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Libros
Anna Starobinets: «Putin y Trump son dos arañas que están esperando comerse la una a la otra»
La autora, que se encuentra en una lista negra en su país por su oposición a Putin, publica «El Vado de los Zorros», que se ha convertido en una novela de culto en Rusia

La vida de Anna Starobinets comienza a ser una novela y el lector empieza ya a tener dudas de si es en realidad una escritora que publica novelas o es una novela hiperrealista sobre una autora, marcada por un dictador en su país, que publica grandes novelas. Ella, que ha sido incluida en una lista de enemigos de Rusia por deferencia del Kremlin y Putin, suma una desafortunada sucesión de desgracias personales: la dramática y dura pérdida de un hijo, que narraba en «Tienes que mirar» (Impedimenta), una desaladora radiografía de los servicios sanitarios rusos, la posterior muerte de su marido, el subsiguiente exilio en Georgia y el abandono de sus padres al tener que dejar su tierra natal y, por último, su decisión de mudarse definitivamente a Barcelona debido a la falta de seguridad y la inestabilidad política que se ha extendido en su última nación de adopción.
«Esta historia la ideamos en realidad mi marido y yo como una serie de televisión. Escribimos veinte episodios, pero el director del canal dijo que era disparatada y otro que era una producción demasiado cara. Entonces pedí que me devolvieran los derechos para su novelización. Ellos lo rechazaron en un principio, pero después de insistir unas diez veces accedieron. El libro se ha convertido increíblemente en un título muy popular en mi país. Es un verdadero best-seller allí. Fue en ese momento –prosigue– cuando encontraron dinero para realizar la serie. Pero tampoco salió. Esta vez se detuvo porque está prohibida cualquier referencia a mí en los medios audiovisuales rusos, porque me incluyeron en la lista negra de opositores y nada puede llevar mi nombre. Así que este libro es un cementerio de personajes y de series de televisión».
«Ubiqué este libro en Manchuria porque ahí funciona el sincretismo, que es en lo que se basa la mitología»
A pesar de toda esta acumulación de reveses, Starobinets sonríe y muestra un vivaz sentido del humor. Quizá ahí es donde le asoma el alma rusa, que está habituada a los inviernos más feroces y a vivir siempre en contra de todo. La autora desembarca de nuevo en España con ese título al que hacía referencia en su declaración: «El Vado de los Zorros» (Impedimenta), una extensa narración ambientada después de la Segunda Guerra Mundial que se abre paso entre historias tradicionales rusas, chinas y japonesas, y donde el hombre corriente debe codearse con seres mitológicos. «Al principio estaba situada en la década de los años veinte, pero después decidimos cambiar la fecha a 1945 y ambientarla en Manchuria».
¿Por qué allí?
Era un lugar y una época muy flexibles. Una mezcla de muchas nacionalidades, tradiciones y reglas distintas. Allí se cruzaban japoneses, chinos, soldados soviéticos y los restos del ejército blanco, el que defendió al Zar. Es lo que los historiadores denominan punto de bifurcación y a mí, como autora de ciencia-ficción, me resultaba un sitio estimulante y seductor porque podía asumir muchos aspectos fantásticos y no se reconocería como algo insólito.
Menciona los experimentos japoneses. ¿Qué piensas de ellos? ¿Fueron reales?
Sí, hubo un laboratorio en China, en Manchuria. Y realizaron unos experimentos, con sinceridad, bastante duros. El laboratorio que aparece en este libro está basado en ellos. Por supuesto, no intentaron hacer supermujeres, pero hubo uno sobre el que recuerdo leer bastante. Fue muy cruel y sucedió allí, en pleno invierno. Colocaron dos celdas en el exterior y metieron dentro de ellas a personas. En una, había un solo individuo; en la otra, una pareja: un hombre y una mujer. Querían descubrir quién viviría más tiempo. La pregunta que dio pie a llevar a cabo ese experimento era si el amor ayudaba a sobrevivir a las personas, por lo menos, durante un periodo de tiempo un poco más prolongado. La realidad es que el tipo que estaba solo murió antes. La historia no es precisamente un cuento de hadas, ¿verdad? Pero es cierto que demostraba que aquellos que se querían podían albergar más esperanzas de vivir y de resistir más a la muerte.
En este libro combina personajes procedentes de culturas muy distintas.
En Manchuria funciona muy bien el sincretismo, que es en lo que está basada la mitología. Lo que no es natural ahí es el ejército soviético. Pero están también los lobos que se convierten en mujeres. Me enamoré de esas criaturas, que, para la sociedad tradicional chino-japonesa, son muy feministas. Toman sus propias decisiones, abandonan a los hombres y, si no aman a sus parejas, se van, porque, de lo contrario, terminarán haciéndoles daño. Fue agradable adentrarme en este tipo de personajes.
«Me marché de mi país por la manera en que este gobierno funciona»
En Europa pensamos que Rusia es una parte de Occidente... ¿Es así o no?
Europa necesita entender que Rusia no es exactamente Europa. Hay una parte de Rusia que mentalmente es Europa y yo pertenezco a esa, pero existe otra gran parte del país, tanto geográficamente hablando como desde el punto de vista mental, que es absolutamente asiática. Eso está presente en mi país, que somos Este y Oeste, que somos ambos lados y que somos algo muy grande. Existen infinidad de referencias en la literatura que hacen alusiones a nuestro carácter asiático. Esto se ve también cuando intentan convencernos de que no vamos a asumir los condicionantes y normas liberales procedentes de Occidente, porque nosotros tenemos esta parte oriental y la manera de entender el poder de una manera oriental y dictatorial. Nosotros, como rusos, somos los guardianes de todas esas fronteras. Este fue uno de los motivos principales por los que me marché de mi país, por la manera en que ahora Rusia está dirigida, por la manera en que este gobierno funciona, y me refiero a Putin. Pero, para responder a su pregunta, uno de los principales conceptos de nuestra ideología, de lo que somos como rusos, es que somos los guardianes de todas las fronteras.
«Mis títulos se venden en Rusia, pero no vivo allí; así que estoy en Rusia, pero sin mi cuerpo»
Se marchó por sus opiniones sobre la invasión de Ucrania.
Es bastante peligroso para mí vivir en Rusia porque todos saben que yo soy una opositora de Putin y estoy prohibida en mi país. Los productores de televisión ya no pueden trabajar conmigo por la lista negra en la que estoy incluida y que ha redactado la administración de este presidente. Hay una para artistas, escritores, directores de cine y la gente dedicada a la creación. Una lista negra para los creadores. Increíble, ¿no? Lo curioso es que, por alguna razón extraña, todavía me publican los libros en Rusia. Mis títulos están saliendo y vendiéndose allí. Así que estoy en Rusia, pero sin mi cuerpo. Solo con mis libros. Mi cuerpo está en otro lugar (risas). Ahora en Barcelona, porque hace unos días me he mudado a España desde Georgia.
Una experiencia dura...
Cuando me mudé a Georgia y dejé Rusia, al inicio de la guerra en Ucrania, ya nos encontrábamos todos devastados, pero, la verdad, estamos tan acostumbrados a eso... El mundo entero está invadido por la gente que se marchó de Ucrania, Bielorrusia y Rusia a causa de este conflicto bélico. Ya no es una experiencia especial de una sola persona. En las redes sociales puedes encontrar muchas historias similares a la mía. Y mi historia no difiere demasiado de las de otros.
«Desgraciadamente, Rusia es un lugar maldito, una cárcel que no te deja salir»
¿Y qué me dice sobre la amistad entre Putin y Trump?
No creo que exista una amistad entre ellos. Es interesante porque es muy extraño que estén hablando... Tampoco creo en la amistad entre psicópatas. Los veo juntos y es como ver a dos enormes y terribles arañas, frente a frente, que se creen que se han convertido en amigas, pero que en realidad están esperando para comerse la una a la otra. Solo uno de ellos se comerá al otro. Y sabemos quién va a ser. El problema es que el que es más poderoso no quiere comerse al otro ahora. Prefiere un proceso más largo... Es como si los dos se estuvieran mirando en un espejo. Para ellos es un placer infinito ver a alguien que se parece a él... Pero uno acabará comiéndose al otro.
¿Y su país?
Es un lugar maldito, desgraciadamente, que no te deja salir. Si no logras cruzar esa frontera a tiempo te quedas ahí. No todos los amigos de mis dos hijas tuvieron la oportunidad de salir de Rusia. Son todos estudiantes jóvenes. La mayoría entiende lo que está pasando y están tratando de hacer sus vidas fuera de Rusia. Hubo un poeta que mencionó a personas LGBT en su poesía. Es muy reconocido, pero ahora está en la cárcel por esa referencia a relaciones sexuales que no son tradicionales. ¿Puedes imaginarte a un joven de 21 años en la cárcel solamente por eso? Lo del gobierno ruso es como esas criaturas asombrosas que ni siquiera puedes mencionar. Él iba a salir de Rusia. Tenía el pasaporte. Todo estaba listo. Iba a ir a Inglaterra, si no me equivoco, pero lo arrestaron. Pienso que, de alguna manera, podemos decir que Rusia hoy día es una cárcel. No era consciente de ello cuando estaba escribiendo esta novela. Únicamente ahora considero que podemos llamarla de esa manera: una cárcel.
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