Teatro

Teatro

De vinos con Hamlet y Celestina

Helena Pimenta y Catherine Marnas hacen de anfitrionas en «El banquete», una gran mesa compartida por actores y espectadores

Aleix Melé y Gonzalo de Castro (derecha) se mezclarán con el público de «El banquete»
Aleix Melé y Gonzalo de Castro (derecha) se mezclarán con el público de «El banquete»larazon

Helena Pimenta y Catherine Marnas hacen de anfitrionas en «El banquete», una gran mesa compartida por actores y espectadores.

Siguiendo la tradición platónica, Helena Pimenta y Catherine Marnas se dan la mano para «defender nuestra profesión de forma directa y libre. Disfrutando junto a los espectadores y asumiendo el vértigo de lo cercano», comenta la directora de la Compañía Nacional de Teatro Clásico. Es «El banquete», de Platón, el que da nombre al espectáculo que presenta la CNTC en su sala pequeña (Tirso de Molina) y el que vertebra un montaje que se ciñe a la literalidad para formar el «symposium», entendido en griego como el «beber en común». «Como una tarde entre amigos, con la alegría de los vapores del vino, proponemos al público y a los actores un encuentro alrededor de una gran mesa para celebrar la fábula de la imaginación», define Marnas, directora del Teatro Nacional de Burdeos en Aquitania –responsable de «Le banquet fabulateur», inspirado en «L'Espèce fabulatrice», de Nancy Houston, y germen de la función actual–.

Juntos y revueltos

Eso es «El banquete», un lugar en el que seis actores (Lola Baldrich, Gonzalo de Castro, Manuela Velasco, Aleix Melé, Jimmy Castro y Pablo Béjar) se sientan en una gran mesa mezclados entre el centenar de «comensales» que acude a la cita-cena. «Una reunión fraternal para compartir la ceremonia de la fantasía», describen. Vino, versos y música completan una atmósfera en la que sobresale el teatro: Lope, Calderón, Tirso de Molina, Shakespeare, Molière, Cervantes, Sófocles, Zorrilla... «sirven de hilo conductor para unos protagonistas que reviven las ficciones que nos dan sentido»: de Hamlet a Segismundo y de Celestina a Julieta. Textos clásicos universales a los que ha acudido Álvaro Tato para formar la dramaturgia: «Al principio era un quebradero de cabeza, pero terminó siendo un conjunto de conexiones magistrales entre autores. Todo va unido, como un eslabón, formando un viaje que traspasa la frontera de la fantasía hacia la realidad», explica el responsable de la adaptación.

«Si todos los personajes teatrales son reflejos de nuestro imaginario colectivo, quizá sean los clásicos quienes mejor lo representan; ajenos al paso del tiempo, cada vez más jóvenes en nosotros, los clásicos perviven porque dan voz. Escuchar esa voz, esa herencia viva, y trasladarla a los demás con fidelidad es nuestra responsabilidad», defiende Pimenta.