Sección patrocinada por sección patrocinada
Cine

Estreno

Crítica de “Competencia Oficial”: trío de egos ★★★

Penélope Cruz, Antonio Banderas y Óscar Martínez en "Competencia Oficial"
Penélope Cruz, Antonio Banderas y Óscar Martínez en "Competencia Oficial"ImdbImdb

Dirección: Mariano Cohn y Gastón Duprat. Guion: Mariano Cohn y Andrés y Gastón Duprat. Intérpretes: Penélope Cruz, Antonio Banderas, Óscar Martínez, José Luis Gómez. España, 2021. Duración: 114 minutos. Comedia.

Una de las ideas más atractivas de “Competencia oficial” es parodiar la pedantería de las películas de cierto cine contemporáneo situando sus gags en escenarios del más puro arte conceptual. Es la curiosa manera que tiene el filme de mirar por encima del hombro a sus modelos estilizando su puesta en escena. Cuando Lola Cuevas (Cruz, en su justo punto autoparódico), directora con Palma de Oro en su currículum que viste como si viviera permanentemente en un editorial de moda, les pide a sus dos actores (Banderas y Martínez, retorciendo la mueca y el hieratismo respectivamente, y divirtiéndose de lo lindo), hermanos en la ficción y rivales en el plató, que ensayen sus réplicas debajo de una megaroca que pende sobre sus cabezas, el plano resultante es de un singular impacto visual.

En esta sátira que, a veces a su pesar, renuncia a la progresión dramática -y que cuando lo hace, al final, se precipita hacia el vacío- en favor de la colección de gags que pone en crisis la vanidad del artista, los espacios tienden a una abstracción que abandona a sus personajes a merced de su propia estupidez. Es el modo en que Gastón Duprat y Mariano Cohn, que prolongan su discurso sobre el ego creativo iniciado en “El ciudadano ilustre” y “Mi obra maestra”, se miran en el espejo de lo que critican, para dejar constancia de que nadie en este juego de apariencias y sometimientos está libre de culpa. Una pena que, en ocasiones, la acumulación de episodios cómicos o el exceso de duración de alguno de ellos roce la autoindulgencia.

Lo mejor

Los actores, que parecen divertirse mucho autoparodiándose, y el uso del espacio.

Lo peor

Recrearse en gags cuya eficacia se termina antes de gritar “corten”.