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Escultura

Hitler vale 17 millones de dólares

«Him», la estatuta de Maurizio Cattelan que se subastó ayer en Christie’s de Nueva York, rompe el récord del artista

Hitler vale 17 millones de dólares
Hitler vale 17 millones de dólareslarazon

«Him», la estatuta de Maurizio Cattelan que se subastó ayer en Christie’s de Nueva York, rompe el récord del artista

De espaldas parecía un niño de corta edad, arrodillado y con las botas gastadas por el tiempo y los chutes de balón. De frente ofrecía el rostro del terror sin aditamentos: era el führer, con su bigote bien colocado y su característico peinado. La escultura, realizada en resina y para la que se utilizó cabello natural, es obra de Maurizio Cattelan. Fechada en 2001, el artista de Padua asegura que siempre tuvo en la cabeza una pieza similar. Que Hitler le causaba repudio y rechazo, pero que al tiempo despertaba en él una fascinación a la que era casi imposible sustraerse.

Ayer salió al martillo y consiguió un record para el artista. Se remató por más de 17 millones (15.037.403 millones de euros) de dólares y devuelve a la actualidad a este controvertido creador, noticia también estos días por haber desembarcado en la feria de arte Frieze de la ciudad de los rascacielos con una instalación protagonizada por un burro, Señor Gabriel es su nombre, vivo y coceando. Además, el Guggeheim neoyorquino espera con impaciencia poder inaugurar en su “toilette” el inodoro que Cattelan ha realizado en oro macizo y cuya instalación se está retrasando más de lo previsto. La otra obra que compartió el podio es “One Ball Total Equilibrium Tank”, un balón Spalding suspendido en agua destilada firmado por Jeff Koons y realizado en 1985. La estimación de que partía ha quedado ampliamente superado al haberse vendido por más de 15 millones de dólares. Junto a ellos se despacharon obras de Bruce Nauman, Richard Prince, Robert Gober, Paul McCarthy o Rosemarie Trockel.

Aunque no fue una jornada trepidante, la de ayer consiguió acaparar la atención de una semana que se prevé de infarto en el mundo de las subastas, pues durante seis días saldrán al martillo un número importante de piezas. Será el momento de comprobar si, efectivamente, las aguas han vuelto a su cauce o si el mercado del arte sigue intratable.