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Libros de la semana: del fiasco policíaco de J. K. Rowling y Tarantino al último Pulitzer

Entre las novedades de la semana destacan la nueva novela de la autora superventas en el terreno de la novela negra, el intento del cineasta poco ducho en narrativa y la gran historia de los indios nativos americanos contada a través de uno de ellos
La escritora J. K. Rowling, autora de la saga «Harry Potter», ha sido excluida de actos públicos de su propia creación
KIRSTY WIGGLESWORTHAP

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J. K. Rowling: mucho escándalo, grandes ventas y poca chicha

La autora, que firma con seudónimo esta saga policial que antes funcionaba, flojea esta vez por la lentitud y al caer en lugares comunes
★★★☆☆
Por Ángeles López
La aclamada autora de la saga de Harry Potter, J. K. Rowling, publica el quinto volumen de la serie policíaca protagonizada por el detective privado Cormoran Strike bajo el pseudónimo de Robert Galbraith. Novela, además, ganadora del premio al libro del año The British Book Award 2021. Estamos ante un «thriller» que ha vendido más de cinco millones de ejemplares solo en Reino Unido. Aunque antes de que saliera a la luz contaba ya con innumerables críticas que acusaban de trásfoba a la autora porque el asesino del relato es un travestido, nos centraremos en hacer un juicio de valor del texto y no de ningún otro aspecto extraliterario.
Estamos en Cornwall. Cuando nuestro detective está de vacaciones para visitar a su familia es abordado por una mujer con la súplica de que encuentre a su madre, desaparecida en 1974 y en extrañas circunstancias. Junto a su compañera, Robin Ellacott, investigarán un caso frío como el hielo en el que se darán de bruces con unos acontecimientos que les conducirán hasta un asesino en serie, «El carnicero de Essex», ahora encarcelado, que (¡cuidado, spoliler!), cuando engañaba a sus víctimas femeninas, se disfrazaba de mujer para conseguir su confianza y lograr que subieran a su camioneta. Un hombre que sufrió abusos en la infancia, pasó a masturbarse con lencería robada y terminó desarrollando una personalidad sexual ambigua que le permite el acercamiento a sus víctimas.

Demasiados estereotipos

Mientras seguimos las andanzas del investigador para esclarecer el caso, nos topamos con unas caracterizaciones que aplastan la historia sin texturas y plagadas de estereotipos. Por no hablar de los tramos que abordan el funcionamiento interno de los regalos de cumpleaños de la oficina. Si J. K. Rowling desea prosperar con la saga, alguien debería decirle que podría prescindir de «metraje» literario y centrarse en la tensión sexual entre Strike y Ellacott, lo más jugoso. Quizá tiene que separarse de Robert Galbraith, divorciarse de los misterios sobre asesinatos y profundizar en los temas que parecen importarle: las mujeres (al menos, las cisgénero) y los menores. No necesita la autora, pues, escribir sobre temas que le son ajenos y parecen tocarle bastante poco la fibra a tenor de cómo los moldea. Un libro, en fin, entretenido, para leer en la playa, aunque de poca profundidad y muy larga extensión.
▲ Lo mejor
La relación y las conversaciones mantenidas entre Strike y Robin, que fluyen como el agua
▼ Lo peor
Es una novela que no avanza al detenerse en demasiados detalles y a la que le sobran páginas
«Sangre turbia» Robert Galbraith (seudónimo de J. K. Rowling) Salamandra. 1.072 páginas, 21,85 euros

Hablas mucho y bien, Tarantino, pero escribir es otra cosa

La gran «Érase una vez en Hollywood» da el salto de la pantalla a las páginas en una novelización del guión que protagonizaron Brad Pitt y Leo DiCaprio
★★★☆☆
Por Lluís Fernández
El único director que ha conseguido convertir la extraordinaria novela de Elmore Leonard «Jackie Brown» (1997) en un maravilloso filme es el único también que ha conseguido convertir la fantástica película «Érase una vez en Hollywood» (2019) en un libro: Tarantino. En realidad, es una novelización del guión, un socorrido negocio tan antiguo como el cine que los americanos llaman «tie-in», porque el libro «enlaza» comercialmente con la película.
Que sea un producto industrial de consumo de aeropuerto no es óbice para que un reputado director no consiga sacarle partido a la novelización de su película, siendo como es un fan de Elmore Leonard, autor de novelas del Oeste que Tarantino trata de imitar en uno de los fragmentos más tediosos del relato, cuando en la cinta, ese material se omite y se centra en una de las escenas más delicadas: la relación de la niña y el vaquero.

Justo lo contrario

Por contra, en «Jackie Brown» ocurre justo lo contrario, la forma seca y desnuda de Elmore Leonard contrasta con la verborrea de Tarantino, un lugar común de su cine que, cuando acierta, le hace rozar la genialidad y que, cuando se pasa, se convierte en insoportable. En la obra pueden apreciarse dos componentes bien delimitados: la continuidad con el guión de la cinta, sin apenas cambios, en un intento de ampliar innecesariamente las historias de los personajes y del relato que alargan y desalientan la lectura. Sin embargo, en algunos fragmentos asoma el fino estilista y dialoguista que es Tarantino y llega a apreciarse que como material bruto resulta extraordinario para conseguir su transposición en imágenes brillantes, como la escena del cine, aquí bien apuntada y el en filme sencillamente deslumbrante.
No hay palabras que puedan con la capacidad de seducción iconográfica de Tarantino. Todo sabe a refrito, entre otras razones, porque la estructura narrativa cinematográfica de Tarantino es el rondó y aplicado a la novela apenas llega a divagación sin emoción, sin nudo ni estructura. No obstante, hay pasajes enteros en los que se muestra como un narrador consumado de historias de cine, no se sabe si para lectores friquis y fans de pelis de culto, como un ligero miniensayo de la serie B y el llamado basura. Aquí aparece el dialoguista genial de un cine de lo cotidiano que tiene la estructura del rondó, pero la novela apenas adquiere la acumulación de capítulos sin dimensión alguna de relato cuajado.
▲ Lo mejor
El nutrido anecdotario que presenta sobre el cine y la televisión de serie B de los años sesenta
▼ Lo peor
Que se limita a copiar la estructura de la película sin aplicarle su correspondiente traducción literaria
«Érase una vez en Hollywood», Quentin Tarantino. Reservoir Books. 400 páginas, 19,90 euros.

De un viaje por Oriente Medio con un palestino afrancesado

Isabella Hammad irrumpe en la literatura con esta sorprendente obra que nos traslada a los orígenes de los países de esta geografía
★★★★☆
Por S. Fernández Prieto
Mientras estamos enfrascados en la lectura del presente libro surge a menudo el asombro ante el hecho de que esta voluminosa novela histórica que se desarrolla en épocas complejas y en geografías diferentes, escrita con una destreza admirable, sea la primera de la joven autora Isabella Hammad, (Londres, 1992). La historia arranca en 1914, cuando el protagonista, un joven palestino llamado Midhat, brillante e idealista, se marcha a Francia para estudiar medicina, pero apenas ha disfrutado de la libertad, el amor y la cultura europea cuando estalla la Primera Guerra Mundial y su padre le ordena volver a casa, en Naplusa, cerca de Jerusalén, donde se convierte en «el parisino». Es la época en que Inglaterra y Francia, potencias coloniales, trazan las fronteras con tiralíneas y pretenden repartirse el territorio para su provecho. Así nacen países como Irak, Líbano, Jordania, Palestina y Siria.
Hammad se involucrará, entonces, en el activismo político. La autora se remonta hasta la época de las Cruzadas, los personajes históricos se mezclan con los novelescos, la Historia con la leyenda, Bonaparte y Bismark entran en escena y recorremos Constantinopla o Beirut acompañados de un sinfín de personajes que utilizan los tres idiomas de esa Palestina: el árabe, el francés y el inglés, y sin perder de vista la evolución del protagonista. El lector descubre, así, historias personales, familiares y nacionales. Esta es, sin duda, una de esas novelas que se terminan con la satisfacción de haber aprovechado el tiempo.
Lo mejor
El amplísimo recorrido por la geografía y la Historia, bien documentado y novelado
Lo peor
La abundancia de nombres, palabras e incluso frases en otros idiomas puede dificultar la lectura
«El parisino», Isabella Hammad. Anagrama. 715 páginas, 24,90 euros

Un Pulitzer para los nativos americanos

Louise Erdrich tiene razones de peso para demostrar por qué le dieron el Pulitzer con un libro en el que cuenta la historia de su abuelo
★★★★☆
Por Sagrario Fernández Prieto
El principal problema que ofrecen los estudios sobre las vanguardias es que, con el paso del tiempo, los episodios que las conforman han sido víctimas de una lectura institucional y trufada de lugares comunes. La Bauhaus no ha constituido una excepción a esta deriva histórica, siendo reducido su legado a un frío funcionalismo que apenas dejaba margen a cuestiones transversales como la del género. El estudio que, bajo el título de «Las alumnas de la Bauhaus», acaba de publicar Marisa Vadillo contribuye no solo a disolver algunas de las petrificaciones a través de las cuales ha trascendido la institución alemana, sino que aporta un paradigma sobresaliente para la reevaluación de la mujer en el seno de las vanguardias.
El riguroso texto de Vadillo desarrolla una fructífera línea de tensión que plantea una cuestión crucial: ¿contribuyó la Bauhaus a la integración de la mujer en el proyecto vanguardista o, por el contrario, perpetuó los estereotipos que construyeron históricamente su imagen al derivar a la mayor parte de sus alumnas al Taller de Tejido? Los argumentos para inclinar la respuesta hacia uno u otro sentido se multiplican, demostrándose así la contradictoria complejidad en la que se desarrolló la breve pero intensa historia de la Bauhaus. Vadillo ha entregado un material imprescindible que arroja una nueva perspectiva sobre un tema de estudio poliédrico e inagotable.
▲ Lo mejor
Ofrece una amplia perspectiva documental sobre la presencia de la mujer en esta corriente
▼ Lo peor
El exhaustivo estudio histórico invita a una mayor reflexión teórica que solo es esbozada
«El vigilante nocturno», Louise Erdrich. Siruela. 410 páginas, 26 euros