba de su niñez, de cómo era “una niña a la que odiaban en el colegio” y cómo la soledad frente al “bullying” le afectó en su desarrollo personal. “Ahora me quiero un poco más, aunque a veces me cuesta”, confesaba la actriz andaluza.

“La razón de aquella publicación es porque sí”, explica la intérprete entre risas antes de continuar: “Porque me nació y porque hay una parte de las redes sociales con la que, creo, tengo una especie de conflicto interno. Me da la sensación de que es un mundo muy peligroso porque hay mucha superficialidad y que la gente joven se está perdiendo un poco de verdad por percibirlo todo a través de los ojos de otro. O lo que otro quiere que veamos. Habría que ser un poco más naturales, porque es muy fuerte que cada vez sea más transgresor ser natural. Es ridículo. Ser uno mismo no debería ser transgresor. La gente agradece que uno se muestre un poco más vulnerable, más real, porque la respuesta que tuve después de eso fue tremenda, no me lo esperaba. Mucha gente se sintió identificada. Te das cuenta de que ahí está nuestra conexión, porque todos sabemos lo que es sufrir, lo que es pasarlo mal… Si nos podemos ayudar y lanzar un mensaje esperanzador dentro de lo duras que puedan ser determinadas etapas, bienvenido sea. Lo hice porque quise y porque me nació así”, concluye.

Rodeada, además de por el saber hacer cómico de un Therón desatado como lector de privilegio del lache y lo hierático por desternillante de López, De Molina acompaña en «Operación Camarón» a Miren Ibarguren, Juan Carlos Librado «Nene» o Paco Tous y Antonio Dechent como secundarios de lujo en una película que explota el humor de las situaciones límites y, de paso, le quita caspa a la interpretación en la gran pantalla de la música mínima y de barrio, esa que no entra en los bucles de la radiofórmula, pero que arrasa en Internet.