Crítica de "Un lío de millones": ¿Y si fuésemos ricos? ★★★

Pues bien podría haberse titulado, en plan castizo, la película de Susan Béjar «Un lío de coj...», porque esto es un embrollo de padre y muy señor mío. Y de madre también. Bromas aparte, el «remake» de la película francesa «Mis queridísimos hijos» (Alexandra Leclère, 2021), aunque tampoco era para tirar cohetes, vuela más alto que la anterior gracias a sus notables protagonistas y algún que otro secundario bastante inspirado. 

Veamos la historia «a la española», que no difiere demasiado: en un pueblo de la Sierra de Madrid, Bego (Gracia Olayo) y Agustín (Antonio Resines) viven una jubilación tranquila entre las recetas que ella cuelga en internet, el cuidado del huerto y las visitas a los amigos. Pero desde que los dos hijos, Miguel (Alberto Olmo) y Carla (Clara Lago), se independizaron para vivir en la ciudad, el matrimonio comprueba que ambos, un par de egoístas impresentables, se han empezado a olvidar de ellos y solo acuden a la casa familiar cuando necesitan algún favor. 

Pero lo peor es que tampoco aparecen en la comida que Bego había preparado por el cumpleaños de Miguel y acto seguido anuncian que no irán en Navidad, lo que, primero, desespera a los padres, y, segundo, les enciende la bombilla: ¿qué sucedería si fingen que han ganado el Gordo de la Lotería, les prestarán más atención? Pues ya imaginan, el lío está servido; así, la pareja, para parecer ricos, se compran la ropa en un bazar chino (cuesta dar el pego de ropa cara, lo sé) mientras las hacen pasar canutas a sus vástagos. Ríanse un poco, que estamos en fiestas.

Lo mejor:

Sus dos protagonistas principales así como algún secundario, como Raúl Cimas

Lo peor:

Lo antipáticos que son los personajes de los hijos y lo poco que importa cuanto les pase