Premios Goya

Antonio Resines: «No iré a los Goya, no estoy en Madrid. Tampoco me han invitado»

Antes de la gala de los premios del cine español, el ex presidente de la Academia habla con cautela –en una de sus escasas entrevistas– de la institución que presidió y hace balance de la relación del sector y la política.

Antonio Resines
Antonio Resineslarazonfreemarker.core.DefaultToExpression$EmptyStringAndSequenceAndHash@20410c22

Antes de la gala de los premios del cine español, el ex presidente de la Academia habla con cautela –en una de sus escasas entrevistas– de la institución que presidió y hace balance de la relación del sector y la política.

Antonio Resines me recibe con cara de General Galindo, como lo leen. Y veo que se sorprende de que conozca el proyecto de llevar al cine la novela del ex secretario de Estado para la Seguridad, Rafael Vera «Los misiles de Socoa», y que sepa que él ha pedido interpretar a ese personaje; pero no me saca ni una palabra sobre mi fuente mientras hablamos de la serie «Ifamily» para TVE, que está grabando, o de su participación en la película «La madrina», de Clara Martínez Lázaro, o del libro «Para habernos matado. Memorias de un calvo» donde se hace un recorrido por la España de los últimos 50 años y él repasa su infancia y adolescencia, así como sus 40 años dedicados a la interpretación, desde aquella «ópera prima» de Trueba. Tenemos muchos temas de conversación, porque Antonio no ha parado desde entonces. Pero estamos en tiempo de Premios Goya. Y hay que hablar de ellos aunque él ya no sea el presidente de la Academia.

–A pocas horas de los Goya ¿cree usted que este año las reivindicaciones cruzarán el Atlántico?

–Pues no sé, la verdad. Aunque es probable que alguna de las decisiones del presidente de EEUU nos afecte para mal y está el tema de México... A lo mejor se hace alguna mención.

–Durante su presidencia parece que no hubo tantas voces reivindicativas como antes...

–No tanto por mí, quiero pensar, sino porque había pasado un tiempo desde la guerra de Irak . En realidad, siempre se reivindicaron cosas de la profesión hasta la guerra de Irak. Eso molestó mucho y supuso un largo enfrentamiento que hubo quien no nos perdonó. Luego ha habido menos, porque tampoco había motivos muy especiales. Sí hubo, alguna vez, cuando los primeros recortes de la Sanidad y con la Educación..., pero no fue tan sangrante como lo de Irak.

–¿Y esa falta de apoyo público a las candidaturas políticas? Porque antes los actores sí respaldaban a líderes políticos.

–Hubo un momento en el que posicionarse era bueno. Los políticos tenían otra categoría o al menos una categoría distinta a la de los que vinieron después. Y había cosas que estaban muy mal vistas. Después no ha habido esa identificación. Simplemente eso. Cuando algunas personas apoyaban a una candidatura u otra, normalmente del Partido Socialista o, en general, de izquierdas, parecía interesante hacerlo. Luego no y se dejó de hacer.

–Alguien pensó que los actores respaldarían en bloque a Podemos...

–Parecía que podía pasar al principio. ¿Por qué no ha pasado? Pues porque no. Vamos a dejarlo ahí... Y no digo nada más porque vamos a ver qué pasa este fin de semana. Pero, vamos, al principio con Podemos se abrieron grandes expectativas para mucha gente. Después, desde mi punto de vista, ha habido mucho desencanto. Aunque tienen cinco millones de votos, que no es ninguna broma.

–Posicionarse ahora parece más complicado, porque casi hay más interés en descubrir irregularidades económicas que asuntos sentimentales...

–Es curioso, sí. Por un intérprete o ejecutante o dos o veinticinco que hayan metido la pata, el número de empresarios que se dedican a meterla de manera constante es brutal. Y no pasa nada. Ahora mismo hay dos juicios en marcha con partidos políticos, empresarios de todo tipo y condición..., pero si sale uno entre nosotros que hace una cagada se le señala mucho más porque hace más ruido mediáticamente.

–¿Pero hay persecución por parte de Hacienda a los artistas?

–A todos los que sacan la cabeza del tiesto. Montoro llegó incluso a señalar a políticos que estaban en el parlamento. ¿Antes con otros ministros de Hacienda pasaba? Pues no. Se hacían las cosas más discretamente. Daba igual quién fuese zutanito o menganito y que fuera más o menos conocido: si había cometido un fraude, ibas a por él y ya. Y yo creo que es como debería ser la historia. Sobre todo porque, hasta que no se demuestre lo contrario, todos somos inocentes. Eso es lo que marca el sentido común. Pero ¿por qué no se hacen bien las cosas? ¿Por qué no se han publicado, por ejemplo, las listas de los que se acogieron a la amnistía fiscal? Pues porque la gran mayoría no son unos mindundis que han ganado algo de dinero un año.

–Pues no está su gremio para persecuciones. Son muchísimo los actores que no pueden vivir de su trabajo. ¿De qué viven, por cierto?

–Haciendo chapuzas. De camarero... Y luego, cuando te sale un trabajo con cierta continuidad lo dejas y vuelves. El 87 por ciento de los actores está en paro permanente. Y el 70 por ciento no gana más de 3.000 euros al año. Estos datos son de 2015; pero se han hecho menos producciones y se paga menos, así que no creo que la cosa haya cambiado.

–Creía que había sido un buen año para el cine...

–El buen año fue 2014 por «8 apellidos vascos» que supuso el 30 por ciento de la recaudación. Y en 2016 hemos hecho ciento y pico millones de recaudación. Son niveles del año dos mil y algo; o sea que estamos en niveles de antes de la crisis, pero ha pasado mucho tiempo desde entonces y habría que hacer una valoración. Pero sí, ha sido un buen año porque las películas son buenas y la cuota de pantalla también

–¿Ha hecho quinielas de los Goya?

–No. Las cinco películas me gustan. Y siempre pensé que saldría «La reina de España», pero como no ha salido... Y en cuanto a las actrices, quiero que salga Penélope, por si acaso recaudamos un poco más, porque ha sido un fracaso espantoso.

–¿Y de verdad se ha debido a una campaña en contra de la película?

–Que hubo una campaña es evidente y que desde determinadas instancias no se hizo nada para que remitiera también. Que alguien haya dicho que no se vaya a ver la película me parece muy fuerte y como no tengo constancia no puedo decirlo. Pero lo curioso es que no ha ido nadie.

–¿Y no tiene que ver con la calidad de la película?

–Es que nadie la ha visto. Así que no puede haber funcionado el boca oreja. Que a la crítica no le ha gustado es cierto pero... Fernando Trueba se disculpó porque se le había malinterpretado. Él hablaba del mal nacionalismo. Pero su frase se sacó de contexto y...

–Quizá tiene algo que ver con el desafecto a la gente del cine de los últimos años.

–Esa sí que ha sido una campaña orquestada clarísimamente por la derecha –que cada uno entienda la derecha como quiera. Todas las empresas están subvencionadas. Y el cine, que es arte y cultura, pero además una industria que da trabajo a muchísima gente. El sector audiovisual ha llegado a tener el cuatro por ciento del PIB. Y no hace tanto. Antes de que entrase el PP, por cierto. Qué curioso. Y así como unos sectores que son importantes industrialmente, como el del libro, han mantenido el IVA súper reducido, al cine y al teatro le han pegado un palo de cuidado. Montoro me dijo que no quitaban el IVA porque Francia les exigía que subieran el del turismo y nos hubiesen dejado a todos igual. Luego ha habido rectificaciones: las galerías de arte, las flores... Pero las revistas porno, como están metidas en los libros, tienen el 4 por ciento... Algo falla, ¿no? O sea que, determinados productos se han gravado mucho más por una causa política, no hay otra forma de explicarlo...

–Volvamos a la Academia. ¿Por qué se metió usted en ese charco?

–Pues mira, me llamó González Macho para ir de vicepresidente y me pareció que era razonable y tampoco me exigía mucho porque el que lleva de verdad la historia debería ser el presidente, aunque luego resulte que no siempre lo es. Pero Enrique dimitió y yo estuve cuatro meses en funciones. Y como hice las tareas más o menos decentemente me plantearon seguir e hicimos la candidatura con Gracia Querejeta y Edmund Roch y ganamos, porque no se presentó nadie más...

–Eso suele pasar...

–Bueno... Lo nuestro fue por unanimidad, o hubo un par de votos en contra. El proceso ahora ha sido distinto, porque hemos dimitido los tres en bloque y siete miembros de la junta directiva, ocho. Y hemos dimitido por razones de funcionamiento interno que no son de interés público.

–Pues se dijo de todo. Que se utilizaba un dinero que no se tenía...Incluso se cuestionó que se hubiera montado una AIE para los patrocinios de los Goya.

–Algunos medios han intentado decir muchas cosas, pero no es verdad. De momento tengo demandado a uno. Cuando se admita la demanda te lo contaré. Pero yo no he leído nada de lo del dinero... En todo caso, en la Academia saben perfectamente que se me acusó públicamente de una cosa y yo contesté e interpuse una demanda por atentado al honor y la intimidad y probablemente tenga causa penal.

–Y va a ir usted este año a los Goya?

–No, porque no estoy en Madrid

–¡Qué casualidad!

–Pues sí... Por lo único que me molesta es por no estar en el goya de honor de Ana Belén... Ya me he disculpado con ella.

–¿Solo con ella?

–Bueno, es que a mí no me han dicho que vaya, o sea que...