Un boceto oculto revela el origen de “La ronda de noche” de Rembrandt
Una investigación orquestada por el Rijksmuseum tiene como objetivo reconocer las técnicas del pintor, para posteriormente llevar a cabo una minuciosa restauración de la obra maestra del holandés
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“Ronda de noche” es sin duda la obra maestra de Rembrandt (1606-1669). La terminó en 1642 y la colgó en un salón de Kloveniersdoelen, el cuartel general de la guardia cívica. No obstante, quienes trasladaron el cuadro lo hicieron de manera pésima, pues al no entrar este por la puerta optaron por coger unas tijeras y cortar pedazos por los lados. Hace poco un proyecto tecnológico consiguió imprimir estas piezas recortadas y reconstruir la obra según su apariencia original, una pintura que aún hoy continúa sorprendiéndonos. Ahora, otro grupo de investigadores han hallado otro aspecto curioso del cuadro: un boceto ocultado bajo capas de la pintura y que revela el génesis de la gran obra del holandés.
Esta investigación se ha producido de la mano del departamento de pinturas y esculturas del Rijksmuseum de Amsterdam, cuyo director, Pieter Roelofs, asegura que “las plumas son bien visibles en el boceto, y no así en la pintura”. Se refiere a que estos trazos escondidos revelan que Rembrandt, en un principio, quiso pintar plumas en el casco de un miliciano y decidió eliminar una espada que había puesto entre los dos personajes principales. “No sabemos por qué cambió de parecer, probablemente porque centraba demasiado la atención en este personaje”, añadió Roelofs.
Esto es, por tanto, producto de un estudio exhaustivo, titulado Operación “Ronda de noche”, que se lleva realizando sobre la obra durante los últimos dos años y medio, por parte de una treintena de expertos que lo analizan a través de las tecnologías más avanzadas. El objetivo reside en, ante todo, comprender la técnica de Rembrandt y el por qué de sus obras, así como devolver a “Ronda de noche” todo su esplendor a través de una minuciosa restauración. “El descubrimiento de este boceto es un gran avance en esta investigación”, asegura Taco Dibbits, director del Rijksmuseum, “siempre habíamos sospechado que Rembrandt habría realizado un boceto sobre el lienzo antes de lanzarse a concretar esta composición, que es increíblemente compleja, pero no contábamos con pruebas de ello”. “Es fascinante -continúa Dibbits- poder ver cómo Rembrandt buscaba la mejor composición” para el cuadro.
Así, este descubrimiento se une a otra conclusión que los expertos han sacado y que, no obstante, no es tan positiva, pues se trata de que en la parte superior izquierda del óleo hay una deformación. Deterioro provocado por el tiempo que la obra pasó colgada en otra sala durante la restauración del museo, entre 2003 y 2013. Para prevenir mayor daño, se deberá desprender de su bastidor de madera y trasladarla a un soporte más seguro. Con esto, los investigadores centran la mayor atención en los trazos de tiza que Rembrandt dejó como inicio de su obra maestra, un mapa blanco oculto “que es como si estuviéramos junto al artista cuando trabajaba”, celebra Roelofs, “es fascinante”.
Con ayuda de un escáner, se ha visto dónde hay trazos de tiza, así como han comprobado que “en la parte superior Rembrandt empleó una pintura beis con un alto contenido en tiza en líneas rectas y curvas. Las segundas son para la zona arquitectónica de la obra”, explica Roelofs. Gracias a las técnicas de la investigación, basadas en la fotografía de alta resolución con imágenes en 3D y escaneado con rayos fluorescentes, han aflorado todo tipo de detalles de la obra, como el caso de las plumas mencionadas, o los restos de unos pigmentos “que se usaba en los bodegones del siglo XVII y en la pintura italiana, pero no habíamos visto en el maestro holandés”, concluye el experto.