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Teatro

Candela Peña: «Aunque me tachen de problemática, seguiré opinando»

En «Contracciones», Candela Peña da voz a una empleada zarandeada por el sistema

Candela Peña protagoniza, junto a Pilar Castro, "Contracciones", en el Teatro Pavón
Candela Peña protagoniza, junto a Pilar Castro, "Contracciones", en el Teatro PavónAlberto R. Roldán

La intimidad está sobrevalorada. A diario notamos en las calles o en las pantallas cómo el interior individual está expuesto, abierto de par en par, dispuesto a ser enriquecido o contaminado sin aparente filtro. Una intromisión que también se nota en un ambiente tan global –y no son las redes sociales– como es el entorno laboral: el 25 de enero, el Teatro Pavón estrena «Contracciones», obra que explora la invasión creciente de las grandes compañías en la intimidad de sus empleados. La protagonizan Pilar Castro –la jefa, quien da voz al sistema– y Candela Peña, que «represento a un trabajador concreto, al que aunque arranque contestatario acaba siendo sumiso y pasando por los aros que el sistema establece, porque se da cuenta de que fuera hace mucho frío. Que por un plato de cocido hace lo que sea». La actriz explica que esta obra funciona como «una metáfora sobre hasta dónde somos capaces de llegar por mantener un puesto de trabajo, así como hasta dónde es capaz de apretar el sistema para conseguirlo».

Asegura Peña, ganadora de tres Premios Goya, que «todos, por punky que seamos, perteneccemos al sistema, pero está bien sacudirlo de alguna forma». Y su manera de «sacudirlo» es esta función, ya que, «aunque sea una distopía, la gente puede ver dónde nos colocamos a veces sin que el sistema se haga responsable». Y es que uno no zarandea sin ser antes zarandeado: ¿como actriz, se ha sentido invadida por el sistema? «Sí», zanja, «porque las cosas han cambiado bastante en el audiovisual. Las grandes corporaciones que vienen son una maravilla, ofrecen mucho trabajo, pero a lo mejor no te dejan leer proyectos enteros, sino un solo capítulo». Si bien asegura Peña que «son los personajes los que me acaban escogiendo a mí», también lamenta que «me han echado de dos últimos proyectos por pedir los textos. Si a mí, que me avala una carrera, me pasa eso, ¿qué le puede ocurrir a una mujer de 25 años que quiere meter la cabeza en este mundo?».

Candela Peña protagoniza, junto a Pilar Castro, "Contracciones", en el Teatro Pavón
Candela Peña protagoniza, junto a Pilar Castro, "Contracciones", en el Teatro PavónAlberto R. Roldán

«Contracciones», obra del dramaturgo Mike Bartlett y dirigida en el Pavón por Israel Solà, plantea una pregunta que quizá cada vez sea más existencial: ¿el trabajo dignifica? ¿Estamos dispuestos a echar por tierra principios o imagen propia con tal de tener seguridad laboral? ¿Es el peor de los trabajos mejor que ninguno? La respuesta es tan amplia como diversa es la sociedad, pues las necesidades individuales son infinitas, pero, si algo asegura Peña, «y no hablo desde la queja, es que en la realidad en la que vivimos no sirve de nada quejarse, sino aceptar las cosas, como hace Emma –su personaje en la obra–, aceptar lo que te echen». Entonces, ¿no hay límite? «Cada uno pone el suyo. Nosotros tenemos que asumir cierta responsabilidad. Estas son las reglas del juego, a veces te dejan entrar en la partida, pero otras no te han repartido ni las cartas», responde la actriz.

Coger el sol con las manos

A través de catorce escenas de diálogos afilados entre jefa y empleada, esta obra se plantea como una repleta de suspense. ¿Quién cederá? ¿Cómo evolucionará la relación entre poder y esbirro? Una situación que, aunque distópica, se extrapola a la realidad de tantas personas, y que, para Peña, empeora si le añades un factor emocional: «A veces me he sentido utilizada. Es como si un día coges el sol con las manos y al siguiente te han amputado los brazos. Yo sobre todo lo sufro en lo personal, porque para las empresas tú eres un número, y si acabas cogiendo cariño, dando lo mejor de ti y creyendo que vas a tener una recompensa y al final no la tienes... En mi vida, he aprendido que la gente quiere de ti lo que quiere, y voy a seguir dando mi opinión porque me gusta darla, aunque por eso se me tachen de persona problemática». Y es que de eso se trata: de conservar y compartir una intimidad sin dar opción a que sea dañada, así como de ser sincero con uno mismo. «Me parece muy triste que nadie pueda decir quién es realmente. No quiero engañar, ni quedar bien con nadie, sino ser quien soy», concluye la actriz.