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Luis Tosar y Urko Olazabal: “arrepentidos” de ETA y alternativa frente a “El buen patrón”

Los actores de «Maixabel», dirigida por Icíar Bollaín, son la única opción real de hacer frente al dominio del filme de Fernando León de Aranoa, que podría empatar a “Mar adentro” en el récord histórico
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La Razón
  • Matías G. Rebolledo

    Matías G. Rebolledo

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Urko Olazabal es natural de Bilbao y nació en 1978 . Es complicado que haya intérpretes en el panorama nacional que lo tengan tristemente más fácil para entender qué significó en España la violencia de la banda terrorista ETA. Por eso, cuando le llegó la llamada de su agente, no dudó: «Icíar Bollaín quiere hacer una película sobre Maixabel Lasa, ha visto a algunos actores vascos pero quiere conocerte a ti», narra el proceso el actor. Y sigue, con la naturalidad de quien se ha acercado desde lo estrictamente artístico y no pocas veces (ha hecho de víctima o verdugo hasta en ocho ocasiones) a una herida política todavía abierta de nuestra sociedad: «Como sabía que sería un tema complicado, quise llegar hasta el final en todo lo que pudiera. Así es como me entrevisté con Luis Carrasco, el asesino del marido de Maixabel. No para imitarle, sino para saber quién era. Hay una distancia y hasta un miedo, claro, ante alguien que ha matado a tres personas. Me encontré con un ser humano hecho mierda. Realmente arrepentido», se sincera Olazabal, que hoy es el gran favorito para llevarse a casa el Goya al Mejor Actor de Reparto.
Allí, o a la escuela de interpretación donde ejerce hace años como docente (BIZIE) y desde la que se ha visto «arrastrado» al mundo de la alfombra roja: «Es muy bonito que te reconozcan un trabajo tan jodido. Después del Feroz, te mentiría si no dijera que he pensado mil veces en si me lo dan. Quizá no lo diga en ese orden, por el propio momento, pero, si es así, de los primeros que me acordaré será de mis padres. Me han ayudado a nivel emocional, moral y económico a llegar hasta aquí», explica el actor, que hasta hace bien poco ejercía dicha docencia en una escuela pública del País Vasco y que, de hecho, soñó primero con ser director antes que intérprete.
Sobre su escena crucial, la que le ha puesto en el foco de los académicos y en la que comparte planos con una portentosa Blanca Portillo en el primer encuentro de la película entre víctima y asesino, Olazabal también es meridiano: «Inspira respeto, sí. Por eso mismo, y como no me podía permitir fallar ante alguien tan bueno y tan generoso como Blanca (Portillo), me preparé al máximo el texto. Lo podía llegar a decir cantando, incluso. Esa era la única forma de mantenerme durante las 10 o 12 veces que teníamos que repetir las frases, primero en el plano más abierto y luego desde más cerca. Icíar es una directora muy buena y muy perfeccionista en ese aspecto, por eso la escena yo creo que ha impresionado mucho a la gente», añade.
Contendientes de peso
«En mi caso, el acercamiento al personaje, más que de su experiencia, vino desde lo actoral. Hice mucho trabajo de texto y de ensayo. Leí los de los encuentros, pero me estremecía la atrocidad de ese arrepentimiento, de haber hecho lo único irreversible», cuenta grave Luis Tosar, también nominado como Mejor Actor pero rendido con una sonrisa a un Javier Bardem («El buen patrón») que también opta este año al Oscar. Y continúa, sobre el calado político de una película que ha puesto de acuerdo a figuras de todo el espectro: «Cuando estábamos rodando, creíamos que nos iban a caer palos de todos los colores. Y luego no, resulta que se ha sabido entender la sensibilidad y la sinceridad de la película. No se trata de decirle a la gente qué debe opinar de los encuentros, sino dar a entender su importancia histórica y qué significó para los implicados», opina en la misma línea que su compañero de reparto: «Quien crea que Maixabel se equivocó reuniéndose con los asesinos también puede verse en la película, porque no se trata de quitarle la razón a nadie», añade.
Tosar, que abrirá el Festival de Málaga con la esperada “Código Emperador” y que justo después estrenará “Canallas”, a las órdenes de Dani Guzmán y ejerciendo también como productor, ahonda en una anécdota del rodaje. Tras años siendo parte de nuestro “star-system”, resulta que él y Blanca Portillo no se conocían. Jamás habían coincidido en un rodaje o cruzado más de un par de palabras en ocasiones especiales: “¿Es raro, no? Pero de inmediato entendimos que se podía usar para la película. Pregunté a Icíar si le parecía bien y así es como nuestro primer encuentro en la película también fue nuestro primer encuentro como intérpretes. Creo que no pudimos hacerlo de manera más natural. Me encantó la experiencia”. Ambos actores, junto a Bollaín en la dirección, son los únicos contendientes de peso de la película de Fernando León de Aranoa, que opta a empatar esta noche con «Mar adentro» como el filme con más Premios Goya de la historia, pudiéndose alzar con hasta 14 «cabezones» de entre sus 20 nominaciones.

Una gala musical y berlanguiana

La última ceremonia de los Goya entre vacunas y mascarillas. Ese parece el «leitmotiv» de la Academia de Cine de cara a la celebración de la 36 edición de los galardones más importantes de nuestro séptimo arte. Para ello, regresa por fin la espectacularidad que se marchó con el Covid y, con ella, el «glamour»: Cate Blanchett, recién confirmada para la nueva película de Almodóvar, en inglés, visitará Valencia para recoger el primer Goya Internacional en un gesto ciertamente berlanguiano en lo cinematográfico que, sin embargo, atraerá todas las miradas del planeta cine a nuestros premios. Tanto para la Academia. De igual calado cultural, sino mayor, será la recuperación para los escenarios y la causa cinéfila de Sabina, que viajará hasta el complejo arquitectónico del Turia para cantar junto a su buen amigo Leiva (ambos en la imagen). Otro madrileño de pro, C. Tangana, también ha confirmado su actuación en la gala, del mismo modo que Luz Casal, Bebe y Rita Payés. Así, el «Bienvenida Mrs. Blanchett» maridará con una ceremonia que tendrá muy presente a Fernán Gómez en su centenario, a la ciudad que le sirve de escenario y a la proyección del cine español más allá de nuestras fronteras. A habituales como Bardem, Penélope y Banderas se suma la confirmación del compositor Alberto Iglesias y el director Alberto Mielgo, nominados esta misma semana a los Oscar.