Crítica de música
Crítica de clásica: Hosokawa y la ciencia
Obras: "Ricercata a 6" de Bach/Webern y "Génesis" de Hosokawa. Intérpretes: A. Suwanai, violín. Euskadiko Orkestra. Director: F. Panisello. Palacio Euskalduna, Bilbao. Fundación BBVA. 18-VI- 2025.
Ya desde su nombre, Fronteras del Conocimiento, los Premios Fundación BBVA nos ponen en situación. Se premia a científicos, a humanistas y a un compositor: se deduce que, además de todo lo demás, la música es una forma de conocimiento. Las formas de conocer son muchas; entre otras, la de aquel "saber no sabiendo, / toda ciencia trascendiendo" que anunciaba y practicaba San Juan de la Cruz. Algo parecido nos hizo experimentar en el Euskalduna, rodeado de científicos, el compositor Toshio Hosokawa, de quien siempre se dice que construye puentes entre Oriente y Occidente. También, entre el arte y la ciencia.
Su "Concierto para violín y orquesta" cuenta una historia, la danza dramática de una pareja (violín-orquesta) o de su metáfora gestacional (hijo-madre) o de su metametáfora cósmica (individuo-universo). De ahí el subtítulo, "Génesis" y la dedicatoria a la violinista Veronika Eberle, que acababa de ser madre, pero debajo de estas reflexiones programáticas sobre el yo y el todo, el concierto nos conmueve, sea mediante sus frases musicales o, sobre todo, mediante sus sonidos individuales, sus gestos sonoros, que vienen cargados de esa tensión rugosa, entre urgente y contemplativa, que es propia de los instrumentos tradicionales de Japón y oímos esta vez en los de aquí: en el maravilloso violín de Akiko Suwanai, de una expresividad áspera y tenaz, adaptada como un guante a esta partitura, y en la Orquesta Sinfónica de Euskadi que, a las órdenes de Fabián Panisello, sonó precisa, limpia e intensa, dando a cada gesto de la obra de Hosokawa el color adecuado. Fue una interpretación memorable.
De colores (color trompa, color arpa...) son, precisamente, los pedacitos en los que Webern rompe la "Ricercata a 6" de Bach. Panisello reconstruyó el mosaico con criterio, lo que no es nada fácil. Difícil es también la "Sinfonía núm. 1" de William Walton, de ritmos afilados y pedales eternos. Se toca poco, pero es interesante (un inglés de talento mirando al "Continente" desde las islas) y, por momentos, divertida.