Cargando...
Sección patrocinada por

Literatura

César Pérez Gellida: "Mi teclado olía a sangre mientras escribía este libro"

El escritor vallisoletano presenta su nueva novela "Nada bueno germina", en su amada ciudad natal

César Pérez Gellida posando con su nuevo libro "Nada bueno germina" Archivo

Café del Norte, Plaza Mayor de Valladolid. No es una escena de una novela de César Pérez Gellida pero podría serlo. El autor no podía escoger un lugar más apropiado que este como punto de encuentro para presentar su nueva novela, “Nada nuevo germina” (Editorial Destino), que desde el pasado miércoles 7 de mayo ya se encuentra a la venta y que supone la continuación de “Bajo tierra seca”, con la que recibió el Premio Nadal 2024.

Valladolid, tierra natal del autor, vuelve a ser un escenario primordial en las páginas de este nuevo thriller tan esperado por los lectores más enganchados a las tramas de Pérez Gellida. En el mencionado café, nos recibe acompañado de uno de sus hijos literarios, el turbio protagonista de “Nada nuevo germina”, Sebastián Costa, hecho carne, ataviado con traje, chaleco y bombín, que junto a su “padre” hace de anfitrión en este encuentro.

César Pérez GellidaArgy ComunicaciónArgy Comunicación

Ambos se dirigen al Círculo del Recreo, un espacio, que al igual que el café, aparece en la novela. Allí, César Pérez Gellida se explaya largo y tendido para hablar de su nueva creación, nacida de escenas mentales que ha generado previamente, tal y como confiesa. "Mi forma de escribir novela no contempla que haya un guion previo. Empecé a escribir porque tenía problemas de insomnio y para quedarme tranquilamente en la cama me inventaba una historia que a la noche siguiente retomaba en el punto donde me había quedado dormido. Lo único que hago es traducir a palabras esas imágenes que he visto muchas veces en mi cabeza. Es el proceso inverso que hace un lector, que convierte palabras en imágenes. Mi único método es que una escena me lleva a otra escena y esa escena me lleva a otra, etc. Me dejo guiar por la intuición”.

El personaje Sebastián Costa (el actor Pablo James) junto a César Pérez GellidaArgy ComunicaciónArgy Comunicación

Si “Bajo tierra seca” arrancó en la Extremadura rural de principios de siglo, “Nada bueno germina” toma un tinte más urbano, transitando por grandes ciudades como Madrid para culminar en Valladolid, algo que no es, claro está, casual. Responde a un deseo que Pérez Gellida tuvo claro desde el principio. No puede estar más satisfecho de que su amada ciudad forme ya parte del imaginario de sus lectores: “Más que una deuda con mi ciudad natal o con los vallisoletanos, era una deuda conmigo mismo como escritor”.

La novela supone el cierre redondo a los instintos más oscuros en los que Pérez Gellida chapotea sin contención. La avaricia, la traición, la desconfianza, el deseo, la lucha contra el destino, la huida hacia delante, la crudeza, la tensión, la violencia, los giros inesperados... todo eso vuelve a aparecer en la prosa directa, sin anestesia, vertiginosa, que predomina en el género negro que trabaja el autor.

Sangre y suspense

La España de inicios del siglo XX, la miseria de aquellos años y la enfermedad de la mal llamada gripe española haciendo estragos, generan la atmósfera hostil perfecta para unos protagonistas cuyas vidas son igual de poco amables. Antonia Monterroso es calificada por su creador como “un monstruo”. Sin embargo, Pérez Gellida desea que sea comprendida: “Me gusta que el lector entienda las razones de sus actos, aunque estas no los justifiquen. Esto es empatizar, que no significa tener simpatía por el personaje, Yo no pretendo que el personaje de Antonia Monterroso genere ninguna simpatía, pero es muy buena señal que los lectores empaticen con ella y entiendan las motivaciones desde dentro del personaje”, una "femme faltal" que se encuentra “con la horma de su zapato”, Sebastián Costa.

Portada de "Nada bueno germina"Editorial DestinoEditorial Destino

¿Y por qué el periodo de principios del siglo XX? El escritor confiesa que él, como cualquier autor, busca contextos “que no estén demasiado manidos” y el inicio del siglo XX no lo está. Explica Pérez Gellida que es una época sobre la que existe “cierto oscurantismo por dos motivos. Uno, porque con la pérdida de las colonias de ultramar se inicia una fase de vergüenza para nuestra historia porque caímos en una depresión económica y en esa división política de la alternancia entre el conservadurismo y el progresismo. Caímos en una gran grieta social de dos Españas enfrentadas”.

Los primeros años de ese siglo quedan perfectamente retratados con pinceladas dosificadas y estudiadas: "Los autores corremos el riesgo de cometer un gran error: hacer alarde de la fase de documentación. Pero esta no es una novela histórica, es un thriller que tiene una ambientación histórica. Una vez realizada la labor de documentación, lo que tienes que hacer muy bien es dosificar esa información, saber dónde, cómo y cuándo utilizarla. Yo lo hago a través de los detalles”.

Resulta imposible no pensar que las páginas de “Nada bueno germina” van a atrapar a los amantes de este género cuando el propio autor confiesa que al escribirla “me olía a óxido el teclado. El olor de la sangre" y que “algunas muertes van a doler al lector. Mi obligación es, primero, tratar de engañar al lector, porque esto es un thriller de suspense, y segundo, incomodarlo".