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Adam Michnick: «Rusia quiere ir más allá de Ucrania»

El periodista, Premio Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades, apela a «trabajar para recuperar el sueño de la Unión Europea»

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«Lo que resucita ahora no es la Unión Soviética, es un proceso distinto. La URSS pensaba en el internacionalismo y en Lenin. El ideal de Putin es la reconstrucción del nacionalismo ruso. Estoy convencido de que Rusia tiene el apetito de ir más allá de Ucrania: a Moldavia, Georgia, Países Bálticos». Adam Michnik es un veterano del periodismo. Un decano encallecido por la Historia que ha vivido en primera persona y los diarios batallados en las rotativas. Ha conocido la cárcel por su compromiso político, ha formado parte del sindicato Solidaridad y ha defendido la democracia (tiene en la Transición española un modelo en el que reparar). Quizá por estos motivos su sonrisa oculta más de lo que expresa y habla con la prudencia que definen a los hombres de inteligencia. «Putin intenta desestabilizar en todos los lugares donde puede: los Balcanes, Siria, Venezuela. Quiere rehacer un “superimperio” a cuyo poder someter después otras nacionalidades y Estados. Por supuesto, Putin dirá que su objetivo es evitar que se persiga a los rusos en cualquier parte del mundo. Pero la verdad es que dudo mucho que bombardear la ciudad de Alepo haya ayudado en algo a ese propósito».
El veterano periodista ha ganado el galardón de Comunicación y Humanidades de los Premios Princesa de Asturias 2022, que recibirá mañana, pero nunca descuida la guardia y siempre está alerta para comentar lo que trae consigo la actualidad, como el pulso que ahora parece dirimirse entre los dirigentes de los totalitarismos y los representantes de las democracias: «Estoy extremadamente preocupado por esta cuestión y esto me entristece. Lo que significa es que nosotros no hemos sido capaces de que las instituciones de las democracias funcionen como deberían hacerlo». Y, mirando con picardía por encima de las gafas, asegura: «Tenemos que hablar más con la gente, aprender a escucharla más y convencerla de las razones que sostienen las democracias, porque si no lo hacemos, acabarán ganando los populistas y ellos quieren destruir la democracia y la Unión Europea, y eso, por supuesto, le viene muy bien a la política criminal imperialista de Putin».
Para Adam Michnik, redactor jefe de periódico «Gazeta Wyborcza», uno de los más notables de su país, Polonia, la tensión entre los totalitarismos y los países que disponen de una democracia desarrollada, «es una situación que puede conducir a una guerra. Hemos visto el viaje reciente que ha hecho Rusia desde el autoritarismo al totalitarismo. De momento no es un totalitarismo muy radical, no del tipo de Hitler y Stalin, pero está orientado en esa dirección. La única salida es parar a Putin. Podemos hacerlo de dos maneras: a través de política internacional y parando la guerra en Ucrania, y, la segunda, con política interior: no permitiendo que se repitan estados como el de Putin en Europa y que ya se están produciendo en Polonia y Hungría».
ALEJAMIENTO DEL ESTADO DEL BIENESTAR
Michnik considera que, en las últimas décadas, «ha habido un alejamiento del Estado del Bienestar» que ha llevado «a la crisis de este sistema». Reconoce que el equilibro entre la presencia del Estado y el libre mercado es un debate viejo, pero admite que «posiblemente este distanciamiento del bienestar ha ido demasiado lejos. Se trata de un debate serio sobre política fiscal, reforma del sistema de salud y la educación. No es suficiente lanzar lemas y hay que discutirlo en profundidad».
Por este motivo, apela a una idea que parece que se ha descuidado en las últimas décadas en el Viejo Continente: «Creo que ese sueño de la Unión Europea hay que recuperarlo y trabajar para hacerlo. Precisamente este reconocimiento, los Premios Princesa de Asturias, pienso, está orientado hacia esa dirección». Por eso mismo deja una lección para reporteros: «Los periodistas deberían llamar a los peligros por su nombre, y deberían recordar a qué nos lleva la victoria del extremismo. Hay que ser valientes para enfrentarse y debatir con los oligarcas y los regímenes que suelen infringir las normas que marca la democracia».